Nuestro modo de producción y consumo energético, está generando una alteración climática global.
La pandemia del coronavirus ha impuesto el nuevo desafío después de un año de impactar al planeta y es la necesidad de mantener las vacunas en una cadena de frío estricto en medio de la crisis climática y la urgente necesidad de reducción de emisiones.
El cambio climático o variación global del clima de la Tierra se debe a causas naturales y a la acción del hombre. Existe un consenso científico, generalizado, en torno a la idea de que nuestro modo de producción y consumo energético, está generando una alteración climática global y provocará serios impactos sobre la tierra y sobre los sistemas socioeconómicos.
Lea también: Tres mitos del emprendimiento femenino que debemos derribar
El cambio climático nos afecta a todos. Predicciones de falta de agua potable, cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor. Lo estamos viendo en todo el mundo.
El calentamiento del sistema climático es inequívoco. Muchos de los cambios observados no han tenido precedentes y los impactos se han sentido en los últimos decenios en todos los continentes y océanos.
No es un fenómeno sólo ambiental sino también de profundas consecuencias económicas y sociales. Los países más pobres, que están peor preparados para enfrentar cambios rápidos, serán los que sufrirán las peores consecuencias. Informes sostienen con claridad que “muchos riesgos son particularmente problemáticos para los países menos adelantados y las comunidades vulnerables, dada su limitada capacidad para afrontarlos. Las personas marginadas en los ámbitos social, económico, cultural, político, institucional u otro son especialmente vulnerables.
Sabemos que el incremento creciente de la temperatura global multiplicará al uso de aires acondicionados y ventiladores eléctricos para mantener el aire fresco, y que representa casi el 20 % de la electricidad total que se usa en los edificios de todo el mundo en la actualidad. La creciente demanda de refrigeración y/o climatización de espacios ejercerá una enorme presión sobre los sistemas eléctricos en muchos países, además de aumentar las emisiones. El crecimiento de la generación eléctrica renovable ha sido grande en los últimos cinco años y Colombia no se queda atrás en estos avances.
En América Latina, durante 2020, el financiamiento a las energías renovables no convencionales creció un 5 %, siendo quizás uno de los pocos sectores económicos, que creció durante este año difícil, marcando nuevamente una tendencia positiva que se consolida en la región sostenidamente. La demanda mundial de climatización y de energía continuarán creciendo. Es indispensable no olvidar los sectores de calor, frío y transporte, para corregir el rumbo del cambio climático y utilizar energías renovables y tecnología en todos los sectores después de la pandemia, orientando las inversiones y el financiamiento sostenible hacia ese sector de la economía principalmente.
Lea también: Cerebro, estrés y resiliencia en la familia y en la empresa
A pesar de que el 2020 ha tenido mucho menos emisiones debido al confinamiento por el coronavirus, el año 2019 tuvo emisiones más altas que nunca. Alineando la recuperación económica con los ODS tendremos beneficios socioeconómicos y ambientales muy importantes. Las energías renovables, la eficiencia energética y las medidas de recuperación verde son intensivas en generación de empleo y recuperación económica. Tenemos una oportunidad única para producir cambios sustantivos en nuestra forma de relacionarnos con el entorno.
Por: María Eugenia Rey*
*La autora es miembro de la Junta Nacional de la Andi y de la Junta del Consejo Mundial de Energía. Es presidente de Grupo Evolution y miembro de la Junta Directiva de Women in Connection, el grupo de mujeres que trabaja por la equidad de género.