La consultora de Felicidad y 'best-seller' colombiana Sylvia Ramírez habla con Forbes sobre esas pautas de liderazgo personal que expone en sus libros.

De su boca salen todos los días mensajes que inspiran a otros y su optimismo se proyecta frecuentemente ante cámaras de televisión, micrófonos de radio y -sin límites- en redes sociales; especialmente en LinkedIn, plataforma en la que es considerada como una de las figuras más influyentes del habla hispana por los casi 100.000 seguidores que, diariamente, ahí la acompañan.

Sin embargo, Sylvia Ramírez, que arrasó las librerías -físicas y virtuales- de Colombia con su libro ‘Felicidad a prueba de oficinas’, se llenó de incertidumbre a principios de este año, al igual que el mundo entero, cuando apareció la pandemia y las conferencias, que son su principal fuente de trabajo, se cancelaron.

“Se puso a prueba todo lo que enseño”, comentó a Forbes Ramírez vía videollamada hace unos días. “Cuando empezó la desesperación hice un ajuste, empecé a relacionarme con la situación de no poder trabajar para dejar de ser víctima. No me dolía tanto parar sino saber cuánto iba a durar. Pero me dije a mí misma; hay angustia pero su vida no está en peligro, aprendí a vivir con la incertidumbre”.

Lo que siguió es que tuvo tiempo suficiente para trabajar un nuevo libro que venía trabajando desde hace dos años y que ya salió a la venta, el cual llamó ‘Manifiesto de felicidad’, presentando ocho declaraciones de liderazgo personal que invitan a los lectores a hacerse preguntas y detener esas interferencias que alejan a las personas de vivir felices.

“Si bien es cierto uno no puede decidir lo que le pasa, hay otras cosas que uno siempre puede decidir, como quién es uno en relación con su vida”, explica Sylvia. “Cuando uno cae en el desempleo uno puede caer como una víctima, verlo como la peor maldición o ser ingenuo de decir que es la mejor bendición, o irse a la mitad, tomar una decisión asegurándose como persona”.

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Ella expone el amor propio como una póliza de seguro porque, aunque no garantiza que no vaya a pasar algo, si asegura que en caso de daño, el patrimonio emocional no quede tan afectado. “Lo que uno está viendo y viviendo es lo que uno debe ser capaz de administrar”.

Sylvia argumenta que la felicidad es un asunto de topografía de administración de uno mismo. “Uno es deliberante en la creación de las condiciones de vida. La vida se compone de lo que uno va diciendo, no en lo que le va pasando a uno”.

En sus conferencias y libros, ella recalca que la felicidad no es algo que uno obtenga de las circunstancias, sino que es algo que uno pone con su actitud. “Lo normal es ser feliz”, apunta. “Usted sabe que tiene hambre o frío porque no es lo que tiene en condiciones normales. Lo mismo pasa con estar triste o de mal genio, lo normal es no estarlo”.

“Lo más importante es que para ser feliz hay que empezar por ser feliz”, concreta la también consultora.