El no ser flexible al cambio y el hacerse el sordo puede ser nefasto para el equipo que lidera en esta coyuntura tan compleja.

La llamada nueva normalidad ha develado, entre otras cosas, la manera como el liderazgo marca una diferencia importante en aquellos equipos de trabajo que logran sobreponerse a las condiciones y continuar siendo altamente productivos. Tal como lo expone Hogan, la empresa norteamericana dedicada a la investigación de la personalidad en el trabajo, el liderazgo tiene consecuencias financieras porque la personalidad del líder impacta los indicadores de desempeño de los negocios.

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Si además de la anterior premisa, entendemos que las empresas comienzan a desarrollarse en circunstancias de volatilidad, Incertidumbre, complejidad y agilidad (las llamadas competencias VUCA) el estilo de dirección en un equipo de trabajo pasa a un nuevo estadio de desarrollo. En este escenario, quisiera resumir cinco errores en los que el líder ya no podría incurrir:

  1. El control: El teletrabajo vino para quedarse y con él la confianza que se necesita tener sobre las personas y su metodología para desarrollar el trabajo esperado. Aquel líder que sólo se sentía seguro si tenía todo bajo control y giraba alrededor de la micro gerencia, debe entender que así no podrá continuar.
  2. Yo soy así: El temperamento del líder no puede afectar el desempeño del equipo. Si eso venía sucediendo, ahora hay que entender que no se debe desgastar a un equipo por un mal carácter de su líder. La fórmula del cambio está en que esta persona sea consciente de que no es cambiar el temperamento, es modificar los comportamientos con los cuales este se ve reflejado en la interacción con los demás, porque son sus conductas las que producen el impacto negativo.
  3. Exceso de orientación a resultados: a pesar de que las competencias VUCA requieren definitivamente personas altamente orientadas a los resultados, jefes indiferentes o lejanos de las personas, erosionan el nivel de engagement y pertenencia de estas, al estar bajo la modalidad del trabajo virtual. Por ello, es necesario que los líderes repiensen la manera para atraer, mantener y conquistar continuamente a sus buenos empleados.
  4. Hacerse el sordo: si es usted es la clase de persona que se ve al espejo, sabe que debe cambiar en su estilo de liderazgo para evolucionar, y aún así desvía la mirada y “deja así” atenido a múltiples explicaciones del porqué el cambio no le conviene, tendrá que entender que ese juego caducó. Mírese al espejo, defina en qué debe cambiar para ser un mejor líder y tome cartas en el asunto.
  5. Sálvese quien pueda: no son pocos los casos de personas que, siendo buenos empleados, han perdido productividad porque vivir en cuarentena no es lo suyo. En la guerra por el talento que se vendrá en los próximos meses. Las empresas no se pueden dar el lujo de perder personas talentosas que, con un poco de ayuda frente a una nueva forma de trabajo, retoman su nivel. Desarrollar a otros será una de las competencias muy valoradas de aquí en adelante.

Seguramente estarán de acuerdo que este primer semestre del 2020 ha mostrado cual vulnerable somos y cuan cambiante puede ser nuestro estilo de vida. Esta reflexión, nos lleva a ver la diferencia entre liderar en una oficina, de manera presencial y en condiciones mediamente predecibles, a liderar remotamente y además en condiciones de una alta incertidumbre que marcan directamente un estado de ánimo especial y nos enfrenta a nuevas formas de lograr los resultados.

Ser un líder acorde a la nueva normalidad hará una gran diferencia en un futuro entre las empresas que desean convertirse en grandes lugares para trabajar.

María Paulina Bayona Flórez
Mentora y Coach
CHANGE MASTERLY (www.changemasterly.com)