La empresa dedicada a prestar servicios de desinfección y limpieza le apuesta a una estrategia que busca invertir en la felicidad de sus colaboradores.

Durante casi 60 años, la empresa de servicios generales y aseo Casalimpia, se ha posicionado como una de las más tradicionales y reconocidas de su sector, pero luego de la pandemia y con la importancia que sus servicios adquirieron en esta nueva conyuntura, desde la cabeza de la organización se tomó una decisión que los llevará por un nuevo rumbo: invertir más en la felicidad de sus casi 16.000 colaboradores.

Este propósito lo encabeza Pedro Felipe Estrada, presidente de Casalimpia, quien explicó en conversación con Forbes que su prioridad es que pueda replicarse en los 400 municipios en donde tienen presencia y en cada uno de los hospitales, centros de salud y UCI en donde sus empleados realizan desinfección y aseo.

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Invertir en algo intangible

¿Por qué invertir en felicidad justo cuando estos servicios se hacen más esenciales? Para Estrada la respuesta es simple: “La verdad de todo, así suene para algunos muy difícil o para otros, muy simplista de entender: La felicidad es una decisión”. Pero esa decisión, menciona, se enmarca en una estrategia clara, que es la que desde la organización estan buscando diseñar.

“Con la construcción de una identidad corporativa junto a una conducta que genere una coherencia institucional que busque los mismos objetivos, todos los integrantes de una misma empresa van a fundamentar el desarrollo de sus acciones con confianza, compromiso y afecto por su trabajo y por quienes los rodean”, explica.

Las acciones al respecto incluirán a la junta directiva, que apoya la articulación del “Decálogo de principios para una Casalimpia feliz y con espíritu de equipo”, el cual tiene unas líneas académicas que complementan la felicidad como una materia de vida, para verdaderamente “aprender” a ser felices.

“Como principal objetivo, integramos la maestría para querernos, ayudarnos y perdonarnos, en mayúsculas. Es necesario es despojarnos de cada prejuicio, comentario o malentendido para lograr este reto: querer a nuestro compañero, ayudarlo con dedicación y trabajo en equipo, perdonarlo y entender que siempre estamos trabajando por el mismo objetivo, sin espacios a rumores o a ruidos que no son parte de la cultura organizacional de Casalimpia”, agrega el directivo.

Para medir el éxito de esta ambiciosa meta, desde la organización se han implementado unidades de cuantificación como el “dominio de los procesos y la optimización permanente”, el “todo al día, todos los días”, y el “cero tolerancia con la mediocridad”. Estos tres factores tienen como denominador común una serie de valores corporativos que buscan llevar al empleado a su máximo potencial sin dejar de lado el factor humano.

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“En la vida, cada persona tiene una historia de superación de enormes retos, y justamente estamos frente a uno, quizá el más importante de nuestras vidas, ser felices a pesar de las sorpresas de la vida”, concluye el gerente.

Con esta estrategia, la empresa Casalimpia, que también viene incursionando en la implementación de la tecnología como principal aliada para la diversificación de sus negocios, sobre todo en los productos y el agendamiento de servicios de “expertas en limpieza” para el hogar, rompe un nuevo esquema corporativo a la hora de implementar políticas internas a favor de experiencias, en este caso, una llamada: “Felicidad”.