Con US$1.8 millones atraídos de inversionistas, la startup argentina está formando talentos con el modelo de ingresos compartidos. El 30% de sus estudiantes provienen de Colombia.

No es fácil conseguir talento en tecnología. Martín Borchardt lo vivió en carne propia como CEO de Nubi, una fintech con sede en Buenos Aires -que luego vendió-, cuando vio huir a los desarrolladores que, con la devaluación del peso argentino, preferían trabajar para empresas extranjeras que les pagaran en dólares. Esto en Argentina, que es cuna de Mercado Libre, Despegar, OLX y Globant.

Junto a Antonio Tralice, Leonardo Maglia, Manuel Barna y Luz Borchardt, Martín cofundó Henry, una academia de programación que pretende contribuir al cambio de esa realidad, por medio de una plataforma que ofrece capacitación en vivo y que se empieza a pagar cuando se consiga empleo, bajo el modelo de ingresos compartidos.

“Acceder a formación tecnológica es muy costosa, hay poca oferta de crédito”, dijo Martín a Forbes vía videollamada. “Cuando trabajas en tecnología no te preguntan qué titulo tienes, sino qué proyecto has hecho. Nosotros traemos un modelo educativo basado en la cooperación de los estudiantes”.

Henry (High Earners Not Rich Yet) estuvo en la cohorte de verano de 2020 de la prestigiosa aceleradora de empresas emergentes Y Combinator y ha obtenido US$1.8 millones en dos rondas de inversión, en las que han participado, además de Y Combinator, los fondos Accion Venture Lab y Emles Venture Partners, y los inversionistas Tin Draper, que invirtió temprano en Tesla y Skype, y Mike Santos, fundador y CEO de Technisys.

“El 30% de nuestros estudiantes son colombianos. Tenemos algunos colombianos que ya están trabajando remotos para startups de Estados Unidos”, comenta la cofundadora de Henry, Luz Borchardt, quien resalta que hay que hacer pedagogía para atraer más mujeres al sector tecnológico. “El software se está comiendo el mundo, si queremos mejorar nuestros números de empleabilidad, tenemos que empezar a tener más desarrolladores”.

En Colombia tienen mucha fuerza plataformas como Platzi, Acamica y Crehana, que enseñan habilidades tecnológicas, pero también el Ministerio de las TIC está adelantando una iniciativa gubernamental para dar bases de programación a 100.000 colombianos. Del mismo modo, Protalento, que también funciona con el modelo de ingresos compartidos cuya formación se empieza a pagar cuando se consigue trabajo, lleva cuatro cohortes de talentos tecnológicos.

Con el alto déficit de talento existente y el crecimiento exponencial de la demanda de habilidades tecnológicas en todos los sectores, todas estas iniciativas tienen cabida.

Henry llegó hasta las entrevistas de Y Combinator en Estados Unidos a finales de 2018 pero no quedó seleccionada en esa cohorte. Volvieron aplicar y quedaron en verano de 2019, cohorte que por la pandemia fue remota. Foto: Y Combinator.

Henry tiene cerca de 5.000 aplicantes mensuales y una tasa de aceptación de 3%. Hasta la fecha, 105 de sus graduados están trabajando para empresas en Estado Unidos, México, Colombia y Chile.

El programa de “full stack developer” es de cuatro meses y se orienta a herramientas de programación como Javascript, CSS, Node JS, React junto con otras tecnologías que completan el desarrollo profesional del front y back-end, dando a estudiantes la oportunidad de resolver problemas de programación de empresas reales. El repago consiste en 24 cuotas que equivalen al 15% del salario del graduado o hasta llegar a US$4.000, lo que suceda primero.

“Nuestra misión es acelerar la transición a América Latina hacia una sociedad más igualitaria”, apunta Martín, a quien le urge que todavía hay mucha gente “que no sabe que acá están las grandes oportunidades”.