Luego de dos meses del paro nacional y la incertidumbre ante la reforma tributaria, expertos analizan las consecuencias inmediatas para el país y las posibilidades de recuperación con las que se cuenta.

Se vienen tiempos duros. Luego de cumplir dos meses en paro nacional, el país sufrió otro golpe al perder el grado de inversión de Fitch Ratings, misma decisión que había tomado Standard and Poor’s a finales de mayo. Con este panorama, dos de las tres calificadoras de riesgo que analizan el riesgo de impago y deterioro de una nación coinciden en que Colombia no es suficientemente segura para invertir, lo que lleva a plantearse los efectos que esto puede generar.

Lo cierto es que los mercados estaban anticipando la noticia en las ultimas semanas. Esto debido a factores como la debilidad del peso colombiano frente al dólar, unas tasas de interés más altas y el hecho de que la tasa de los títulos de tesorería (TES) llegara a 5%, sobre todo tratándose de un bono de referencia de corta duracion, pues vence en 2024.

Asimismo, el director de investigaciones económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, explicó a Forbes que el hecho de que se haya consolidado la pérdida del grado de inversión tendrá efectos adversos, sobre todo en las grandes empresas que interactuan en los mercados internacionales, como Ecopetrol, que también pueden sufrir la misma consecuencia en Fitch Ratings, lo que impactaría en factores como su costo de financiamiento.

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Con respecto al colombiano promedio, el experto resaltó que se verá afectado en la medida que tengamos un peso más debil y tasas de interés más altas, lo que encarecerá marginalmente los creditos bancarios y las posibilidades de financiamiento, entre otros factores.

Por su parte, el exministro de Hacienda, Rudolf Hommes, comentó a Forbes que el anuncio de Fitch era una “muerte anunciada, pues hay tantos problemas financieros que era lo que uno podia esperar. No se pudo sacar la tributaria, y el Gobierno está muy vacilante respecto a lo que va a hacer”.

No obstante, el exjefe de la cartera aseguró que “no es el momento” de que la calificadora retire el grado de inversión a Colombia, debido a que la decisión se vio motivada por razones que están por fuera del control de los gobiernos. “A las agencias de riesgo no les importa eso, y lleva a pensar que no conviene tenerlas. Si van a crucificar a los países cuando necesitan apoyo, lo mejor es estar lo más lejos posible de ellos”, concluyó.

¿Podemos recuperarnos?

“No es el fin del mundo. Los paises pueden vivir sin grado de inversión y Colombia sigue teniendo buena reputacion frente a los inversores extranjeros, pero la decisión de Fitch sí es un campanazo de alerta. Más alla de decir si hay o no, el país debe tomarse en serio el hecho de que tiene un problema fiscal”, aclaró López.

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La recuperación no parece una labor sencilla en el escenario actual, pero los expertos ven posibilidades prometedoras. En cuanto al desempeño de la economía colombiana, se destaca que “aún muestra fundamentales solidos”, gracias a un rebote en V frente al choque de la pandemia y el anuncio de la reforma tributaria, que si bien no solucionan el problema estructural del país, van a ayudar al financiamiento de cuentas fiscales en el plazo inmediato.

“Perdimos el grado de inversión con reputacion importante, pero está claro que no puede generar complacencia. Sí tenemos choque adverso por una caída en los precios de petroleo o una nueva recesión económica, el marco fiscal no va a existir y la deuda va a estar apretada”, agregó López.

Al observar los últimos datos macroeconómicos, cabe mencionar que las cifras muestran un panorama mixto. Mientras que la deuda interna del Gobierno llegó a 61% del PIB en mayo, el desempleo nacional llegó a 15,6% en el mismo mes, cuando también se registró un balance de -34,3% en el índice de confianza del consumidor.

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Por otro lado, el valor de las exportaciones se disparó a 39,4%, alcanzando US$3.097 millones, impulsadas principalmente por el repunte de los precios del petróleo, que se situa alrededor de US$75 tanto en el barril WTI como en el Brent, cifra que no alcanzaba ninguno de los dos desde 2018. Esto a la espera de que la Organización de Países de Petróleo (OPEP+) y sus socios fijen el nivel de la oferta conjunta de crudo a partir de agosto.

Precisamente, la bonanza petrolera ha sido un muy favorable para el país gracias a una normalización importante de la demanda y el alza de los precios, que ayuda a alivianar cuentas fiscales al darse en un contexto de peso devaluado, lo que incrementa el ingreso. Ese mismo efecto se ve en el café, que maneja un precio de US$2,11 la libra, cifra que alcanzó máximos de una década.

“El único pero en este asunto es que, si bien en el petróleo vemos bonanza, no hemos recuperado la producción del pais a los niveles prepandemia. Eso hace que no le podamos sacar todo el jugo a los precios favorables”, dijo López.

La otra gran incógnita que tiene el país de cara a la recuperación es el avance de la pandemia de Covid-19, que está en su peor momento con 28.315 casos diarios, según el último reporte del Ministerio de Salud. Para Hommes, en cualquier momento habra retroceso en terminos de cuarentenas y restricciones del movimiento de la población, a pesar de los avances en la vacunación, que ya acumulan 18,5 millones de dosis aplicadas. “Esa es la gran cuestion, y de eso dependerá”, señaló.

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Más alla de todo lo anterior, el punto central para ambos expertos va ligado a la solución de un problema fiscal que se puede volver un asunto de sostenibilidad de deuda, que tendría consecuencias adversas sobre la economía nacional y el ciudadano de a pie.

“Es una señal de alerta. Vamos a ver si se logra hacer una buena reforma, asi sea limitada, y también un buen programa financiero, pero hay que dejar de lado la meta con las agencias y hay que prescindir de ellas. El efecto de la salida ya lo habian anticipado, y ya esta capturado en el mercado que nadie se esta muriendo del panico”, detalló Hommes.

Moody’s: la que queda en pie

En un reporte realizado por el vicepresidente y Senior Credit Officer de Moody’s Investors Service, Gabriel Torres, se destaca que el impacto de los créditos soberanos es ligeramente inferior en Latinoamérica que en la mayoría de las otras regiones.

Al respecto, el directivo expresó su preocupación frente a la situación de países como Chile, Colombia y Perú, que “han visto protestas populares y agitación política impulsadas por la incapacidad de los gobiernos para abordarlas”.

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Con este análisis y dos de las tres calificadoras de riesgo retirando el grado de inversión, la mirada de los inversores y del Gobierno está puesta en lo que hará Moody’s, cuya calificación para Colombia se sitúa en Baa2 con perspectiva negativa, dos escalones arriba del mínimo para sostener el grado de inversión.

No obstante, López destacó que la calificadora “no se pronunciaría hasta final de año, por lo que es probable que nos mantengan en grado de inversion, aunque no se descarta que nos rebajen de escalón, dependiendo de lo que pase con la reforma fiscal“.