"La solidaridad cuando es verdadera no tiene cálculo, es algo que nace desde adentro y que termina en los demás, no es algo que uno espera que se devuelva".

Hace poco publiqué en Twitter con mucha satisfacción una fotos de nuestro equipo de voluntarios en los barrios de Barranquilla, estaban repartiendo 200 toneladas de papa que le compramos a campesinos de Boyacá que la estaban perdiendo por la falta de demanda, entonces alguien me escribió un trino que me generó inquietud y que decía: “Don Christian, y al final Tecnoglass qué gana con los monumentos, los mercados, la papa, con todo eso que usted hace”, el contenido del trino me quedó sonando… Aún hay personas que piensan que detrás de todo lo que hacemos hay una segunda intención, o que cree que esto es una estrategia para fortalecer la imagen de la empresa, y bueno, ni para que les cuento la veces que en entrevistas me han preguntado si tengo intereses políticos. 

Yo les digo, y de paso le respondo al tuitero, si alguien ayuda a una comunidad para mejorar la imagen de su marca, pues eso no es solidaridad, es una estrategia de comunicación, la solidaridad es otra cosa. 

La solidaridad cuando es verdadera no tiene cálculo, es algo que nace desde adentro y que termina en los demás, no es algo que uno espera que se devuelva. No se piensa que “algún día esta persona me puede servir entonces la voy a ayudar”, así no es. Todos lo que hemos sido solidarios en algún momento sabemos que es un sentimiento muy humano que llevamos dentro. 

Nosotros no nos preguntamos qué gana Tecnoglass sino qué gana la gente. Nosotros creemos que Tecnoglass debe devolverle a la sociedad lo que ha recibido, y creemos que nuestra empresa no es solo una máquina de hacer dinero gracias a la calidad de sus productos, que lo es, tenemos una responsabilidad social con Barranquilla, con Colombia, pero además, y esto me parece lo más importante, somos solidarios porque nos gusta serlo, nos llena el alma y porque creemos que a este mundo, en ocasiones, le falta bondad. 

Ahora, si me insisten y me preguntan qué gana Tecnoglass con ser solidarios, pues gana mucho, yo creo que de los mejores sentimientos que una marca puede inspirar en la gente es el aprecio y la gratitud, nosotros preferimos ser la marca más querida a ser la más admirada. 

En lo personal me emociona cuando gente que ni conozco me saluda en la calle, en un avión, en otro país y me agradece. Cuando fuimos a los barrios que quedan cerca de la empresa a entregar mercados y tapabocas durante la crisis del Covid, y veía a madres que te abrazan con la mirada… eso no tiene valor, eso no entra en el balance.

Entonces, a mí me parece que el concepto de la solidaridad empresarial debe alejarse de los cálculos y debe nacer desde los principios corporativos de las empresas. Las empresas debemos ser rentables y ojalá mucho, eso es lo primero, pero también debemos devolverle mucho a la sociedad donde estamos instalados. Otra cosa es que las actividades se comuniquen para que otros se motiven a hacerlo.

El día que partamos, no nos iremos con las cuentas bancarias, ni con las propiedades, los carros, ni siquiera con las empresas a las que queremos como a los hijos. Cuando nos vayamos, solo nos iremos con todo lo vivido a rendirle cuentas a Dios, y yo sí quiero ir feliz a mostrarle todo lo que hice con esta vida que él me prestó.

Twitter: @ChrisDaes

*El autor es COO de Tecnoglass Inc.

**Columnista invitado en la edición de febrero de la revista Forbes Colombia.

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