En momentos de crisis aplicar estrategias que funcionaron antes es poco efectivo, por eso es necesario actualizar la mentalidad y estimular el potencial creativo.
Para que una empresa sea ágil necesita desarrollar el cerebro de sus colaboradores y actualizar su mentalidad, porque los dinosaurios no toman buenas decisiones cuando se enfrentan a escenarios complejos.
Las últimas décadas las hemos transitado guiados por el pensamiento empresarial (newtoniano) el cual supone que las corporaciones y los mercados son como máquinas, capaces de operar con certeza y previsibilidad, apegándonos a lo estable y controlable, buscando eliminar el riesgo y asegurando el equilibrio.
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Ese pensamiento ya no es efectivo en la nueva normalidad, aquí y ahora la tendencia es la incertidumbre y para actuar de manera efectiva es necesario desarrollar la agilidad estratégica, entendida como la capacidad de responder de manera rápida y apropiada a los retos o impulsar el cambio mientras se mantiene la flexibilidad y el enfoque.
Para lograr esto es esencial que las personas cuenten con las estructuras cerebrales y mentales que les permitan afrontar los retos con la claridad de propósito que requiere un futuro que no se puede predecir.
El desafío de los lideres actuales es lograr navegar a través de una crisis repentina, profunda y generalizada, con un ojo en el presente y otro interpretando las tendencias del futuro cercano, que les exige “reprogramar” sus cerebros y reinventarse a sí mismos como neurolideres.
La agilidad estratégica es la base del neuroliderazgo y se desarrolla a partir de tres elementos claves:
1. Aprender a aprender
Necesitamos actualizar nuestra mentalidad si queremos permanecer vigentes. El cerebro no desaprende, el reemplaza los patrones de comportamiento por otros que considera más efectivos y desactiva con el tiempo los anteriores. Las empresas no pueden mantenerse sostenibles si conservan en sus equipos los hábitos y esquemas mentales del pasado. Volver a cablear el cerebro, tanto individual como corporativo ya no es una opción, es una necesidad.
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Desarrollar la capacidad de aprendizaje autodirigido es fundamental para cada miembro de la empresa “learning by doing” es el nuevo mantra de los ejecutivos ágiles. Es el momento de que cada miembro del equipo active la curiosidad para identificar su necesidad de aprendizaje y se oriente a resolverla mientras implementa los conocimientos que va adquiriendo.
Para lograr un aprendizaje más rápido puede implementar estas estrategias:
- Lectura enfocada: Defina un espacio de tiempo de máximo 15 minutos para leer (única y exclusivamente, sin interrupciones, ni saltos a otras actividades) respire profundamente mientras lo hace para estar plenamente consciente de la lectura, si se distrae tome aire nuevamente y retome en el lugar en el que se dispersó. También puede emplear el ver un video totalmente enfocado. Con esto logra mejorar la atención sostenida una competencia clave para tener pensamiento estratégico.
- Escriba a mano: haga un resumen de lo que entendió de la lectura o el video, no es significativo el tema en los primeros momentos (una semana). Después busque temas que le ayuden a desarrollar sus competencias y en el resumen incluya como puede aplicar lo aprendido en su trabajo, puede dibujar, hacer mapas conceptuales o lo que quiera. Este ejercicio activa nuevas áreas cerebrales relacionadas con la creatividad y la lógica entre otras.
- Comparta: “El que enseña aprende dos veces” dice el refrán, comparta con alguien el tema que estudio así lo reforzara en su memoria y consolidará el conocimiento en su cerebro al resolver las dudas.
2. Agilidad emocional
En el mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) tener una gran experiencia o brillantez intelectual no serán ingredientes suficientes para el éxito. Es necesario saber gestionar las emociones, pues en ultimas todas las decisiones dependen de ellas. Lograr identificar lo que siente rápidamente y la forma como esta emoción, sensación o creencia limitante puede impactar en su desempeño (y en su vida) es un súper poder, para lograrlo pruebe las siguientes estrategias y practique frecuentemente hasta convertirlas en parte de sus respuestas automáticas.
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- Reconozca patrones: piense en situaciones incomodas del pasado en las que no actuó de la manera más inteligente emocionalmente y encuentre patrones que se repiten, tal vez antes de enfurecerse su pulso se agita o siente tensión en el cuello cuando sus ideas son cuestionadas, esas son señales interoceptivas que le envía su cuerpo ante diferentes situaciones, reconozca las suyas en las principales emociones (ira, miedo, tristeza) y ya tendrá el 50 % del control de ellas.
- Analice: una vez identificada la emoción pregúntese ¿qué ventaja tiene quedarse atrapado en ella? o ¿qué ganaría si vuelve al equilibrio? Respire y deje que la emoción pase, por lo general no necesitara más de cinco minutos al comienzo y con la practica en treinta segundos habrá avanzado.
- Saque una lección: siempre que tenga una experiencia negativa aprenda algo de ella, así programa a su cerebro para grabar lecciones que le ayudan a crecer y no señales de alerta que le paralicen o desborden cuando enfrente un momento similar.
Adaptación al cambio
El cambio no se detendrá. Aplicar estrategias que funcionaron en otros momentos es poco efectivo, por eso es necesario actualizar la mentalidad y estimular el potencial creativo que acompaña la incertidumbre.
El cerebro esta clasificando todo el tiempo las situaciones entre amenaza o recompensa, mostrar el cambio como una oportunidad reduce la incertidumbre y con esto la resistencia, pero tenga cuidado de hacerlo de manera genuina o elevara la dificultad de incorporarlo. Mientras el cerebro procesa la información nueva las personas atraviesan por cuatro etapas, la mayoría sin darse cuenta.
- Negación: Los colaboradores pueden negar que sea necesario un cambio y pueden tratar de demostrar que la forma antigua de hacer las cosas es mejor. Esto se debe a que el cerebro no quiere gastar energía y prefiere lo conocido.
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- Inconformidad: Las personas se quejarán de los cambios y buscarán culpables. Si logra mantener el cambio y promover las ventajas de las nuevas formas esta irá disminuyendo.
- Exploración: Una vez se den cuenta que el cambio es inevitable, los colaboradores pueden buscar formas de incorporarlos a sus anteriores formas de trabajo. Cultive la curiosidad, genere grupos para hablar del tema y comparta información de manera frecuente.
- Aceptación: Una vez han probado y superado algunas dificultades las personas comienzan a ver las ventajas del cambio y aceleran el proceso. Este es el momento de ser claros en los tiempos en los que se deben asumir las nuevas prácticas y como los beneficia a todos.
Siempre han existido sujetos a los que la rueda les giro antes, este es el momento de hacer de la neurociencia la aliada para acelerar el desarrollo, estar a la vanguardia y ser de los pioneros en administrar de manera efectiva el órgano más sofisticado del universo, nuestro cerebro y con esto alcanzar la metas sin perder la cordura en el intento.
La invitación es a probar estas y otras herramientas divergentes en la manera de autogestionarnos y ver como es posible transformar un cerebro de dinosaurio en uno 4.0.
Contacto
LinkedIn: Blanca Mery Sánchez
*La autora es máster en neurociencia aplicada al alto rendimiento y la felicidad y directora de la compañía Mente Sana
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