En entrevista con Forbes Colombia, el gerente del Emisor habló sobre la idea de que se haga una emisión para solucionar problemas fiscales. Por otro lado, dijo que se acerca una subida de tasas.

Si bien el Banco de la República ha tenido la tarea de darle un mayor impulso a la recuperación de la economía colombiana bajando las tasas de interés, el debate que se ha puesto sobre la mesa es que el Emisor emita para darle un crédito directo al Gobierno y así financiar parte de su déficit. 

Sin embargo, en conversación con Forbes Colombia, Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, argumentó que aunque esa figura es posible, pues la Constitución Política de 1991 abrió esa puerta, hacerlo no traería beneficios para el país. “La convicción que yo he expresado es que las circunstancias no son propicias para que un crédito directo del banco la República al Gobierno tenga efectos beneficiosos”. 

Por otro lado, y aunque sigue la incertidumbre, Villar también afirmó que el impulso que está teniendo la economía y la tendencia inflacionaria que se ha visto en el país y en otras naciones clave, como Estados Unidos, puede llevar a que el Banco de la República suba de nuevo las tasas, que ha mantenido abajo en medio de la crisis.

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Forbes Colombia habló con el gerente sobre los retos que se vienen para el país en medio de una de sus peores crisis. 

¿Cómo están viendo la economía y cómo está la subida de tasas en ese contexto? 

Lo que se vio en la última junta fue un diagnóstico de una recuperación de la economía colombiana mucho más acelerada de lo que teníamos previsto a comienzos de este año e, incluso, de lo que habíamos previsto hace un mes cuando ya se había ajustado fuertemente el crecimiento al alza. Hay que recordar que comienzos del año estamos proyectando un crecimiento de 4,6%, en junio la proyección era 6,5% y ahora se subió esa proyección por parte del equipo técnico a 7,5%. 

Hay un cambio en el comportamiento de la inflación por distintas razones, que ha acelerado la inflación de manera importante que ha llegado a niveles que ya se ubican por encima de la meta del banco la República en 3,6%, del 3% que es la meta. 

Empieza a conformarse un escenario que sugiere que el gran impulso monetario que se ha dado desde comienzos de la pandemia debe irse moderando, de manera gradual y cuidadosa

Leonardo villar, gerente del banco de la república

En ese sentido empieza a conformarse un escenario que sugiere que el gran impulso monetario que se ha dado desde comienzos de la pandemia debe irse moderando, de manera gradual y cuidadosa. Eso no se debe entender como que la política monetaria vaya a dejar de ser expansiva, sino que la magnitud de esa postura expansiva debe empezar a ajustarse gradualmente hacia niveles más neutrales en el mediano plazo. 

Ahora, este diagnóstico general que es compartido al interior de la junta tiene matices. Dos miembros de la junta consideraron que se debe empezar ya el proceso de ajuste y los otros cinco consideraron que se debe empezar a reducir la postura expansiva de la política monetaria cuando tengamos un poco más de información y cuando se hayan disipado algunas incertidumbres particularmente fuertes que existen hoy en día. Entre ellas, que la inflación podría estar ajustándose a la baja por la reversión del aumento tan fuerte que hubo en los precios de los perecederos después de la terminación del paro. Fue un ajuste que se dio a la baja de manera importante en junio, pero hay mucha incertidumbre sobre lo que puede suceder más adelante. 

En 1999 y 2000 tuvimos una crisis que afectó las finanzas de los hogares y del Estado, ¿de qué naturaleza es la recuperación actual? 

Hay por lo menos dos elementos que marcan una diferencia muy importante entre la crisis actual y la del 1999. El primero es que había una crisis financiera, las cuales tienden a reforzar el deterioro de la economía, lo que hace más difícil la recuperación. En esta oportunidad, afortunadamente, el sector financiero se mantiene muy sólido a pesar de haber sido golpeado por la crisis. Y el sector financiero ha ayudado a moderar la crisis más que reforzarla. 

El segundo elemento de diferencia muy fuerte entre las dos crisis es la capacidad que ha tenido en esta oportunidad el Banco de la República de actuar en forma contracíclica. Las circunstancias permitieron que  la credibilidad muy alta del banco, con una inflación bajo control y con una institucionalidad que diera confianza, se pudiera bajar la tasa de interés de manera drástica y proveer mucha liquidez a la economía, lo cual ayudó también a la recuperación acelerada de la economía. 

