La canciller de Panamá, Erika Mouynes, comentó que la única manera de atender esta problemática es con un enfoque humanitario.

Las imágenes de los inmigrantes atrapados en la frontera entre Colombia y Panamá han dado la vuelta al mundo en las últimas semanas, reflejando el drama del fenómeno migratorio en América Latina y que ha generado preocupación en ambos gobiernos, por lo que la necesidad de un acuerdo bilateral centrado en este asunto es más necesario que nunca.

Al respecto, la canciller de Panamá, Erika Mouynes, habló con Forbes acerca de las estrategias que se están implementando, y una de ellas implica lograr este acuerdo con Colombia para homologar sus responsabilidades en este campo, sobre todo con el aumento de los migrantes irregulares que viajan desde Colombia, a través de Panamá, con destino a Estados Unidos.

Según cifras oficiales, Panamá ha recibido más de 50.000 migrantes en lo que va corrido de 2021 y se espera que el monto final para diciembre sea de 70.000, que representa un crecimiento de 775% frente a 2019, cuando recibieron poco más de 8.000. De ese total, la mayoría provienen principalmente de Haití, que ha aportado 30.000, y Cuba, que agrupa 10.000.

“El número puede ser mucho mayor, porque no estamos viendo todavía las consecuencias de migraciones más recientes, sino que son de las que llegaron al sur hace mucho tiempo”, aseguró la canciller.

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La preocupación de la ministra se debe especialmente a que los patrones de migración han cambiado, sobre todo si se tiene en cuenta que los migrantes que se agolpan en la frontera con Colombia, ubicada en Necoclí, esperan cruzar hacia Panamá a través de la trocha del Darién, considerada una de las regiones más intransitables y peligrosas de América Latina.

Frente a la crisis de la frontera colombiana, la jefa de la cartera internacional destacó que los acuerdos a los que se busca llegar no ignoran que Panamá está recibiendo cuotas de migrantes de manera diaria, que tiene que ser necesariamente mayor para evitar el congestionamiento de estas semanas.

“El crecimiento de ese número también tiene que ver con realidades políticas. Tenemos que estar cordinados, pues nadie puede estar abriendo y cerrando fronteras, y exigiendo cosas o no, porque todo esto tiene consecuencias sobre las migraciones que nos afectan a los países que estamos de paso”, sentenció.

En busqueda de una solución definitiva, Mouynes reconoce que uno de los puntos clave es la cooperación internacional, factor que motivó a la convocatoria de la primera cumbre regional para atender esta problemática y que reunió a países como Ecuador, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, México y Estados Unidos.

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El encuentro, que tuvo lugar hoy, dejó claro que la carga actual de migrantes en Panamá, que representa 30% de todos los que han entrado al país en los últimos 10 años, es algo que un solo Estado no puede manejar. “Por más que Panamá tenga la buena voluntad, no es lo mismo que pasen 4.000 personas por un pueblo”, comentó.

Mouynes también se refirió a la carga de inversión que ha tenido que manejar el país en cuanto a las estaciones de recepción de los migrantes, así como su alimentación, transporte y chequeos de salud, que anda por US$19 millones, cifra en la que no han recibido ayuda de ningún estado ni de las ONG que trabajan el tema de la migración a nivel mundial.

“La proyección es generar esa corresponsabilidad entre los países de origen los países de paso y los países de destino. El esfuerzo es más de diagnóstico de lo que estamos viendo y de las propuestas concretas sobre como abordarlo y homologarlo entre todos”, dijo.

En linea con esa corresponsabilidad, mencionó el acuerdo que sostiene Panamá desde hace años Costa Rica en cuanto al número máximo de los migrantes que pueden pasar por la frontera. Esta estrategia se fortalece gracias a que Panamá es el primer puerto del sur donde se hace análisis biométrico en caso de existir una alerta de Interpol, según explicó Mouynes.

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La ministra también señaló al cambio climático como uno de los factores que más afecta la migración. Por ello, señaló la importancia de suscribir un pacto considerable al ambiente, ya que es una arista adicional que no siempre es considerada y tiene un impacto clave.

“El esfuerzo es más de diagnóstico de lo que estamos viendo y de las propuestas concretas sobre como abordarlo y homolgarlo de manera que haya corresponsabilidad”, comentó.

En cuanto a qué haría falta para disminuir la tendencia migratoria, detalló que “ganamos mucho simplemente visibilizandola“. Si bien hay algunos países que sufren más esto que otros por el mero tránsito, rechazó que haya naciones donde no tener visa o requisitos de entrada estimulen esta venida de migrantes.

“Esos gobiernos miran para el otro lado, dejando desprotegidos a estos migrantes que inician un recorrido incierto y peligroso para ellos. Por eso, visibilizar la problemática, y que las políticas publicas tengan un impacto directo, podría salvar vidas en la medida que lo abordemos de una forma mas integral”, concluyó.

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