"La inmediatez en las respuestas que nos exige la crisis no puede hacernos perder de vista nuestras metas de largo plazo".
Es una realidad global: el 77% de los delitos de género suceden al interior de las casas. A la violencia contra las mujeres, con cifras crecientes en medio de la pandemia, se suma que son ellas las más vulnerables a fenómenos como el desempleo y la falta de ingresos.
Y mientras líderes de opinión y medios en todo el mundo han hablado de las mujeres como el ‘arma secreta’ contra la pandemia, porque los países que mejores resultados han obtenido con sus estrategias de contención del COVID-19 son gobernados por mujeres, millones de ellas deben pasar la cuarentena con un agresor en un círculo vicioso del que no pueden salir porque su trabajo, la mayoría de las veces informal, ya no le da para vivir. Y, ¿qué estamos haciendo?
Estamos atravesando un momento histórico desde todo punto de vista. Sin embargo, la inmediatez en las respuestas que nos exige la crisis no puede hacernos perder de vista nuestras metas de largo plazo. Hoy no solo recordamos, sino que confirmamos que la equidad de género debe estar al más alto nivel en la agenda de las compañías y ser parte de su propósito. Pero la mirada no puede quedar ahí. La mejor estrategia para recuperar y fortalecer la confianza hacia el futuro, especialmente en un país como el nuestro, en el que las mujeres representan el 58% de la población, es gestionar la crisis con un enfoque de género que vincule a todos los actores sociales: gobiernos, sector privado, movimientos sociales y líderes de opinión.
La problemática tiene profundas raíces socioeconómicas y culturales. De nuestra parte, estamos avanzando en la identificación del comportamiento de más de 5,6 millones de clientas para diseñar programas que respondan a su realidad y cumplan con sus necesidades, especialmente las que más lo necesitan: cabezas de familia, empleadas domésticas, trabajadoras independientes y microempresarias.
Estoy convencida de que el compromiso debe empezar desde lo más profundo de cada organización, con impulso desde todos los niveles. Por eso, he invitado a cientos de mujeres a creer en ellas como motor del país. Desde Bancolombia sabemos que es posible, y por eso hemos consolidado nuestros esfuerzos desde Me la creo, un llamado por la equidad de género y el empoderamiento femenino. Queremos motivar a las mujeres a tomar decisiones y proyectarse siendo conscientes de lo que quieren ser y hasta dónde quieren llegar en su proyecto de vida. Para reforzar ese llamado, dimos el paso, por ejemplo, de crear una línea de acompañamiento a nuestras más de 14.000 empleadas para ofrecerles apoyo en algunas de las problemáticas más sensibles que enfrentan en relación con su género y que se profundizan durante el período de aislamiento por la pandemia del COVID-19.
La reflexión debe continuar. El ritmo de cambio que habíamos alcanzado como sociedad en los últimos años en términos de equidad de género no debe agotarse durante estos meses de crisis. La revisión de eventos de epidemias anteriores como las del virus del zika y el ébola, y crisis financieras como la del 2008 en Estados Unidos, nos dejan grandes lecciones sobre las consecuencias negativas que tiene la desatención de las necesidades de las mujeres en el largo plazo, que se pueden aplicar en este momento para construir nuevas realidades. La seguridad y la estabilidad económica de las mujeres impulsan un círculo virtuoso del que la sociedad entera sale beneficiada.
Contacto
LinkedIn: María Cristina Arrastía.
*La autora es vicepresidente de Negocios de Bancolombia.
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