Durante la pandemia más personas se han mudado a los pagos digitales o con tarjetas. El reto ahora es sostener la confianza del consumidor .

La tendencia alrededor de la virtualización y digitalización de comercios, servicios o, incluso, el trabajo, precede a la pandemia del Covid-19.

Luego de que la sociedad enfrentara varias semanas de aislamiento, estos procesos presentaron una aceleración natural, donde la tecnología ha jugado un rol vital, a punto de haber permitido el sostenimiento de un sinnúmero de negocios, que buscaron innovar rápidamente en la forma como (re)encontraban a sus mercados y transaban con sus clientes. Además, al montarse a vender online y recibir pagos electrónicos, muchos comercios lograron permanecer solventes y atravesar mejor esta crisis económica.

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A su lado, el consumidor también cambió su comportamiento, realizando compras online por primera vez en categorías nuevas. Americas Market Intelligence (AMI) anticipó en marzo que “en América Latina, la compra online de artículos básicos (supermercado, farmacia y suministros para el hogar) crecerá 47 % más que 2019, mientras que el sector minorista en general se reducirá 3 % “.

Además, se estima que los mayores aumentos se estarían registrando en las aplicaciones de envíos, las que posiblemente aumenten 150 % o aún más, respecto al volumen registrado en el 2019”.

Los consumidores de esta región igualmente están ejerciendo prácticas de pago más limpias y cambiando su método de pago preferido en los comercios físicos de efectivo a tarjetas. Durante Covid-19,72 % de los consumidores prefiere el uso de tarjetas de débito, 63 % tarjetas de crédito, por encima del 44 % que prefieren efectivo, de acuerdo a una investigación de mercado realizada por Visa en el mes de abril.

Esta aceleración que hemos visto durante la pandemia frente al uso de los pagos digitales y el comercio electrónico, además se suma a un comportamiento que ya veníamos observando en la Región desde el principio de este año, donde en Colombia, Perú y Ecuador, en Visa registramos un crecimiento del 30 %, 15 % y 37 %, respectivamente, de nuevos usuarios activos de comercio electrónico entre enero y marzo del 2020, en comparación al mismo periodo en el 2019.

Ahora, el reto está en sostener esa confianza del consumidor y continuar conectando cada vez a más segmentos de la sociedad.

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Con todo este cambio, nosotros, los diferentes actores del ecosistema de pagos, entre bancos, empresas de adquirencia, franquicias, comercios, fintechs y Gobiernos, debemos asegurarnos que los progresos recientes se vuelvan permanentes en cuanto a la forma en que las personas compran, trabajan, se capacitan e interactúan con otras personas y marcas.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer para permitir que la economía se siga movilizando bajo esta “nueva normalidad” y beneficiando a todos los sectores y personas de la región?

Como industria de pagos digitales, debemos ahondar esfuerzos y pasar de la decisión a la acción. Para ello, es fundamental que todos los actores trabajemos en tres frentes:

  1. Diseño de planes y estrategias que permitan priorizar las acciones necesarias al continuado desarrollo del ecosistema de pagos digitales y que generen mayor valor para la sociedad y la economía de cada uno de los países de la región, alineando esfuerzos de empresas privadas a los de autoridades y entes reguladores.
  • Implementación de tecnologías innovadoras que permitan acelerar el proceso de adopción de pagos digitales y el fortalecimiento de la infraestructura. En este contexto se encuentran soluciones que apoyan la bancarización, tales como la emisión de credenciales virtuales y nuevos métodos de pago como códigos QR, pagos basados en dispositivos inteligentes, pagos persona a persona o dispersión de fondos.

    Cualquiera de estas soluciones tiene como supuesto básico proteger la información del consumidor ante posibles ataques cibernéticos, al mismo tiempo que ayudar a consumidores y comercios a evitar contactos físicos y así contribuir a la protección de su salud.
  • Pedagogía y promoción de comportamientos más seguros frente a las compras online y el uso de pagos digitales, brindando soporte y sosteniendo comunicación permanente en cada punto de la cadena de valor.

Todos en la industria tenemos que trabajar más unidos y fortalecidos que nunca, en beneficio de la sociedad y la economía. Las decisiones que tomemos ahora y las acciones que emprendamos como industria son cruciales para seguir conectando a las personas, los comercios y las economías.

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LinkedIn: Nuno Lopes-Alves
*El autor es Vicepresidente Senior de Visa para la Región Andina.

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