Juan Gabriel Pérez, director ejecutivo de Invest in Bogotá, habla sobre cómo se mueve la inversión en épocas del Covid.

Las agencias de promoción de inversión (API) están llamadas a asumir “gran parte de la carga de ayudar a reconstruir las economías y reemplazar los empleos perdidos, en respuesta a este desafío sin precedentes”. Así define en una reciente edición la revista Site Selection el papel que deben jugar las agencias de promoción en medio del delicado panorama económico que está dejando a su paso el Covid-19.

Entendiendo que la Inversión Extrajera Directa (IED) genera grandes beneficios para las economías receptoras, incluyendo incrementos de la productividad, transferencia de conocimientos y de tecnología, impulso al comercio exterior, desarrollo del capital humano y generación de empleos, las API son un puente fundamental para que las empresas hagan un tránsito más fluido hacia los destinos de inversión.

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Sin embargo, como está pasando con muchas industrias y sectores económicos, la promoción de inversión también está aprendiendo lecciones de la actual pandemia y requerirá ajustarse a una nueva realidad en la que la manera de hacer negocios se está transformando.

Uno de los cambios que aceleró la actual coyuntura fue la digitalización de los servicios que prestan las agencias de promoción. Las teleconferencias y las visitas virtuales van a ser la constante, por lo que ahora es fundamental contar con herramientas que permitan gestionar las relaciones con los inversionistas de manera remota. En línea con esta digitalización, también será necesario impulsar la virtualización de los procesos gubernamentales, de manera que la imposibilidad de realizar visitas físicas no sea un obstáculo para obtener información, licencias o permisos de operación.

Los cambios en la dinámica económica que ha traído el Covid-19 pueden inducir la necesidad de revisar los sectores priorizados para la promoción de inversiones. Muchas de estas priorizaciones ahora estarán enfocadas en la reactivación de las economías y la mitigación de los efectos de la pandemia, y podrían enfocarse en atender a los sectores más afectados o aquellos que demostraron potencial en medio de la crisis.

Además, el apoyo y acompañamiento a startups, la retención y la expansión de los inversionistas instalados y la facilitación del relacionamiento entre empresas extranjeras y empresas locales aparecen también como tareas en las que las API tienen mucho por aportar.

Si bien antes de la llegada del Covid-19 muchas agencias de promoción ya estaban en la búsqueda de proyectos de IED que generarán mayor impacto positivo en la economía local y apoyo al crecimiento sostenible y ecológico, las condiciones actuales refuerzan la necesidad de que se focalicen esfuerzos en atraer proyectos de inversión que estén alineados con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Finalmente, las mejoras del clima de inversión se vuelven una herramienta cada vez más valiosa para procurar un entorno de negocios atractivo que permita la una reactivación económica exitosa. Este rol de promotores de un ambiente de negocios más atractivo genera que además las API funcionen como articuladores entre el sector público y el sector privado, papel que debe fortalecerse para responder mejor a la demanda de ambos sectores. Al lograr establecer lazos más estrechos entre los sectores público y privado, esta labor resultará más sencilla y podrá tener mejores resultados en términos de generar mercados más abiertos, transparentes y bien regulados.