Tras una inyección de capital, una compañía está llamada a entrar en modo ejecución del plan. Señirse al plan inicial es clave.
Has meditado un problema repetitivamente por meses, hasta que un día va surgiendo la solución y la vas poniendo en modo de ejecución. Al final sabes que para que esta solución llegue a la adopción masiva, vas a necesitar capital. Después de meses de un largo proceso de validación, un día llega ese capital que te va a permitir crecer tu startup en un negocio escalable. Que pasa desde este punto en adelante, es lo que realmente importa. Querías una oportunidad de “jugar en primera” y esta es la oportunidad que tanto buscabas. Pero, ¿ahora qué pasa?
“Let’s go back to building business”, es seguramente la frase que sigue después de las felicitaciones iniciales. Tras una inyección de capital, una compañía está llamada a entrar en modo ejecución del plan. El plan que tanto se ha refinado durante el proceso de inversión, y que hemos tenido que articular repetidamente en reuniones, es hora de volverlo acciones concretas y medibles.
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En la industria del Venture Capital (VCs), cuando una organización accede a un fondo de inversión y se produce el cierre de la transacción; esta financiación es el momento en que con mayor decisión se debe trabajar por la compañía. Suele pasarles a algunos emprendedores que este evento, genera una distracción en la operación, quienes producto de la efervescencia del momento, olvidan su real propósito.
Aún recuerdo cuando era un estudiante en la Universidad Distrital de Colombia y que para financiar mi carrera universitaria tuve que adquirir un préstamo con una institución. Cada mes, debía hacer una fila para abonar la cuota. Algo que siempre me pareció irónico fue cómo las personas a mi alrededor se quejaban por tener que pagar la cuota, ya que el acuerdo era que la institución nos prestaba en dinero y nosotros teníamos que hacer el pago mensual. No era un favor ni una concesión, si no era cumplir con nuestra parte del trato, la cual permitió hacer posible su formación académica.
Igual sucede con algunos emprendimientos, que una vez “vendemos” un plan de negocio a un fondo de inversión y recibimos el anhelado financiamiento; luego, cuando somos consultados por los resultados y el avance del proyecto, no nos sentimos cómodos al momento de hacer los reportes. Suele pasar que al recibir el cheque celebramos, pero luego, nos cuesta ejecutar las actividades para alcanzar los objetivos definidos. La clave del éxito en esa etapa es honrar ese plan y ejecutarlo.
Las decisiones son compartidas
Aunque las decisiones siguen estando en manos de la dirección de la empresa, tener un fondo de inversión y un aliado estratégico, fortalece la toma de decisiones. Antes de la inversión solíamos tomar decisiones sin consultarlas con nadie ahora en cambio, son acciones acompañadas por un grupo de personas expertas, quienes pueden proveer distintos puntos de vista con el fin de orientarnos y obtener mayor beneficio en nuestro negocio.
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El objetivo es el crecimiento constante y sostenible a largo plazo
Cuando se produce una inyección de capital en una compañía, no significa que este grupo asuma la parte operativa. Su participación se concentra en acelerar el crecimiento, no en cambiar la visión o el propósito de la empresa. Su guía está orientada en asegurar que la inversión realizada fortalezca el cumplimento de los objetivos y las metas establecidas con el propósito de hacer llegar nuestra tecnología a la mayor cantidad de empresas posibles, y que las mismas vean un beneficio claro y medible en sus empresas.
A medida que las empresas evolucionan y como parte de su plan estratégico, inician su internacionalización, este modelo de operación se vuelve más complejo, se diversifican los negocios y aumentan los riesgos. Para asegurar el éxito y el crecimiento continuó su intervención resulta fundamental.
La inversión transmite confianza
Cuando una empresa accede a un fondo de inversión, esta medida se traduce en una validación de la compañía. Contar con un aliado da continuidad a los proyectos y a su ejecución, abre entre otras alternativas la posible llegada de nuevos VCs y se trata de una garantía a largo plazo, que se extiende para el equipo de trabajo, sus familias, y por supuesto, los clientes, quienes encuentran en esta alianza, una consolidación para el servicio y el producto que están adquiriendo.
Emprender es un constante proceso de resolver problemas y superar obstáculos, cuando una empresa es obsesiva con el valor que ofrece a sus clientes y se dedica a trabajar continuamente en la oferta de beneficios transformacionales, los resultados llegan. Recibir una inversión no es la culminación de un proyecto; sino para muchos la validación del mismo. Pero para mi, es el comienzo de la etapa que realmente cuenta, la etapa de mantenernos firmes en el compromiso con la visión de la empresa y flexibles con el plan que nos llevará de crear un buen negocio a crear una gran empresa.
Por: Ricardo Villadiego*
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*El autor es CEO y cofundador de Lumu, una empresa de ciberseguridad enfocada en ayudar a organizaciones empresariales a identificar amenazas y aislar instancias confirmadas de compromiso.
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