Es sabido por todos que tener un negocio exitoso no significa un camino sencillo. De lo que no se habla mucho es de que además, es un proceso solitario.
Crecer un negocio y convertirte en el empresario que ha logrado sus metas, quien ha catapultado y convertido esa idea que nadie consideraba posible en una empresa exitosa suena una historia de triunfos y amigos. Realmente ese camino recorrido suele ser bastante solitario.
Me refiero a soledad porque aunque tenemos familia y amistades que nos dan su apoyo, muchas de las decisiones y de los problemas a los que nos enfrentamos en el día a día son difíciles de comprender por cualquiera que no se encuentra directamente involucrado en el proceso. En los momentos más oscuros, el acompañamiento de alguien que ya haya pasado por la preocupación de mejorar las ventas, de contratar al equipo adecuado, de crear una cultura de trabajo positiva y más se hace extremadamente valioso.
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El gran problema es que la realidad de la mayoría de los empresarios es diferente. El rol del CEO suele ser aislado. El empresario soporta esas responsabilidades en solitario y pocas veces nos cuenta con un sistema de apoyo que realmente pueda entender con certeza por lo que está pasando y ofrecer una guía experimentada. Es un sentimiento que lleva a muchos a cerrarse y limita su efectividad como líderes.
Hay dos grandes factores que pueden ayudar a solucionar esta situación, abriendo camino para el crecimiento tanto del empresario como de su negocio.
Primero, como empresarios debemos de cambiar la perspectiva, y aunque suene a una responsabilidad más, invertir en nosotros mismos, sobre todo en nuestra salud física y mental.
- Medita. Aprende a escucharte y estar presente.
- Activate. Realiza ejercicio o una actividad que te cambie el ritmo, que te permita desechar la tensión que se acumula en el manejo diario de tu negocio.
Y segundo, necesitamos generar el cambio que nos permita desahogar esa tensión, esa falta de escucha y consejo que muchas veces necesitamos a gritos, pero que no solemos pedir.
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Rodéate de pares, de grandes (y pequeños) empresarios que ya han pasado por fracasos, por esos mismos momentos de toma de decisión y que comprenden que a veces la responsabilidad suele abrumarnos. Invierte en espacios donde puedas encontrar ese diálogo de una forma abierta, vulnerable, estructurada y recurrente.
Dejemos de glorificar al empresario que va solo contra el mundo, pues si bien muchos de los éxitos que celebramos parecen haberse logrado en solitario, la realidad es que son muchos más en los que el empresario cuidó de sí, pidió ayuda y se rodeó de personas que lo guiaron en sus momentos más difíciles.
Por: Oso Trava*
Instagram:@Osotrava
*El autor es emprendedor serial y especialista en crecimiento, productividad y propósito. En la última década ha fundado numerosas empresas de alto impacto y asesorado a cientos de empresarios a nivel internacional. Su podcast, Cracks, es uno de los podcasts de negocios en español más escuchados del mundo.