Esta empresaria, quien lidera Terpel, la segunda empresa más grande del país, es una de las 50 mujeres poderosas de Forbes Colombia 2020.

Sylvia Escovar
Presidenta de Terpel

Apenas comenzaba el año cuando un taxista apareció en un video mandando a las mujeres conductoras de Uber a lavar y planchar, y entonces, un trino de Sylvia Escovar se volvió viral: “Se equivocan los que circunscriben las labores femeninas únicamente en las labores domésticas. Yo lavo, plancho, cocino, soy mamá de tiempo completo, y a la vez presidente de la Organización Terpel”.

Si hay una mujer con un contundente liderazgo en el empresariado, es ella. Tiene asientos en las juntas directivas de ETB, Bancolombia y Geopark; es la única en el listado de los 10 líderes mejor valorados de Merco en Colombia y, bajo su guía, Terpel es la segunda empresa en ingresos del país, después de Ecopetrol, con ventas superiores a los 17 billones.

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“Es el fruto de años de trabajar con convicción, con pasión y con perseverancia alrededor de una estrategia de negocio cuyo foco son las personas”, le dijo Escovar a Forbes al acentuar que han trabajado en nuevos imaginarios en el negocio, con nuevos servicios en canales tradicionales, productos innovadores y el lanzamiento de la estrategia de movilidad eléctrica.

Ella considera que Colombia va por el camino correcto en materia de género, al pasar de estar en el puesto 40 del Global Gender Gap Index en 2018, al puesto 22 entre 153 países en 2020. Sin embargo, cree que a lo largo de la historia se vienen repitiendo paradigmas que se reflejan en la tasa de participación laboral, que para las mujeres es de 53 %, mientras que para los hombres es de 74 %.

“Como mujer que lidera una compañía sensible a los temas de inclusión y equidad, hay una enorme responsabilidad para generar cambios que permeen en el sector y en el país”, señala.
Lamenta que la pandemia esté afectando más a las mujeres que a los hombres, por mayor desempleo femenino, mayor violencia intrafamiliar, menor calidad de educación, entre otros aspectos.

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“Diversos estudios muestran el potencial que las empresas y los países tienen, en términos de productividad y bienestar, si logramos avanzar más rápidamente en la incorporación de mujeres en cargos directivos”.

Con la pandemia del Covid-19 pasó de trabajar en su oficina con muebles ergonómicos y ventanales con vista a los cerros orientales de Bogotá, a invadir el comedor de su casa en un primer piso sin mucha luz utilizando un arrume de cajas de huevo para subir o bajar su computadora. No obstante, con estos cambios, cuenta, ha acelerado su entrenamiento en nuevas tecnologías, con mayor flexibilidad en horas de lectura, análisis de información, adoptando mejores hábitos de comida, oportunidades para solidarizarse con muchas causas sociales, escuchando los ladridos de su perro en medio de las reuniones y recibiendo intempestivas visitas de sus hijos o de su novio. La describe como una vida muy atareada, pero a la vez “más humanizada”.

Confiesa que, iniciando la emergencia sanitaria, la necesidad de tomar decisiones rápidas y la facilidad de conectarse a cualquier hora, llevó a que se esfumaran los horarios de trabajo y junto a su equipo, trabajaba casi 24 horas, lo cual “fue extenuante y poco saludable”. Eso hizo que limitaran las horas de trabajo y respetaran las horas de descanso.

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“Estudios muestran el potencial que las empresas y los países tienen en términos de productividad y bienestar, si logramos avanzar más rápidamente en la incorporación de mujeres en cargos directivos”

Los problemas han estado ahí. Con los bloqueos, en el sector de distribución de combustibles las ventas de gasolina llegaron a tener caídas hasta del 70 %. Por ello Escovar ha dedicado los últimos meses ha asegurar la sostenibilidad del negocio, cuidando la cadena de abastecimiento desde el producto hasta el distribuidor en la estación de servicio, coordinando alivios a la presión de la caja en cada eslabón. Cuando el 75 % de los colaboradores se fueron a teletrabajar a sus casas, con todos los retos de dotación que eso implica, ella se enfocó en transmitir seguridad y optimismo.

“Juntos, logramos cosas impensables y el bienestar de la sociedad depende de todos. Aprendemos a valorar todo aquello que damos por sentado que tenemos”.