"Debemos empezar por poner punto final a ideas tan arraigadas como que el azul es para los niños y el rosado para las niñas”

Por: Lorena Salgado*

Qué pensaría si le digo que usted tiene sesgos inconscientes? Puede que automáticamente piense “no, no los tengo” y hasta le ofenda esa afirmación; como también es posible que los reconozca y opine que no está mal tenerlos; o tal vez simplemente me pregunte qué es un sesgo inconsciente.

¿Y si le digo que hay solo un paso entre tener sesgos inconscientes y fomentar la inequidad, porque estos pueden estar cargados de paradigmas, prejuicios, sexismo y mucho más? Posiblemente ahora sí se inquiete un poco y quiera saber más, ya que no le gustaría ser un promotor de la inequidad, ni aunque fuera de manera inconsciente.

Los sesgos inconscientes, también conocidos como sesgos implícitos, son las actitudes y estereotipos profundos que las personas atribuimos inconscientemente a otra persona o grupo de personas; es decir, algo que hacemos en “piloto automático”. Los seres humanos definimos a las personas, animales u objetos según lo que se nos ha enseñado o lo que hemos captado por las percepciones básicas. Esto significa que nos basamos en prejuicios, que son enemigos de la diversidad. Y el mayor peligro es que no tenemos consciencia de lo inconscientes que somos.

Como lo dijo Sylvia Escovar en una columna en noviembre 2020: “necesitamos darnos cuenta de lo que pensamos, de lo que sentimos, de lo que hacemos; necesitamos poder observarnos si queremos elegir una manera diferente de relacionarnos con nosotras y nosotros mismos, con las otras personas y con el mundo. Mientras no nos demos cuenta del origen y de las consecuencias de nuestros comportamientos, sin permitir observarnos, seguiremos repitiendo historias, opresiones, dolores y violencias”.

Por ejemplo, para romper con los paradigmas del rol de la mujer en la sociedad, debemos empezar por poner punto final a ideas tan arraigadas como que el azul es para los niños y el rosado para las niñas, o que los carros son para ellos y las muñecas para ellas; y por supuesto también debemos desterrar frases que utilizamos en nuestro día a día, como “nadie se encarga tan bien de las tareas de la casa como las mujeres” o “las mujeres serían más exitosas si no fueran tan emocionales”.

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Es muy importante que identifiquemos y busquemos en nuestra cotidianidad los paradigmas que albergamos y trabajemos para eliminarlos de nuestras vidas. Cuando como sociedad eliminamos sesgos inconscientes, abrimos camino para una mayor aceptación de la diversidad, se generan más oportunidades, hay mayor crecimiento económico y mejor productividad.

Hoy, como sociedad debemos asumir un sólido compromiso para hacer efectiva la igualdad sustantiva y permanecer firmes hasta lograr el cambio de paradigmas que rompan con los estereotipos y discriminación. Queremos invitarlos a que se comprometan a romper paradigmas.

*Es miembro de Women in Connection (grupo de mujeres líderes que trabaja por la equidad de género, el empoderamiento de la mujer y el bienestar económico y social del país).

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