Hemos tenido una crisis muy fuerte y una recuperación importante, pero todavía no hemos recuperado lo que habríamos tenido si la economía hubiera seguido creciendo a un ritmo normal en 2020 y en 2021. Y eso se manifiesta de manera particularmente crítica en el comportamiento del desempleo, que se mantiene en niveles muy altos a pesar de los datos, que denotan las secuelas de una recesión profunda que tuvimos el año pasado. 

Leonardo Villar, gerente del Banco de la República.

¿Por qué el sector bancario ha logrado salir tan bien en la crisis? 

El sistema financiero tiene altos niveles de solvencia, el capital es más significante más alto del que las normas de Basilea exigen para obtener en los niveles de cartera que tiene ese sistema financiero. En ese sentido, hay un respaldo muy importante para el funcionamiento de la banca y de las demás establecimientos de crédito. Eso les ha permitido asumir las pérdidas que han tenido por el deterioro de la cartera que se dio como consecuencia de la crisis, la crisis. 

La banca pudo reaccionar ante eso a través de dos mecanismos muy importantes que implican que asumen con sus  propios recursos esas pérdidas. Uno es provisionando  cartera vencida y las provisiones aumentaron muy fuertemente. Lo otro que ha hecho el sistema financiero es que muchos de esos créditos que estaban con dificultades de pago, que incluso ya estaban provisionados los han ido castigando y simplemente reconocen que ya no son ni siquiera parte de su activos. Eso permite que los indicadores de cartera hayan sido menos malos. 

Paralelamente a eso, lo que hemos visto es que los niveles de liquidez del sistema financiero se mantienen suficientemente altos. Ahí el Banco de la República ha estado pendiente para suministrar la liquidez que se requiere. Entonces, lo que hemos visto es que los bancos han sido parte de la solución de la crisis, contrario a lo que ha pasado en crisis anteriores. 

Se está viendo que, precisamente, la naturaleza de esa recuperación es desigual específicamente para mujeres y para los hogares pobres, ¿eso les inquieta? 

La crisis de 2020 generó un incremento tremendo en la pobreza y aunque no hay indicadores todavía oficiales es fácil presumir que generó un fuerte deterioro en la distribución del ingreso. La recuperación está revirtiendo esos efectos, pero la reversión ha sido muy parcial y todavía  seguimos teniendo unos efectos sobre la pobreza comparados con la situación prepandemia que son muy perjudiciales, y que también podrían implicar que el deterioro que se presentó el año pasado en la distribución del ingreso no se ha revertido.a percepción de riesgo sobre las economías emergentes podría conducir a que los capitales dejaran de venir al ritmo que estaban viniendo previamente. 

 La percepción de riesgo sobre las economías emergentes podría conducir a que los capitales dejaran de venir al ritmo que estaban viniendo previamente. 

Frente a la incertidumbre por la inflación, ¿cómo están viendo ustedes el frente externo y lo que está sucediendo con otros bancos centrales en materia de tasas? 

La recuperación económica internacional es muy fuerte. Estamos viendo un gran dinamismo positivo en Estados Unidos y China. Eso hace que nos jalone todo el proceso de recuperación y tiene impactos importantes sobre algunos precios que nos benefician a nosotros como los de las exportaciones con el petróleo, el carbón y el café. La paradoja es que eso ha implicado también unas expectativas de que las tasas de interés de política a nivel internacional puedan empezar a aumentar. Y en un periodo no demasiado largo se han reflejado ya en aumentos no despreciables de las tasas de interés de mediano y largo plazo en los mercados globales. 

Entonces tenemos la situación en la que unas economías emergentes, como la colombiana, se muestran ante el mundo mucho más endeudadas de lo que estaban hace un tiempo y un mercado financiero que podría volverse un poco menos líquido, con unas tasas de interés que podrían aumentar. Por eso,  la percepción de riesgo sobre las economías emergentes podría conducir a que los capitales dejaran de venir al ritmo que estaban viniendo previamente. 

¿En el frente externo tenemos un estado de tranquilidad?

