El mercado de valores enfrenta un nuevo boom: el de las emisiones de bonos por parte de los bancos, que en el primer semestre se destacaron por su monto y variedad. Se consolida la tendencia de los bonos verdes, los bonos naranja y otras emisiones temáticas.
Antes de la pandemia, en 2019, las compañías colombianas emitieron bonos por $13,66 billones. Ese monto fue similar al registrado en 2010, año en que las colocaciones en el mercado bursátil llegaron a $13,79 billones; todo el mercado esperaba superar esa marca en 2020.
No obstante, con la pandemia de Covid-19, las operaciones en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) estuvieron detenidas durante mes y medio, incluyendo las emisiones de bonos. Pero esto no generó que se perdiera el nivel alcanzado gracias a la apertura de la bolsa a la financiación empresarial, lo que permitió que 2020 concluyera con un monto adjudicado de $12,93 billones, cifra que reveló una reducción de apenas 5,3 % frente al año anterior.
Para 2021, el foco ha estado en volver a números récord en medio de la reactivación económica. Según cifras de la BVC, la emisión de bonos de las empresas colombianas llegó a un monto adjudicado de $5,94 billones en el primer semestre del año, cifra en la que los bancos han sido protagonistas.
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Del total registrado entre enero y junio, los bancos representaron 54,77 % de las emisiones totales del primer semestre de 2021, que llegaron a $3,25 billones. Las operaciones estuvieron lideradas por Davivienda, que alcanzó un monto adjudicado por emisión cercano a $700.000 millones, seguido del Banco de Bogotá con $600.000 millones, junto al Banco AV Villas y Bancóldex, ambos con $500.000 millones.
El presidente de Davivienda, Efraín Forero, comentó a Forbes que el banco ha conseguido recursos por $700.000 millones en el mercado local y US$500 millones en el mercado internacional, cifras que van en línea con su estrategia de fondeo.
“Estos recursos llegan a fortalecer la capacidad del banco para atender las necesidades de nuestros clientes, mejorar la calidad de nuestra estructura de capital y apalancar el crecimiento del negocio y las iniciativas digitales, con lo cual buscamos apoyar la reactivación económica”, aseguró.
Además de impulsar el crecimiento de los negocios de la banca, uno de los factores que más ha llamado la atención en las emisiones de este año tiene que ver con el auge de las iniciativas sociales, pues se llevaron el protagonismo en dos de las nueve emisiones de bonos en el primer semestre.
Cabe resaltar que dichas operaciones también fueron las primeras emisiones de bonos sociales en el mercado principal desde 2018, según datos de la BVC. En dicho año, Bancóldex adjudicó $400.000 millones para financiar o refinanciar, total o parcialmente, Proyectos Sociales Elegibles, cuya finalidad era promover o proporcionar infraestructura básica asequible, acceso a servicios esenciales, vivienda, generación de empleo a través de potenciar la financiación de la pequeña y mediana empresa, seguridad alimenticia y fortalecimiento y avance socioeconómico.

Impacto de los bonos sociales en 2021
“Esta emisión ha servido muchísimo para otorgar recursos frescos a una gran cantidad de microempresarios que, por la situación de pandemia y las restricciones que hubo, sus negocios se vieron afectados”, dijo a Forbes el presidente del Banco W, José Alejandro Guerrero.
El Banco W fue uno de los que realizó emisiones sociales en el mercado principal, acompañado de la banca de inversión de Bancolombia, llegando a un monto adjudicado de $160.000 millones, con el propósito de financiar a aproximadamente 27.000 microempresarios para apoyar su reactivación y recuperación económica tras la pandemia. La colocación logró una demanda por $340.162 millones, es decir, 2,13 veces el valor ofertado (bid to cover), de acuerdo con datos de la BVC.
“Es gente que necesita dos cosas: uno, mayores plazos para pagar las obligaciones actuales, y dos, recursos frescos que les permitan reactivarse para que puedan salir adelante”, agregó Guerrero, quien también detalló que el banco cuenta con un fondo natural de CDT y cuentas de ahorro, y mencionó que el promedio de crédito que manejan es de $5 millones.
