El periodista y analista político Brian Winter participó en el encuentro SAP CFOs, en donde debatió junto a académicos y empresarios de alto nivel las razones por las que aún en plena pandemia se puede ser optimista sobre la situación de América Latina.

Como sociedad ya asumimos que el 2021 será un año de austeridad y recuperación luego de vivir la dura crisis económica que golpeó al mundo por cuenta de la pandemia del coronavirus este 2020.

América Latina, lastimosamente, tendrá que poner mayor esfuerzo en esta labor luego de ser el punto cero de la pandemia mundial, con seis de los 10 brotes más letales del mundo (Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador, Chile y México) por número de muertes per cápita, según la base de datos de Johns Hopkins.

Asimismo, se espera que las economías de la región se contraigan más de un 8 por ciento en promedio. Un panorama dos veces peor que el Estados Unidos y más complejo que el de cualquier otra región del mundo, excepto la zona euro, según el Fondo Monetario Internacional.

La situación de desempleo, pobreza y deuda es tan compleja que solo puede compararse con lo ocurrido el 2001 y 2002, cuando la crisis argentina le costó a ese país el 20 % de su producto interno bruto, y uno de cada tres argentinos llegó a estar desempleado. Mientras que, en Colombia, el gobierno casi se quedó sin dinero en efectivo para pagarles a los trabajadores y las Farc estaban en su apogeo, con un récord de secuestros y atentados con bombas en los meses previos a la elección de Álvaro Uribe.

Pero aún con todos estos elementos, hay quienes creen que una parte del pesimismo sobre las perspectivas de la región es exagerado. Ese es el caso del periodista Brian Winter, analista político experto en América Latina, quien participó en el encuentro SAP CFOs, organizado por SAP con el ánimo de generar espacios de debate entre directivos y académicos de alto nivel sobre los principales retos económicos y sociales que vive el mundo en la actualidad.

Durante la charla, Winter explicó ¿cómo es que es posible para él ser optimista en circunstancias como las generadas este 2020? “Creo que la próxima década será difícil para la región, llena de desafíos; pero quizás no el apocalipsis que muchos esperan hoy”, explica. Esto, según señaló, está fundamentado en cinco grandes elementos, que no dependen de lo que ocurra políticamente en los países de la región, y que tienen gran influencia en el desarrollo de los territorios.

  1. Mayor educación

Para el experto, esta es quizás la razón más importante por la que el optimismo debe mantenerse. El porcentaje de jóvenes en Latinoamérica que están matriculados en instituciones de educación superior se duplicó entre 1991 y 2010.

“Ninguna otra región del mundo ha visto algo así. Hace veinte años, las tasas de educación superior de América Latina eran comparables a las de Asia Central; hoy se han adelantado”, explica. Según datos del Banco Mundial, en los últimos 20 años se han abierto más de 2.300 nuevos institutos de educación superior en la región.

“Es cierto que hay dudas sobre la calidad de la educación, que es muchas veces desigual, así como también lo es que la pandemia está obligando a muchos de los estudiantes a abandonar las escuelas para ayudar a mantener a sus familias. Pero esta nueva generación puede seguir siendo la mejor esperanza que hemos visto para finalmente mejorar la productividad en América Latina”, agregó.

  • Crecimiento tecnológico

Otro aspecto que mantiene optimista a Winter es el crecimiento de la tecnología móvil, “que parece destinado a favorecer a América Latina, dadas sus altas tasas de uso”, indica. De acuerdo con el experto, muchos pronostican que la región “saltará” etapas de desarrollo en áreas como fintech y banca móvil. Además, podrá aprovechar un periodo de tasas de interés globales bajas sostenidas, que impulsará a los inversores a buscar un mayor rendimiento en lugares más riesgosos.

  • Bajas tasas de interés

“Las tasas de interés en este momento son bajas y deberían seguir siendo así por un largo periodo de tiempo, eso podría beneficiar a la región en cuanto inversores internacionales busquen rendimientos más altos”, comentó el periodista. Esta situación, aunque no tiene ningún éxito garantizado, abre una posibilidad que ya empieza a mostrar sus primeros efectos.

  • Cambios políticos

Para Winter una de las debilidades más evidentes de la región en este momento es el “deficiente liderazgo a nivel presidencial”, pues los mandatarios “se están centrando en las guerras culturales, aferrándose a viejas y desacreditadas ideas sobre la economía”.

Pese a esto, el analista destaca que en muchos países las instituciones democráticas están demostrando ser resilientes, ayudando a reparar algunas de esas deficiencias, como se vio en Chile, que aprobó su cambio de constitución, o en Brasil, en donde los líderes del Congreso aprobaron casi por sí solos una importante reforma de las pensiones en 2019.

  • Nuevos empresarios

La última razón está relacionada con el cambio de valores en el sector privado, indica Winter. Los líderes empresariales de la región, especialmente los más jóvenes, se están dando cuenta de la necesidad de liderar en ciertos temas que no pueden ni quieren dejar en manos de los políticos. Esto, dice, genera cambios inminentes en materia de comercio, integración y calidad de vida.

“No espero milagros en ninguno de estos frentes, teniendo en cuenta que la corrupción no ha desaparecido, pero se debería ayudar a crear un entorno empresarial más transparente y justo, con menos oligopolios y acuerdos internos que han sofocado el crecimiento y el espíritu empresarial en las últimas décadas. Creo que hay al menos algunas razones para la esperanza”, concluyó.