El coronavirus reveló los límites ya conocidos de la globalización de las cadenas de suministro y provocó la caída de muchas.
Según el Global Risk Report 2020 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), las enfermedades infecciosas se clasificaron por encima del promedio en términos del impacto que podrían causar, pero como el tercer riesgo global más improbable.
A principios de 2019, el WEF y la Nuclear Threat Initiative (NTI) declararon que ningún sistema de salud en el mundo está completamente preparado para manejar una epidemia o pandemia. A pesar del reconocimiento sobre un mayor riesgo para la sociedad, las recomendaciones y advertencias sobre la necesidad de comprender las amenazas de enfermedades infecciosas, como mapear y mitigar su impacto en las cadenas de suministros, han sido ampliamente ignoradas o tácitamente aceptadas.
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Luego de 14 meses, las preocupaciones expresadas no solo se han convertido en realidad, sino que ya han provocado efectos económicos y sociales sin precedentes y aún incalculables. El Covid-19 reveló los límites ya conocidos de la globalización de las cadenas de suministro, provocó la caída de muchas.
A medida que el virus se está expandiendo por el planeta, no solo se han restablecido las fronteras físicas, sino también se han cortado las cadenas de suministro globales a través de decisiones políticas, (a menudo) unilaterales; priorizando los intereses nacionales sobre una solidaridad global. Refiriéndose a la “fuerza mayor”, las decisiones gerenciales siguen caminos similares. Estos recortes limitan el acceso equitativo a los mercados y crean una visión excesiva del riesgo.
Las cadenas de suministro globales ya se vieron afectadas de manera efectiva por dos motivos: primero, por los efectos del cierre de China, que reveló las importantes dependencias de este país; segundo, por la eliminación de la demanda en los mercados impactados sucesivamente por el Covid-19. Los resultados demuestran una división iniciada artificialmente en el aumento de la alta demanda (ej.: suministros para sector de la salud), y una disminución sustancial de la demanda (ej.: turismo, moda).
Los efectos económicos a través de la reducción del poder adquisitivo y el enfoque en lo esencial, así como una reorientación del consumismo están comenzando a surgir. La crisis actual muestra los patrones y efectos de dos conceptos conocidos: a) el efecto látigo, y b) el ciclo porcino. Estos fenómenos reflejan la falta de preparación y la incapacidad de las para reaccionar adecuadamente a las interrupciones en las cadenas de suministro. Solicitar casi de inmediato apoyo gubernamental como reacción a las disrupciones actuales podría destacar tales debilidades estructurales.
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Al principio el Covid-19 se extendió en las regiones más conectadas a nivel mundial, seguido de un efecto en cascada por los países más integrado a los menos integrados, similar a los patrones observados durante la crisis financiera en 2008.
En América Latina, África y las economías menos avanzadas de Asia, los esfuerzos de contención de virus tienen impactos socioeconómicos inmediatos e incluso más directos que en otras regiones debido a los sistemas de protección social limitados o fragmentados. Además, la informalidad en tales economías emergentes a menudo sigue siendo un atributo significativo de las cadenas de suministro globales en busca de reducción de costos y agilidad.
La complejidad de las cadenas de suministro y su falta de transparencia y colaboración ha llevado a un control escaso sobre las causas de disrupción y una menor capacidad para rastrear las consecuencias, particularmente en las economías emergentes. El cambio del idealismo de la globalización, al realismo proteccionista nacional, deja a las economías emergentes persiguiendo las sombras de la torre caída de las cadenas de suministro.
Por sustituir las robustas cadenas de suministro, con un sistema de mayor complejidad, fragilidad y falta de transparencia, surge la pregunta, si el Covid-19 representa la eliminación del ladrillo final que hace que el Jenga de las cadenas de suministro, caiga.
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En un escenario de relanzamiento del proteccionismo motivado por la bioseguridad: ¿cuál es el futuro de las cadenas de suministro globalizadas y el papel de las economías emergentes?; Poner el freno de emergencia en los volúmenes comerciales y la movilidad debe interpretarse como un síntoma, donde la cura de las causas radicará en el rediseño de las estructuras y estrategias de las cadenas de suministro.
Refiriéndose a la metáfora del Jenga, el futuro de la globalización de la cadena de suministro requerirá decisiones sobre cómo (re)diseñarlas: ¿amplia o limitada?, ¿pequeña o alta?, ¿ahuecada o robusta?, ¿compleja o simple?, ¿en mayor o menor proximidad a los mercados? ¿enfocados en costos o valor total?
Contacto
LinkedIn: Marcus Thiell*
LinkdIn: Gordon Wilmsmeier*
*Profesores de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes.
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