Desde su lanzamiento en noviembre, este emprendimiento bogotano ya ha vendido más de 1.000 unidades de sus 'gafas Cartagena'. ¿Cómo nació esta idea? Le contamos.

En noviembre pasado, la empresa bogotana Sajú, dedicada a la fabricación de accesorios “para los accesorios”, lanzó su primera línea de gafas hechas a mano 100 % con tapas plásticas recicladas. Dos meses después, la compañía ya ha vendido 1.000 unidades de sus ‘gafas Cartagena’, logrado un crowfunding por 40.000 dólares y llevado su innovador producto a la feria Surf Expo, en Estados Unidos.

“Hace meses estábamos intentando incluir gafas dentro de nuestro portafolio. Hablando con distintos proveedores y nos dimos cuenta de que el proceso era casi el mismo para todas las empresas, consistía básicamente en contactar un distribuidor en Colombia de alguna fábrica en China e importarlas”, cuenta Juan Manuel Agudelo, CFO de Sajú.

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Dar ese paso requería grandes inversiones, explica Agudelo, y no garantizaba tener éxito en ese mercado, por lo que decidieron buscar opciones más rentables y diferenciales. “Esa no es la forma en la que nos gusta hacer las cosas, no queríamos hacerlo como lo hacen todos. Además, como empresa buscamos tener un impacto social y ambiental positivo con lo que hacemos, esa fue la mezcla perfecta para llegar a esta propuesta”.

En alianza con una empresa que se dedica a aprovechar el reciclaje, los emprendedores fabricaron el molde y la máquina de inyección que usando solo 10 tapas les permite crear un juego de gafas exclusivo para cada ciente. “La inyección del plástico es un proceso aleatorio, y las gafas dquieren una tonalidad distinta, por lo que cada proceso arroja un resultado único”.

El proceso de fabricación, detalla Juan Manuel, se divide en dos: el primero, es en el que se se recolectan las tapas, se clasifican por colores y se muelen y procesan para que se conviertan en pequeñas “escamas”. La segunda fase es cuando estas “escamas” se usan para inyectar el molde de las gafas. El plástico ya transformado se deposita en el cañón de la máquina de inyección y un pistón hace presión para inyectar el material dentro del molde. Por último, se ensamblan y pulen.

Foto: Sajú.

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La recepción de las gafas con tapas de plástico ha sido positiva. En el caso del mercado de Estados Unidos, “éramos los únicos con este tipo de propuestas, sin embargo, la gente sigue teniendo en mente la creencia de que por tener como base productos reciclados un producto debe valer menos”.

Durante la pandemia, Sajú fue reconocida por Forbes como una de las 25 empresas resilientes del país, pues a pesar de comercializar “accesorios para accesorios”, lograron mantenerse fuertes en medio de la crisis e incluso cerrar el 2020 con el doble de sus ventas del año anterior.

El canal online, explica Agudelo, cobró una importancia fundamental, logrando crecer 10 veces más de lo que facturaba antes de la pandemia. “El 2020 fue un momento decisivo para experimentar y aprender de manera acelerada. Fue tan radical el cambio que vimos la necesidad de salir de la zona de confort y probar todo lo que estaba a nuestro alcance para generar mayores ventas. Nos dejó un equipo capacitado con conocimientos y áreas que no habíamos explorado y un portafolio más robusto”, concluye.