Carlos Alberto Santana, cofundador y CEO de Acsendo, reflexiona que las presiones del 2020 derivaron en eficiencias y aumentaron la productividad de los equipos de trabajo.

Recortes de personal, implementar trabajo remoto o cambio de funciones fueron algunas de las decisiones que líderes empresariales tuvieron que tomar en términos de recursos humanos para mantener a flote las operaciones de las organizaciones durante el surgimiento de la pandemia del COVID-19.

Carlos Alberto Santana, cofundador y CEO de Acsendo, una plataforma que ayuda a optimizar la gestión y evaluación del talento humano sostiene que se trató de un año de aprendizajes que incidió en la productividad. “La gran enseñanza es que las empresas nos vimos obligadas a ser más productivas. Aún cuando se consolide la recuperación económica, esa es una gran ventaja, porque los nuevos colaboradores que se integran lo harán de una forma más productiva”.

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Sin importar la industria, la mayoría de las compañías acuden a indicadores financieros, dividiendo sus ingresos entre el número de empleados y comparándolo con otras empresas del mismo sector para identificar si se está mejor o peor que la media en el mercado.

Lo que se empezó a ver es que, las empresas que se vieron obligadas a reducir su nómina al ver disminución en sus ingresos, observaron que el aporte por empleado a la facturación total aumentó. “En términos generales hemos visto que la productividad mejoró”, cuenta Santana.

Una tendencia es la creciente implementación de los OKR, que son las siglas en inglés de Objectives and Key Results, el método que popularizó Google para medir el desempeño de sus empleados.

“Son una versión más simple de los indicadores tradicionales, alineando los objetivos de toda la empresa y cada área entiende cuál es su función para lograr esos objetivos”, refiere Santana.