Tenemos elementos de tranquilidad por la mayor demanda internacional por los mejores precios de nuestros productos de exportación, pero hay riesgos importantes en dos frentes. Uno es la posibilidad de que los mercados financieros internacionales se vuelvan más volátiles, las tasas de intereses no aumenten y los capitales fluyan menos hacia nuestro país. Y lo segundo es que a pesar del aumento de los precios de los productos básicos y la recuperación de la economía internacional, el déficit de cuenta corriente ha aumentado de manera importante en el periodo reciente. Y lo ha hecho en parte por una razón muy comprensible y es la propia recuperación de la economía que estamos observando en Colombia e induce a un aumento muy importante de las importaciones. 

También estamos viendo una importante devaluación del peso… ¿qué tanto puede eso afectar a la economía? 

La depreciación del peso es algo que refleja condiciones tanto internas como externas. En parte, el peso se ha depreciado un poco más que otras monedas y eso puede estar vinculado con la mayor percepción de riesgo que genera la situación fiscal colombiana que generó la situación de orden público. Por otra parte refleja también situaciones internacionales y particularmente movimientos de la otra moneda que se relaciona cuando uno mide la tasa de cambio, que es el dólar. El dólar se ha apreciado con respecto a muchas monedas del mundo. Lo que yo podría decir al respecto es que cuando están sucediendo este tipo de situaciones se hace visible un elemento de la política cambiaria colombiana y es permitir que la tasa de cambio fluctúe de manera libre. 

Obviamente, la fluctuación de la tasa de cambio es un elemento que puede ser tenido en cuenta para identificar si estas se generan o no generan presiones inflacionarias y podrían influir en decisiones de política monetaria, pero la actitud frente a los movimientos de la tasa de cambio es permitir que se manifiesten de manera libre y permitir que por la misma razón ayuden al proceso de ajuste de la economía. 

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El Gobierno presentó su reforma fiscal y ya ha reiterado que se necesitará otra, ¿qué análisis hacen ustedes de lo que se presentó?

El banco ha sido claro y explícito en que la situación fiscal se deterioró por razones absolutamente comprensibles. La crisis generó un desplome de los ingresos tributarios, obligó a un aumento muy importante en el gasto y el hecho de que se haya podido hacer es una prueba de que Colombia tiene acceso al financiamiento externo y en ese sentido es un elemento positivo, que ha actuado y a favor de una recuperación más pronta de la economía. Pero debe reconocerse que tener déficits de las magnitudes que estuvimos el año pasado y volvemos a tener este año implica aumentos fuertes en el endeudamiento, que no pueden seguir dándose indefinidamente porque harían insostenible la deuda y podrían llevar a que nos nos vuelvan a prestar en la forma como afortunadamente sí nos prestaron el año pasado. 

El Banco ha sido muy explícito y claro en decir que se necesita un ajuste fiscal importante y la propuesta que ha presentado el Gobierno al Congreso es un paso muy importante en la dirección de ese ajuste, pero como lo ha dicho el propio Gobierno es un paso no más y va a requerir otros adicionales en el futuro. 

Lo que yo quisiera destacar es que se deben mantener políticas de apoyo a la educación, a la salud y subsidios a las familias más pobres del país.

Esta definitivamente no es una reforma estructural, ¿qué elementos cree que debe tener la próxima reforma tributaria? 

La reforma tributaria tiene connotaciones fuertemente políticas. Las decisiones que tome el próximo Gobierno van a ser absolutamente fundamentales y por eso prever cualquier cosa es muy difícil. Lo único que yo diría es que como sociedad se tiene que decidir cómo funciona el Estado. Si se quiere seguir apoyando a las personas menos favorecidas y dando subsidios eso requiere un financiamiento, y se debe decidir quién lo va a otorgar. La decisión de quien debe pagar esos impuestos extra es política. 

Ante eso hay posiciones que podrían surgir y es el Congreso es el que debería decidir. Ahora, lo que yo quisiera destacar es que se deben mantener políticas de apoyo a la educación, a la salud y subsidios a las familias más pobres del país. Asimismo se debe mantener el funcionamiento del Estado, de la justicia y del orden público; eso requiere recursos importantes, que hoy no están siendo aportados de manera suficiente. 

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¿Cuál es su opinión sobre que el Banco de la República emita y le preste al Gobierno recursos? 

La posibilidad de un crédito de emisión existe, está en la Constitución y está vigente. Pero está expresada de una forma en la que exige la unanimidad de los miembros de la junta del banco. Esa unanimidad no es un capricho, lo que expresa es un mensaje claro en el que se debe utilizar la mejor política posible y que los costos no sean mayores que los beneficios. 

