Las palabras que nos decimos a nosotros mismos de manera consciente o inconsciente influyen en nuestro éxito. Le contamos cómo permanecer atento a este aspecto.
Los Navy SEAL son tal vez la fuerza élite militar más prestigiosa y preparada del mundo. Fundada en 1962 durante la Presidencia de John F. Kennedy, como una unidad de combate para llevar a cabo misiones en Tierra, Mar y Aire (de ahí su nombre Sea, Earth and Land), los SEAL se han caracterizado por llevar a cabo las misiones más delicadas y difíciles del mundo, teniendo que capturar enemigos de gran valor en terrenos dificiles, recolectar inteligencia e información sensible y realizar complicadas operaciones de demolición debajo del agua.
El proceso para convertirse en SEAL es conocido por su alto nivel de exigencia y su alta tasa de deserción. La gran mayoría de los militares que entran al programa, no lo terminan. La gran mayoría se dan por vencidos en la muy conocida Semana del Infierno (en inglés Hell Week) durante la cual los aspirantes son sometidos a más de 110 horas sin dormir, al igual que a largas jornadas en las que les toca cargar troncos y balsas pesadas en sus cabezas y como si no fuera poco, correr y nadar durante largas horas en condiciones extremas de clima, todo esto mientras son humillados y acosados por sus superiores.
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Casi todos los años, el 94 % de los aspirantes a este gran reconocimiento “tocan la campana”, queriendo decir que se retiran antes de haber culminado la semana del infiero. Simplemente el nivel de esfuerzo físico y mental es muy grande y se convierte en algo insoportable. De hecho, bastantes personas mueren al año durante este duro entrenamiento.
Uno pensaría que para formar mejores Navy SEAL, el ejército debe tratar de encontrar personas bastante fuertes, grandes y de unas condiciones físicas excepcionales; el típico machote. Sin embargo, un estudio que realizaron encontró que no necesitaban integrantes con estas características estereotípicas, sino necesitaban a alguien más parecido a un vendedor de seguros. ¿Por qué?
Vender una profesión bastante difícil. Tratar de convencer a alguien de algo y ser rechazados fríamente, no es algo que sea muy placentero o agradable. Adicionalmente, tener que llegar a objetivos y cuotas de ventas es estresante, en especial cuando la continuidad de nuestro trabajo depende de esto. Los vendedores de seguros, en especial, se enfrentan a un gran número de rechazos cada mes y el producto que venden no es el más atractivo o sexy del mercado. Por ende, estos profesionales, aprenden muy rápido el arte de la resiliencia. Se vuelven expertos en recibir rechazos y fracasar, y aún así, siguen trabajando y moviéndose hacia adelante.
Esta es la razón por la cual los vendedores de seguros son mejores Navy SEAL. El estudio psicológico realizado por esta institución reveló que había un tema en común entre los candidatos que tenían éxito durante la Semana del Infierno: tenían la capacidad de hablarse positivamente a sí mismos y tenían una perspectiva positiva de las cosas.
Nos decimos entre 300 y 1000 palabras cada minuto. Esas palabras pueden ser positivas (Soy capaz, yo puedo, soy capaz de resistir) o negativas (no puedo más, es muy difícil, voy a fracasar). Resulta que cuando estas palabras que nos decimos son positivas, tienen un efecto directo en nuestra resistencia a la adversidad y al dolor y nos hacen querer seguir a pesar de que todo nuestro cuerpo dice que no.
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Aunque no todos participaremos en estas duras pruebas de los SEAL, hay algo muy importante que podemos aprender de esto. Hay seres humanos en este mundo, no muy diferentes físicamente a nosotros, que han podido soportar dificultades y dolores inimaginables y nunca se rindieron. ¿Genética? No. Simplemente es un hábito de hablarse de una manera más positiva que negativa.
Paren un momento y piensen cuántas de las cosas que se dicen a ustedes mismos diariamente son negativas. Se sorprenderán. Nadie nos enseña a hablarnos a nosotros mismos de una manera amable y positiva, para maximizar nuestros chances de terminar los proyectos que nos proponemos, de ser resilientes en situaciones difíciles y de poder enfrentar nuestros fracasos. Puede sonar a un tema de auto ayuda bastante cliché, sin embargo, las investigaciones lo demuestran. Si somos más optimistas y las conversaciones que tenemos con nosotros mismos son más positivas, tendremos mejor salud e incluso seremos más suertudos porque terminaremos perseverando y creando más oportunidades para nosotros mismos.
La clave está en comenzar a contarnos mejores historias. El storytelling no es solo una habilidad que tenemos que desarrollar para cautivar inversionistas, es un hábito que podemos desarrollar para comenzar a contarnos las historias adecuadas y ponernos en un camino más prospero y exitoso.
Así que les pregunto, ¿Cuál es la siguiente historia que se quieren contar a ustedes mismos?
Contacto:
LinkedIn: Julián Torres*
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*El autor es administrador de empresas de la Universidad de los Andes. Es cofundador de Fitpal y Ontop, una plataforma que le permite a las empresas contratar globalmente de forma legal y rápida.
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