La "niebla mental" puede afectar la memoria, la atención y habilidad de ser creativos. Le contamos cómo puede evitarla.

Los episodios de sentirse malhumorado, disperso o ansioso van en incremento, debido al trauma, la incertidumbre y el aislamiento que han generado la pandemia, los problemas económicos y sociales que estamos viviendo. Cada día se hace más frecuente la aparición de una sensación de falta de energía, agotamiento con las cosas simples de la vida cotidiana; olvidos frecuentes y una especie embotamiento permanente.

Según Catherine Loveday, profesora de neurociencia cognitiva en la Universidad de Westminster, la niebla mental es una “función cognitiva” deficiente. Eso impacta “todo, desde nuestra memoria, nuestra atención y nuestra capacidad para resolver problemas; hasta la habilidad para ser creativos”. Podríamos decir que tenemos limitada la capacidad de pensar correctamente en un momento en el que esta función es clave para superar la adversidad.

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Nuestro cerebro evolucionó para activar la función de lucha y huida cuando estamos bajo amenaza y después activar el sistema de adaptación y recuperación. El problema surge en el momento que la incertidumbre se convierte en cotidiana y entramos en un estado de amenaza permanente que no nos permite salir de la respuesta de lucha y huida.

En ese momento aparece la niebla mental y nos sentimos abrumados emocionalmente, fatigados a nivel físico y cognitivamente confusos, es posible decir que es el equivalente cognitivo de sentirse emocionalmente angustiado; es casi la forma en que el cerebro expresa la tristeza, más allá de la emoción.

Los avances en psico-neuro-inmuno-endocrinología son fascinantes ya que nos permiten entender la interconexión existente entre la mente, el cerebro, el sistema inmunológico y hormonal y la forma como un desequilibrio en la relación entre estos afecta nuestro bienestar y causa niebla mental. La explicación de lo que sucede sería algo así:  ante una situación percibida por la mente como estresante, nuestro cerebro modifica la respuesta de los sistemas inmunológico y endocrino. Estos sistemas responden exactamente de la misma manera que lo hicieron hace dos millones de años en la sabana africana, cuando el estrés no se relacionaba con el empleo o las finanzas, sino con el miedo a ser devorado por un tigre colmillos de sable.

El corazón late cinco veces más rápido para que podamos huir, la inflamación es iniciada por el sistema inmunológico para protegernos de la infección bacteriana en caso de que seamos heridos, la hormona cortisol se libera para enfocar nuestra atención únicamente en el peligro, bloqueando otra información. De allí que los estudios en neurociencia han demostrado que una dosis elevada de cortisol reduce la atención, la concentración y la memoria, lo que podemos reafirmar es la niebla mental.

Sin embargo, a pesar de esta respuesta evolutiva aun podemos activar de manera autónoma nuestra respuesta de adaptación haciendo que la niebla mental sea un estado temporal y se aclarare en la medida que comencemos a introducir de manera consciente practicas de bienestar integral en nuestras vidas.

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El cerebro

Debemos reequilibrar ese coctel de neurotransmisores para volver al equilibrio. La serotonina (encargada de que te sientas tranquilo, sereno, optimista y seguro de ti mismo), la dopamina (responsable de hacerte sentir emocionado, motivado y con energía) y la hormona del estrés, el cortisol (que te acelera cuando necesitas estar activo) tus hábitos modifican el nivel de estas sustancias de allí que hay unos mínimos que debes ajustar lo más pronto posible.

  • Relajación: dedica entre 10 y 15 minutos por día a estar relajado (escucha música, medita, colorea, dibuja, lee literatura, ora o practica respiración atenta) la idea es bajar la aceleración en tu cuerpo y mente.
  • Diviértete: incorpora una actividad gratificante (arma un rompecabezas, practica un video juego, aprende origami, mira un programa cómico) lo que tu quieras que te haga reír y tener mejor estado de ánimo.
  • Cambia tu pensamiento: identifica cuando estés entrando en espirales negativas y contesta ¿Qué puedo aprender de esta situación difícil? Si lo peor que pienso llega a suceder ¿cómo lo puedo afrontar? ¿qué cosas están bien en mi vida? Estas preguntas reconfiguran el marco desde el cual estas evaluando la situación y reduce tu ansiedad.
  • Muévete: incluye más actividad física en tu día (sube por las escaleras, baila, sal a caminar)
  • Ajusta tu alimentación: para que tu segundo cerebro, el intestino, este bien debes eliminar o reducir al mínimo la comida chatarra e incluir prebióticos (fibras) y probióticos (bacterias buenas) así logras que la microbiota que habita dentro de ti se fortalezca y con ella los neurotransmisores como la serotonina.

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Como puedes ver es tiempo de autogestionar lo que sentimos, pensamos y hacemos, para lograr equilibrarnos y seguir avanzando a pesar de que las situaciones externas vayan cambiando lentamente. Activar el afrontamiento positivo nos permite reducir la percepción de vulnerabilidad y con ello realizar más acciones que nos recargan y nos ayuden a sentir que estamos transitando un cambio y no cayendo en un abismo.

Contacto
LinkedIn: Blanca Mery Sánchez

*La autora es máster en neurociencia aplicada al alto rendimiento y la felicidad y directora de la compañía Mente Sana

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.