El repunte de los computadores intensificó la escasez de chips que venía embargando a la industria. Marcelo Bertolami, director general de Intel para las Americas, contó a Forbes cómo le están haciendo frente a este panorama.

En un mundo en el que casi todos los habitantes tienen un celular en la mano, la pandemia del coronavirus le ha devuelto a las computadoras personales (PC, por sus siglas en inglés) un protagonismo inédito por la necesidad de estudiar y trabajar desde los hogares.

“Se había pensado que la PC estaba muerta y volvió a máximos en ventas”, le dijo a Forbes Marcelo Bertolami, director general de Intel para las Americas. “Nadie lo esperaba, claramente es una guerra que se está dando en toda la industria para dar soporte a todo esto”.

En vez de decrecer, las ventas de computadores personales alrededor del mundo se incrementó 4,8% frente a 2019, representadas en 275 millones de equipos, según la firma Gartner. El efecto pandémico se nota porque se trata del mayor crecimiento anual que haya registrado el mercado mundial de PC desde 2010.

Esta situación intensificó un problema que venía de tiempo atrás en la industria, que no solo embarga a Intel, sino a competidores como Qualcomm o AMD: la escasez de chips.

Es en medio de esta coyuntura que hace poco Intel le contó al mundo que está entrando al negocio de foundry (fabricación de semiconductores) para terceros, para contribuir a cubrir la demanda global de chips con una inversión de US$20.000 millones, en dos nuevas fábricas que quedarán en Arizona (Estados Unidos). Una decisión que se torna también geopolítica como una forma de depender menos de Asia.

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“Los gobiernos de Estados Unidos y Europa se dieron cuenta que con la pandemia la mayoría de los foundrys están al otro lado del mundo, están muy interesados en apoyar este negocio que estamos pensando desarrollar estratégicamente porque Intel con la innovación que tiene puede ayudar a suplir estas necesidades”, comenta Bertolami. “Toda la industria está pasando problemas de suministro de distinto tipo”.

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En esa línea argumenta que entre 2019 y 2020 duplicaron su capacidad de fabricación, para ampliar no solo la capacidad de producción, sino también la de procesamiento. “Hemos tenido crecimientos de doble y hasta tres dígitos en algunos países”, complementa, para referirse a las ventas en las Américas, la región que tiene a su cargo, cubriendo todo el continente americano, excepto Estados Unidos, Brasil y México.

La confianza que se tiene esta compañía en su capacidad se refleja también en las conversaciones que su CEO Pat Gelsinger ha estado teniendo recientemente para empezar a producir chips para los fabricantes de automóviles para contribuir a ayudar a aliviar la escasez que también se está viendo en esa industria y que ha dejado inactivas algunas fábricas de vehículos. Los fabricantes están pidiendo a gritos microprocesadores.

Esta firma tecnológica presentó recientemente también los procesadores Intel Core de en su generación número 11 orientada al rendimiento de portátiles delgados; computadoras de escritorio para videojuegos y a la gestión remota de las empresas. Así mismo, dio a conocer su más nuevo procesador escalable, el Intel Xeon de tercera generación dirigidos a redes 5G.