Una máxima del cofundador de Apple se ha convertido en mito en Silicon Valley: hay que trabajar sin excusas, con mentalidad de vicepresidente.
El fundador de Apple Steve Jobs solía dar a los empleados de la compañía un pequeño discurso cuando eran promovidos a vicepresidentes dentro de la organización. Es algo que se ha vuelto casi una leyenda en Silicon Valley y hoy en día se conoce como “la diferencia entre el conserje y el vicepresidente”.
Jobs solía empezar sus charlas diciendo al nuevo vicepresidente que si la basura de su oficina no se sacaba con regularidad por alguna razón, le preguntará al conserje cuál podría ser la razón de dicho problema. El conserje podría responder razonablemente diciendo: “bueno, se cambió la cerradura de la puerta y no pude conseguir una llave”, o “ayer me asignaron otra tarea imprevista y por ende no tuve tiempo para hacerlo”.
Lea también: Cómo capitalizar la oportunidad del trabajo remoto en esta pandemia
Para el empresario estas definitivamente serían respuestas que podrían irritar a cualquier persona, no obstante eran razones comprensibles de por qué el conserje no había podido realizar su trabajo. “Como conserje, se te permite tener excusas” – continuaba Jobs.
“Cuando eres el conserje, las razones importan”, decía Jobs a sus nuevos vicepresidentes. “Sin embargo, en algún lugar entre el conserje y el director ejecutivo, las razones dejan de importar, y este punto de inflexión se cruza cuando te conviertes en vicepresidente”. En otras palabras, esta corta conversación dejaba muy claro que a partir de ese momento no había excusa para fallar.
En el mundo en el que vivimos hoy en día no hay espacio excusas. Los negocios serios requieren hechos, datos de respaldo y lo que es más importante, resultados. A nadie le preocupa tu historia, solo importa asegurarnos de que las cosas avancen con una tendencia a la alta. No obstante esta no es una idea nueva. Esta narrativa impulsada por los resultados ha existido y en la práctica desde hace un tiempo atrás y ha caracterizado las culturas del 100 % de las empresas que hoy lideran la economía global.
Lea también: Vender y construir, las nuevas variables de la ecuación del éxito
Dicho esto, el punto que quiero ilustrar con la historia de Steve Jobs es que este tipo de “mentalidad de vicepresidente” es más relevante hoy que nunca. Las razones no deberían importar mucho. Elon Musk lo ilustró en una entrevista de una manera que considero impecable: “cuando algo es lo suficientemente importante, lo haces incluso si las probabilidades no están a tu favor.”
No podemos seguir esperando a que seamos nombrados vicepresidentes; debemos migrar hacia una mentalidad de responsabilidad extrema donde las excusas tengan poco o ningún peso. Solo resultados. Mi invitación es a tener esto en cuenta para nuestro próximo proyecto.
Somos más responsables de nuestro futuro inmediato de lo que nosotros o quienes nos rodean podrían llegar a pensar. Miremos los obstáculos como oportunidades, empecemos nuestro día por hacer lo más difícil, o, como dice Steve, pensemos como debería hacerlo un vicepresidente. No importa lo que diga en nuestra tarjeta de presentación.
Lea también: Invención vs. Innovación
Contacto
LinkedIn: Santiago Aparicio
*El autor es cofundador de Fitpal,la plataforma que permite acceder a una oferta de más de 90.000 servicios deportivos (clases y gimnasios) en un solo lugar y por un costo fijo mensual.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.