La convicción que yo he expresado es que las circunstancias no son propicias para que un crédito directo del banco la República al Gobierno tenga efectos beneficiosos. Eso es por varias razones. Una es que cuando la política monetaria empieza a depender de la situación fiscal se pueden caer trampas que conducen a altos niveles de inflación. Y esa es la razón por la que se le dio la posibilidad al al Banco Central para que la política dependiera de la necesidades monetarias de la sociedad, se ejecutara en función del cumplimiento de unas metas de inflación y de estabilizar el crecimiento económico, y no de la necesidad de recursos de el Gobierno.

Eso no fue un invento de la constitución de la Constituyente colombiana, sino que en su momento se recogieron experiencias internacionales. Eso no significa que el Banco Central no emita permanentemente, pero lo hace en función de la necesidad de la sociedad para mantener una meta de inflación. 

Y otro de los riesgos es que se acabe el financiamiento que hoy recibe el Gobierno de manera sana y continua a través de bonos que emiten al mercado internacional y de TES en el mercado interno. Y cuando empieza a ver la percepción de que el Banco Central va a emitir, los potenciales compradores de TES van a dejar de comprarlos o van a exigir que le paguen tasas de interés más altas. Y los compradores de bonos internacionales van a asustarse de que la situación de estabilidad macroeconómica conduzca a que sea muy difícil que les paguen sus deudas. En ese sentido, si el Banco Central se pone a emitir puede paradójicamente reducir las posibilidades de que el Gobierno financie el déficit fiscal en los mercados financieros internos y externos. 

El año pasado fue uno bueno para el Banco de la República en términos de utilidades, y este año a junio la cosa no pinto tan bien, ¿qué perspectivas tienen ustedes en esa materia en el mediano plazo? 

Yo creo que de las primeras declaraciones públicas que di cuando me posesioné fue que no íbamos a seguir generando utilidades de la magnitud de las que se generaron en el 2019 y en 2020. Eso ya se está viendo y en el primer semestre, la rentabilidad de las reservas es prácticamente nula. Y la perspectiva para lo que resta este año y para el entrante es también de muy baja rentabilidad, muy cercanas a cero o ligeramente negativas. Y eso pasa porque las tasas de interés tienen niveles muy bajos, por lo que no se puede tener una rentabilidad interesante. 

Por otro lado, hay un elemento y es la desvalorización o valoración de los títulos a precios de mercado. Cuando el Banco de la República tiene títulos en su poder, el precio de esos  títulos se valora a precio de mercado y eso significa que cuando se están reduciendo hasta interés, los títulos se valorizan. Lo contrario nos puede suceder en las circunstancias actuales. Y eso nos puede mantener unos dos o tres años sin utilidades importantes. 

Ustedes y varios analistas han sido optimistas con el crecimiento de la economía este año, ¿ve viable cumplir esas metas? ¿Hay riesgos? 

Es importante reconocer que la economía se está recuperando muy rápidamente y el escenario central del equipo técnico del Banco de la República es crecer a un nivel del 7,5%. Pero también es importante destacar que el crecimiento es apenas el requerido para devolver la caída que tuvimos el año pasado. Eso significa que en 2021 volveríamos a niveles de 2019, lo que significa que no habríamos crecido.

También tenemos una incertidumbre sobre cómo va a ser el crecimiento hacia al futuro,  vez se hayan recuperado los niveles básicos en los que ya estábamos hace un par de años. Para eso es importante que la sociedad y el país empiecen a pensar en cuáles son los elementos que nos pueden ayudar a crecer de una manera más sostenida. Hay un espacio muy importante para bajar el desempleo, para formalizar la economía y eso tiene que ir de la mano en la productividad y de ajustes en muchos elementos que se requieren para que la economía crezca de manera sostenida. 

En ese sentido, son claves temas como la magnitud del déficit de cuenta corriente que estamos observando, lo que genera algo de preocupación sobre la capacidad de crecimiento de una economía que no parece estar exportando lo suficiente. Afortunadamente están empezando a observarse aumentos en las exportaciones después de mucho tiempo, pero ese es el comienzo. Tenemos que ver que Colombia sea capaz de posicionarse nuevamente en los mercados internacionales como una economía productiva capaz de competir, exportar y financiar las importaciones que también necesitamos. 

*María Camila González Olarte y Aldemar Moreno

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