"Toda la cancha esta revuelta, todo el poder del fútbol nacional está temblando y los clubes siguen enfrentando dificultades económicas".
Imaginemos un país donde el fútbol sea solo un juego que da alegrías y une a la gente. Imaginemos que los clubes son entidades deportivas y sociales, que a sus dirigentes les interesa el bienestar de los jugadores y jugadoras, que se enfocan en los jóvenes y en la formación de nuevos talentos. Imaginemos unas autoridades que velan por el bienestar del deporte y de todos los actores involucrados. Imaginemos una estructura deportiva que, realmente, no existe.
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Cuando esta semana salió la sanción por el escándalo de la reventa de boletas para las eliminatorias al Mundial de Rusia del 2018 en el que están involucrados los todopoderosos dirigentes Luis Bedoya, Ramón Jesurún y Álvaro González Alzate, no me sorprendí, una noticia como esta, además de ser de suma gravedad y de que va a generar heridas muy profundas y transformaciones, a muchos de los que seguimos el fútbol desde hace años nos suena como a disco rayado. La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) impuso multas por 18.000 millones de pesos en el proceso por conducta anticompetitiva contra la Federación Colombiana de Fútbol y sus máximos jerarcas; desde luego viene ahora un proceso de apelación y de defensa, pero la estocada ya fue dada. Entre tanto en Dimayor muchos piden la cabeza de Jorge Enrique Velez, presidente de la institución, las tensiones políticas van y vienen e incluso el Ministerio del Deporte ha tenido que intervenir, y más recientemente sugirió que los actuales mandatarios del fútbol dieran un paso al costado mientras se aclara toda la situación en la que están envueltos. Y mientras la FCF y sus dirigentes indican que no hay pruebas suficientes y que recurrirán a otras instancias para apelar la sanción, en redes sociales Jesurún Jr. puso el picante que hacía falta con este tuit: “Somos un país tan atrasado, que la reventa de boletas es un delito, cuando en países desarrollados es absolutamente legal y fuente de ingreso para muchos estudiantes por ejemplo. ¿Por qué nadie habla de eso en Colombia? Movamos nuestra economía. Desatrasémonos”, escribió… ahh y luego lo borró.
Toda la cancha esta revuelta, todo el poder del fútbol nacional está temblando y los clubes siguen enfrentando dificultades económicas tratando de arreglárselas para cumplir con los protocolos de bioseguridad y empezar de nuevo a jugar. Los jugadores quieren volver al campo, los técnicos quieren trabajar, los dirigentes necesitan poner a rodar el balón, los patrocinadores quieren ver sus logos en la cancha y los uniformes, los medios necesitan de qué hablar. En medio de la tempestad la buena noticia fue la asignación de un presupuesto de Dimayor de 1.400 millones de pesos para la realización de la Liga femenina que junto a lo ya anunciado que daría el Ministerio del Deporte, otros 1.400 millones, serían la base de una liga con todas las garantías, aunque aún no se han definido fechas ni sistema de juego. Ver para creer, el trabajo apenas comienza. No basta con tener el dinero, ahora se necesita organizar el tema contractual, regular la correcta profesionalización y garantizar el desarrollo y la continuidad de este deporte en el país. Todo paso a paso y acá se dio uno supremamente importante.
¿Algún día seremos los dueños de la fiesta?
Y a todas estas, está claro que el fútbol es una gran industria y un enorme negocio. Muchas dudas surgen. ¿Cómo impactará toda esta revolución a las inversiones y los ingresos de las instituciones? ¿Cuál será la posición de los patrocinadores ante el escándalo interno? ¿Llegará el dinero de los derechos internacionales de TV? ¿Seguirá el canal Premium? Con tanto ruido, tantos desafíos, tantos aspectos que están cambiando y se están replanteando, y en un momento donde se habla de la nueva normalidad, de la reinvención, y de no volver a lo que éramos antes, ¿qué salida tiene el fútbol colombiano? Algunos hoy solo claman que haya borrón y cuenta nueva.
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LinkedIn: Carolina Jaramillo Seligmann
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*La autora es fundadora de Score Sports, compañía consultora de marketing deportivo.
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