Pese a que en China ya se terminaron las medidas de aislamiento, sectores claves como el turismo no muestran recuperación. ¿Es la crisis resultado de las cuarentenas?
Extrañamente, esta pandemia se ha caracterizado por visiones parroquiales. A pesar de su naturaleza global y de la tremenda regularidad en los patrones de contagio a través del mundo, las discusiones han solido concentrarse en las particularidades de cada país. La opinión pública en cada país lleva semanas perpleja tratando de entender por qué le está pasando lo que está pasando a ella.
Las discusiones sobre la crisis económica han seguido el mismo parroquialismo. Las cifras que reflejan el desempeño agregado de la economía (e.g. desempleo, quiebra de empresas, confianza) han sufrido un deterioro escandaloso en todos los países del mundo. Sin embargo, en cada país han estallado polémicas acerca de la responsabilidad puntual de los gobiernos nacionales en ello. Si las cuarentenas fueron suficientemente (o extremadamente) fuertes, prontas, o cortas suele ser el foco de la discusión.
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Lastimosamente, en la medida en la que las cuarentenas empiezan a levantarse, es cada vez más claro que éstas apenas pueden explicar una pequeña parte del deterioro inicial en la actividad económica durante esta crisis. Meses después del levantamiento de la cuarentena en China, la actividad de sectores claves, como la recreación y el turismo, no han mostrado mayor señal de recuperación. Un colapso económico de similar magnitud y persistencia se observa en Corea del Sur y Singapur, donde las cuarentenas ni siquiera fueron medidas generalizadas.
La razón de esto es relativamente sencilla, la gran crisis económica a la que parecemos enfrentarnos no es realmente el resultado de la cuarentena puntual que el país de uno ha implementado. Es el resultado de un choque mundial de proporciones gigantescas al aparato productivo y a la confianza de todos los agentes de la economía.
Para el caso colombiano, una forma sencilla de pensar los efectos de un choque externo es mirar su historia económica. Todas y cada una de las grandes crisis económicas del país durante el siglo XX se originaron en choques externos. Ni durante la Gran Depresión en los 30’s, ni durante la Crisis de la Deuda de los 80’s, ni durante la Crisis Financiera Asiática de finales de los 90’s hubo cuarentenas.
Insisto, lo que hubo fueron choques externos. Choques que sumieron a la economía colombiana en años de quiebras masivas de empresas, alto desempleo, aumento de la pobreza, y contracción del ingreso per cápita.
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Existen muchos canales inmediatos a través de los cuales los choques externos afectan la economía colombiana. Por ejemplo, el deterioro en la rentabilidad de las empresas exportadoras o la reducción de ingresos del Gobierno producto de la caída en los precios de los commodities.
Hay muchos otros canales que tienen efectos en la economía nacional meses luego del choque inicial. Por ejemplo, el retorno de migrantes o la reducción en las oportunidades de financiamiento externo de las firmas. En las diferentes crisis del siglo XX algunos de estos canales fueron más importantes que otros. Sin embargo, dada la magnitud del choque del Covid-19, lo más probable es que todos y cada uno de estos canales ya estén afectando al país y lo seguirán haciendo en los meses venideros. Ninguno de ellos se va a interrumpir al terminar la cuarentena.
Ciertamente, tener al país en una cuarentena generalizada no ayuda a navegar nada bien la tormenta internacional que enfrentamos. Por supuesto que sería ideal no estar en cuarentena. No obstante, esperar que al levantarla la situación económica mejore dramáticamente es, cuando menos, una ingenuidad. Una ingenuidad asociada al confort que genera sobredimensionar nuestra autonomía de la economía mundial y nuestra capacidad para regular la sociedad.
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LinkedIn: Javier Mejía Cubillos
Twitter: @JavierMejiaC
*El autor es Asociado postdoctoral en la división de Ciencias Sociales de la Universidad de Nueva York- Abu Dhabi. Ph.D. en Economía de la Universidad de Los Andes. Investigador de la Universidad de Burdeos e investigador visitante en la Universidad de Stanford.
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