Hablar de movilidad es hablar de un antes y un después de la pandemia. Ya no se trata simplemente de trasladarse de un lugar a otro. La premisa es transportarse con seguridad.
La pandemia ha marcado una serie de cambios significativos en nuestros hábitos de vida. Los patrones de movilidad se han modificado al ritmo de estrictas cuarentenas marcadas por la incertidumbre que genera la limitación para desplazarse con normalidad.
Aunque la Covid-19 ha puesto de manifiesto un peligro de contagio en los sistemas de transporte público colectivo, lo cierto es que el aislamiento ha generado otros problemas que resultan más letales para la sociedad como la pobreza y las afectaciones psicológicas, reflejadas en depresión, ansiedad, estrés e insomnio.
Lea también: La importancia de aprender a venderte a tí mismo
Hablar de movilidad es hablar de un antes y un después de la pandemia. Ya no se trata simplemente de trasladarse de un lugar a otro. La premisa es transportarse con seguridad, particularmente en el caso de aquellos usuarios que, impedidos de permanecer en sus hogares, deben salir a ejercer un papel activo en el sistema económico.
En ese sentido, un estudio realizado por la Asociación Colombiana de Infectología ACIN, en América Latina, demostró que el 68 % de los viajes se realiza en transporte público o en sistemas de transporte compartido. Incluso, el paradigma de “moverse” se rompe, y ahora las empresas, las instituciones y los empleados convergen en el diseño y adopción de soluciones de conectividad que permitan, de acuerdo con la naturaleza de las funciones, trabajar “sin estar”.
Ahora bien, para nadie es un secreto que la población de menores ingresos está más expuesta socialmente al contagio, al verse obligada a salir para encontrar su sustento diario. De hecho, una encuesta desarrollada por la Terminal de Transporte de Bogotá en abril de 2021 refleja que el 44 % de los usuarios, utiliza el transporte intermunicipal para dirigirse a su lugar de trabajo.
Aunque los patrones de movilidad tienden a privilegiar las modalidades de transporte individual, la población de menores ingresos seguirá utilizando el modelo colectivo. En 2019, en Colombia, 136 millones de personas se movilizaron a través del transporte intermunicipal, frente a los 30 millones movilizados en modo aéreo.
En la “nueva realidad” no es posible concebir una modalidad de transporte que no contemple la bioseguridad como uno de los factores elementales para brindar tranquilidad a los usuarios. En este escenario, el transporte intermunicipal ha tenido que circunscribirse a los más altos estándares de protección y cuidado de la salud, haciendo cuantiosas inversiones en protocolos para garantizar la cadena de bioseguridad tanto de usuarios como de transportadores y trabajadores, con todo lo que esto conlleva en infraestructura y la aplicación de tecnología para el control de aforo, automatización y pago sin contacto.
Lea también: Cómo encontrar buenos candidatos para trabajar en tu startup
No obstante, queda mucho camino por recorrer. La pandemia se ha convertido en un acelerador del cambio. Implementar aplicaciones móviles para planificación de viajes y optimizar la operación a partir de modelos de analítica de datos parece estar a la vuelta de la esquina. Seguramente la pospandemia marcará nuevas tendencias de movilidad sustentadas en modelos de transporte más sostenibles. El reto, procurar que estas nuevas tendencias sean desarrolladas en un momento en el que la resiliencia parece llegar a su punto de quiebre.
Por: Ana María Zambrano Duque*
*La columnista es Gerente Terminal de Transporte de Bogotá.