¿Qué tipo de ego es el que ha construido como profesional? ¿Cómo esto puede marcar su carrera? Le contamos y damos herramientas para que pueda gestionare ste aspecto de su personalidad.

Al comienzo de la vida profesional la preparación técnica ha de consolidarse con la práctica y con la ampliación y  profundización en lo estudiado. Suele haber  también  inseguridad en lo personal por lo que –con frecuencia- se tiende a  disimular ante los demás las  incompetencias o lagunas y demostrar la propia valía,  generando una tensión mayor o menor según el clima en el que se tenga la suerte de trabajar y el estilo de dirección de los líderes de la organización.

Pero esta situación no acaba con la obtención de mayor experiencia y éxito laboral, pues si no entrenamos y crecemos con un ego saludable, el resultado puede ser aún más tensionante.  Un “ego casposo” se jacta más o menos sutilmente de los  éxitos que ha tenido y que le confirman lo valioso que es;  un “ego anoréxico” no cree en sí y se repliega porque ha sufrido – sin encajarlos-, algunos fracasos. El ego anoréxico y el ego casposo tienen  baja tolerancia a los fracasos. Ambos egos relacionan directamente lo que tienen o lo que hacen con lo que son y eso es el mayor error que puede tener una persona en su vida personal y profesional.

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El ego casposo desarrolla actitudes de exigencia hacia los demás, con escasa empatía,  suele ser impositivo, acusa y genera poca confianza porque tampoco confía y tiende a ser perfeccionista cueste lo que cueste, en su salud y bienestar y en la de los demás. El ego anoréxico suele tomar un rol de víctima, espera que desde fuera le arreglen los temas y su actitud suele ser de queja, y culpa y critica a los demás o al entorno cuando no tiene los resultados.

Fuente: Elenco de herramientas de cartas del Global Program for human Resilience del libro ‘¡Aquí mando yo! Un espectacular viaje de la Resiliencia a la ilusión’.
Fuente: Elenco de herramientas de cartas del Global Program for human Resilience del libro ‘¡Aquí mando yo! Un espectacular viaje de la Resiliencia a la ilusión’.

La clave para ser impresionante está en desarrollar un ego saludable. Un ego con una base ancha que da equilibrio y a la vez que sólida, porque nace del autoconocimiento y de la aceptación de uno mismo. ¡Soy perfecto en mi imperfección! por lo que es capaz de reconocer sus puntos fuertes y dar gracias por ellos y ponerlos al servicio de y con la misma naturalidad acoge su vulnerabilidad y reconoce sus puntos débiles que trabaja de forma consciente para mejorarlos, aprendiendo de cada error, y lo hace  con paciencia, serenidad y compasión hacia sí mismo.  Soy arquitecto de mi cerebro así que, ¡aquí mando yo! y por tanto soy responsable de mi vida y de mis resultados -dice el ego saludable-.

Esta seguridad en uno mismo no necesita demostrar nada a nadie. Responde de sus actos y asume con sencillez tanto los éxitos como los fracasos con una actitud abierta y humilde. Se permite fracasar;  y en lugar de juzgar, criticar o  imponer, escucha, empatiza, reconoce el valor de los otros,  pide lo que necesita, y hace propuestas para mejorar las situaciones y  salir adelante, partiendo de la aceptación de sí mismo y de la realidad que le rodea.

Estas actitudes permiten moverse y mostrarse con libertad, generan confianza en el entorno. Son personas que cuando están al inicio de su actividad da gusto acompañarlas porque se dejan decir y tienen una actitud abierta y cuando son maduras en la tarea  y tienen personas a cargo saben enseñar a otros sin humillar, con una mirada apreciativa y agradecida hacia los demás. ¡Tienen poderío e influencia! Son ¡profesionales impresionantes!

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Esta confianza y sano amor por uno mismo que acepta la propia vulnerabilidad y la de los demás genera confianza  en los otros y esta es la base para construir relaciones laborales saludables y crear climas psicológicos seguros donde la libertad para hablar y expresarse favorecen el aprendizaje continuado de todos y la superación de cualquier crisis o adversidad.

No es buenismo, son actitudes necesarias para -no solo hacer el trabajo y obtener resultados-, sino para ser personas que facilitan un engranaje productivo y sostenible en la organización porque fluyen y hacen fluir a los demás colaborando en generar un ambiente humano, saludable, resiliente y creativo que obtienen resultados para la empresa y para su propia vida. Howard Gardner, neurocientífico, profesor en Harvard y autor de la teoría de las inteligencias múltiples, señala que para ser un buen profesional es necesario ser buena persona.

Contacto:
Web:Reyes Rite*
*La autora es directora ejecutiva de la Consultora del Desarrollo del talento humano Integrando Excelencia y Presidenta de Iryde.  En la última década ha seguido el proceso de transformación y desarrollo de la resiliencia personal y organizacional aplicando la metodología GPR © con cientos de empresas y altos ejecutivos en Europa y Latinoamérica. Autora del libro ¡Aquí Mando yo! Un espectacular viaje de la Resiliencia a la Ilusión  ha recibido distinguidos premios y reconocimientos por su aportación profesional en el ámbito empresarial como la Medalla Europea aql Mérito en el Trabajo otorgada por la AEDEEC.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.