Moody's destacó que, en el tema fiscal, Colombia tiene métricas de deuda más débiles que cuando obtuvo el grado de inversión.

Mientras que el proyecto de inversión social presentado por el Gobierno de Iván Duque pasa a debates en el Congreso de la República, las calificadoras de riesgo ya empiezan a poner atención al avance de la iniciativa y su impacto final en la economía nacional. Una de las más involucradas hasta el momento ha sido Moody’s, única que no ha retirado el grado de inversión al país y que, además, no tomará decisiones al respecto hasta no conocer los alcances definitivos de la reforma tributaria.

“La posición de Moody’s siempre es esperar el conjunto de medidas que se van a aprobar para la calificación. Antes de decir si es Baa2 o Baa3, habrá que entender la reforma final que se aprobará en sus tres elementos, cómo se verán los números y cómo se vera Colombia respecto a sus pares“, aseguró el vicepresidente y analista senior de Moody’s para el país, Renzo Merino.

El ejecutivo también destacó que los cambios propuestos en la reforma tributaria presentada el pasado 20 de julio son positivos porque apuntan a fortaecer el marco institucional, cosa que habia mediado en la credibilidad de los inversionistas extranjeros en el pasado.

Actualmente, Colombia se sitúa en el grado de inversión Baa2 con perspectiva negativa, un peldaño arriba de Baa3, la calificación mínima para conservarlo. Al analizar si una economía lo mantiene o no, Merino comentó que se observa el antes y el despues del perfil crediticio y las dinamicas que han afectado la calificación del país.

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En el caso colombiano, dicho punto estaba estable antes de la pandemia por la recuperación económica del país, tras el choque de la caída de los precios del petróleo entre 2014 y 2016. Asimismo, la calificadora resaltó la estabilizacion en métricas de deuda, pero aseguró que existen desafíos pendientes por choque relacionados con temas fiscales, de ingreso y gasto.

Si bien Moody’s pasó su perspectiva de estable a negativa en diciembre del 2020, tras una caída de casi 7% del PIB el año pasado, resaltó la recuperación dinámica que ha mostrado el país en los últimos meses. Además, la calificadora también resaltó que un factor que ha afectado a todas las economías de la región es el impacto fiscal, sobre todo en las políticas de deuda.

“En ese sentido, lo que analizamos es cuál va a ser la respuesta de política macroeconómica y la estrategia de consolidación del déficit fiscal en los próximos años”, apuntó Merino.

Al respecto, el analista destacó el hecho de que la reforma presentada ante el Congreso tambien tiene un componente fiscal con un enfoque comprensivo, y elogió el proyecto al afirmar que “no vemos economias emergentes que traten de abordar esos temas luego del choque de la pandemia”.

Sobre este mismo tema, el exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, explicó que la nueva reforma fiscal está suspendida, razón por la que el déficit de Colombia en ese aspecto va a ser más alto que el año pasado, siendo la única economía de Latinoamérica que lo esta aumentando frente a 2020.

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“La regla fiscal lo que dice es que no vamos a mirar solo déficit o superávit, sino el stock de deuda. Hay una linea roja de 70% del PIB, y estamos cerca a eso, pero ese sería el techo, mientras que la meta es que la deuda pública esté al menos en 55% del PIB“, agregó.

Para el exministro, esa discusión, que todavía no se ha dado, va a ser fundamental para definir la sostenibilidad fiscal de Colombia, pero no se podrán tomar decisiones hasta que se apuebe el proyecto de ley de la reforma tributaria. Adicional a ello, lograr las metas previamente mencionadas “requiere un esfuerzo grande de reducción de gasto”.

“Cuando Colombia logró el grado de inversión, el gasto estaba en 19% del PIB; hoy esta en 25% del PIB por la pandemia. La senda de reducción de gasto es la gran pregunta a resolver, y le va a quedar al próximo gobierno”, señaló.

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En cuanto al periodo pospandemia, Merino destacó que el promedio de rebote es de 4% en las economias emergentes, pero en el caso de Colombia hay mayor optimismo para el cierre de 2021 con una estimación de crecimiento del PIB de 7%. Para 2022, Moody’s calcula que el país aumentará 3,5%.

Al respecto, el experto detalló que la clave en el crecimiento de mediano plazo seguirá centrada en las perspectivas de inversión, pues muestra las dinámicas de la demanda domestica que venían bien y que podrían abrir puertas para nuevos canales de exportación a futuro.

Por otroa parte, Cárdenas también fue enfático al afirmar que no se puede hablar de crecimiento sin tener en cuenta el escenario fiscal, que a su vez depende de la situación política del país, por lo que hay que verlos de forma integral.

Asimismo, estuvo de acuerdo con Merino en las proyecciones de recuperación relativamente rápida de la nación, a pesar del costo que representó la pandemia, destacando además los avances en materia de vacunacion, que ayudan a que la gente tenga más confianza y retome sus actividades.

Con respecto al crecimiento potencial de 3,5% en 2022, el exministro afirmó que Colombia puede llegar a esa cifra teniendo a su favor aspectos como la migración venezolana y una tasa de inversión mas alta que los pares de América Latina. “No es espectacular, no es el 4,5% histórico de los últimos 70 años, pero es relativamente bueno en estas condiciones”, concluyó.

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