El ejecutivo reconoció que el proceso ha planteado retos y dificultades importantes, sobre todo a finales de abril y en el mes de mayo, debido principalmente a toda la coyuntura del paro nacional, momento en el que “no pudimos avanzar como quisiéramos”, aunque admitió que el proceso se reactivó desde el mes de junio, permitiéndoles continuar con el uso de sus recursos para otorgar microcréditos en estos meses.
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El segundo banco que realizó emisiones de bonos con iniciativa social fue Bancamía, que colocó $120.541 millones en bonos sociales de equidad de género, logrando alcanzar una demanda por $143.000 millones, es decir, 1,43 veces el valor ofertado (bid to cover), cuyo monto base era de $100.000 millones.
“Esta emisión fue hecha por la entidad con el gran objetivo de financiar la fuerza emprendedora de las mujeres microempresarias de Colombia, a quienes buscamos facilitarles su progreso, entendiendo su realidad”, explicó a Forbes el presidente de Bancamía, Miguel Ángel Charria.
De las microempresarias que atiende Bancamía, 87 % son vulnerables desde el punto de vista de sus ingresos, 44 % tienen educación primaria a lo sumo y 36 % viven en zonas rurales, situaciones que “no han sido una barrera para permitirles acceder a productos y servicios financieros formales, complementados con procesos de educación financiera”, agregó la información.
Con estos recursos, el banco espera financiar a 30.000 mujeres microempresarias de bajos ingresos que requieren apoyo en la etapa de reactivación que vive el país, cuyo destino sea el crecimiento de sus unidades productivas. A su vez, Charria destacó que el destino social de los fondos obtenidos en esta operación será certificado por la agencia internacional Vigeo, proveedor internacional de investigación y servicios ESG para inversores y organizaciones.
“Como entidad de microfinanzas, estamos dando un importante paso en beneficio de las microempresarias que mueven la economía del país, las que están llamadas a ser las protagonistas en esta reactivación económica, y que necesitan de nuestro apoyo para seguir progresando y generando empleo”, señaló.

Importancia de los temáticos
Al apoyar la generación de empleo (principalmente en población vulnerable), promover la equidad de género, facilitar acceso a la vivienda, generar infraestructura básica de servicios públicos, los bonos sociales también hacen parte de los bonos temáticos o instrumentos financieros sostenibles.
En este grupo también se destacan los bonos naranjas, cuyos recursos están destinados a financiar o refinanciar a empresas vinculadas a la Economía Naranja; o los bonos verdes, que financian proyectos que ayudan a combatir el cambio climático, cuyos efectos impactan a poblaciones vulnerables.
Estos mecanismos de financiamiento, con los cuales ya se han hecho emisiones de $3,1 billones en el mercado de valores colombiano, “promueven el crecimiento económico y social del país, más en un momento de recuperación económica necesaria tras los impactos de la pandemia en la economía”, según el presidente de Asobancaria, Hernando José Gómez.
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El dirigente gremial señaló a Forbes que los bonos temáticos se han convertido en instrumentos financieros muy demandados en el mercado por los impactos positivos en la sociedad, los ecosistemas y la mitigación del impacto climático, unido a un retorno económico atractivo para los inversionistas.
Precisamente, el impacto ambiental se ha convertido en un asunto clave para el sector bancario, sobre todo al observar las cifras del costo por los efectos del cambio climático. Según estimaciones del Banco Mundial, el costo anual de la mitigación y adaptación en países en desarrollo es de US$75.000 millones y alcanzaría los US$100.000 millones para 2050.
La llegada de los bonos temáticos ha abierto un nuevo perfil de inversionista que se ha ido consolidando e imponiendo, en la medida en que la demanda por estos instrumentos ha sobrepasado las expectativas de sus emisores, lo que demuestra un mayor apetito por este tipo de negocios, llevando a que los bancos presten más atención a los mismos, sobre todo en la coyuntura económica actual, particularmente dura con las microempresas.
“Estas microempresas también tienen una capacidad de resiliencia enorme y una sensibilidad importante. Así como se afectaron de manera importante con la pandemia con los cierres y las restricciones que hubo, también son los primeros que, de alguna manera, logran reactivar su actividad”, concluyó Guerrero, del Banco W.