Pequeñas acciones como cortar la duración de una reunión, respetar los horarios de trabajo y dedicar un día al completo descanso hacen la diferencia.
La línea que dividía la vida laboral y personal fue borrada, en este momento tenemos un nuevo estilo de vida en el que las tareas del hogar, la crianza y el trabajo conviven en un mismo tiempo y espacio, sin que las exigencias de cada rol se hayan modificado, sin olvidar que estamos en medio de una pandemia que ha afectado la economía, las relaciones sociales y disparado el estrés y la ansiedad a un nivel sin precedentes.
Diferentes estudios realizados en los últimos meses han demostrado que el 91 % de las personas están presentando síntomas de agotamiento emocional relacionado con el trabajo desde casa debido al Covid-19. Muchas de estas personas sienten que no pueden tomarse un tiempo libre para desconectarse, identifican que están pasando más tiempo del habitual en modo trabajo y que las interminables reuniones virtuales, se suman al bombardeo de mensajes y llamadas por todo tipo de plataformas de los compañeros y líderes que tienen la falsa percepción de que al estar las personas en casa se encuentran siempre disponibles.
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Algunos, cuando no logran contactarlos por las plataformas de trabajo, envían un mensaje de WhatsApp o hacen una videollamada, para “perseguir” a la persona hasta que logran obtener una respuesta. Actuar de manera impulsiva en busca de la respuesta del minuto crea entre todos hábitos negativos que hacen que la sensación de estar abrumados se convierta en lo cotidiano de la jornada laboral, detonando una espiral negativa por estar continuamente expuestos a temas laborales.
Las agotadoras reuniones virtuales
Nuestros cerebros se fatigan más en las video llamadas. Todo comunica cuando estamos en una conversación cara a cara, estamos decodificando sin saberlo docenas de señales no verbales, como si alguien te está mirando a los ojos o ligeramente distraído, si está inquieto mientras tú hablas, o si inhala rápidamente en preparación para interrumpir lo que tú dices, estas y muchas otras señales definen el ritmo de la conversación, pero en las video llamadas como eso no sucede te desgasta:
- Tratar de interpretar a otras personas sin las señales no verbales más sutiles como la denominada conciencia de la mirada que nos comunica quién es el foco actual de la conversación, quién tiene la palabra y a quién le toca el próximo turno o si los demás están expectantes tu participación. A pesar de los estados ‘enfocados’ utilizados en softwares como Zoom o Teams para resaltar quien habla, todavía nos falta esa señal comunicativa donde podemos ver hacia donde se dirigen las miradas y tener claro el ritmo de la conversación
- Estar frente a la cámara nos hace sentir fatigados ya que ahí 20 caras frente a ti o en el peor de los casos solo hablas a varios cuadritos negros que tienen voz. Una buena opción para no perder la presencia ejecutiva y no desgastarte es activar la función que solo aparezca en pantalla la persona que está hablando y no distraerte viendo tu imagen y pensando en cuál es tu mejor ángulo.
- Tienes la tentación de realizar varias tareas a la vez navegando por pestañas, leyendo correos electrónicos y respondiendo a chats a escondidas durante las reuniones en línea, lo cual aumenta la carga de procesamiento mental.
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Tiempo fuera
Lograr definir en qué momento inicia y termina “el horario laboral” es un reto para las compañías, no es sostenible la “disponibilidad permanente” si no se quiere tener una crisis de ansiedad masiva en la empresa.
Son múltiples las exigencias y los cambios a los cuales es necesario adaptarse en este momento y si se puede reducir la carga emocional modificando algunas conductas esto potenciara la productividad y bienestar de los colaboradores. Dejar claro con los líderes y entre los equipos que por salud mental hay que aprender a comunicarse de una manera diferente. Respetar los espacios privados mínimos antes de iniciar la jornada, durante el almuerzo y en las noches y los fines de semana puede ser una inversión inteligente. Cada empresa es un mundo diferente, pero llegar a acuerdos sobre la comunicación es muy importante en pro del bienestar.
Recuperarse del agotamiento emocional
El agotamiento es un estado de cansancio crónico a nivel físico, mental y emocional causado por el sobreesfuerzo y el estrés excesivo y prolongado. Para recuperarse primero es necesario identificar las principales características de este estado y aunque todos respondemos diferente ante el estrés puede sentirse identificado con algunas de las siguientes expresiones:
- Falta de motivación.
- Sensación de estar saturado de todo.
- Disminución en la productividad.
- Irritabilidad por pequeñas cosas o sin motivo aparente.
- Cansancio después de dormir: pasar varias noches seguidas sin sentir que se recargo de energía después de 7 u 8 horas de sueño continuo.
- Asiliencia (distorsión de la visión real de sí mismo demostrando la incompetencia de la persona para resolver problemas y para alcanzar sus metas, haciendo que se obtengan resultados negativos ante la adversidad)
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Hay acciones que son posibles de implementar para recuperarse del agotamiento, la clave está en la persistencia en la incorporación de estas en la vida diaria, si la excusa es no tener tiempo reduzca una reunión diez minutos, levántese un poco antes o reserve un espacio en la noche para entrar en calma, esto es clave para poder obtener la recuperación y mantener el bienestar.
- Active la relajación. Hay muchas actividades que le permitirán relajarse desde tomar un baño de agua caliente, disfrutar de un masaje, hacer yoga, meditar o escuchar música elija uno y disfrútelo lejos de las pantallas.
- Respire. La mente genera las emociones, pero la respiración calma la mente, tómese un espacio para respirar lenta y profundamente, esto lo puede hacer antes de empezar a trabajar, al medio día después del almuerzo o en la noche antes de dormir, con esto activa el sistema parasimpático que es el encargado de la relajación, si no prefiere ser guiado en las redes puede encontrar diferentes audios para hacerlo.
- Muévase. Estírese al levantarse, camine siempre que pueda, levántese cada hora de la silla, mire por la ventana, haga flexiones, sentadillas o baile, su cuerpo necesita movimiento para poder funcionar adecuadamente, con diez minutos de actividad física aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y mejora su estado de ánimo, creatividad y memoria.
- Cuide sus relaciones. Tener una red de apoyo con la cual desahogarse en un mal día puede ser altamente reconfortante pero no solo puede acudir a sus familiares y amigos para liberar tensiones, actué de manera generosa haga una llamada para saber cómo están y si puede apoyarlos en algo, esto le generará satisfacción de ser útil.
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- No haga nada. Elija un día para no hacer nada productivo, simplemente consiéntase, vea sus programas o series favoritas y suelte el control, no vea el correo, no revise las redes, tan solo deje que su cuerpo se recupere, aliméntese de cosas que disfrute y haga de ese espacio su oasis de calma.
Si después de tomar estas acciones por un par de semanas no siente ningún cambio es la hora de alzar la mano y pedir ayuda terapéutica seguro que un buen profesional de la salud mental le ayudara a volver fortalecido, para saber si ha mejorado revise algunos aspectos clave como su calidad del sueño, su nivel de energía y su motivación con el trabajo y recuerde que es posible tener productividad con bienestar.
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LinkedIn: Blanca Mery Sánchez
*La autora es máster en neurociencia aplicada al alto rendimiento y la felicidad y directora de la compañía Mente Sana
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