Las prohibiciones de China, la búsqueda de un marco legislativo unitario en la Unión Europea y los pasos revolucionarios de El Salvador están definiendo el comportamiento de las criptomonedas en el mundo. Forbes dialogó con algunas de las autoridades mundiales más importantes en la materia para entender hacia dónde va la revolución cripto. Estas son las respuestas.

Podría decirse que 2021 ha sido un año de luces y sombras para la historia de las criptomonedas a nivel mundial. Primero, han causado gran revuelo en los mercados financieros y las redes sociales por su alta volatilidad: tras alcanzar cifras récord en capitalización de mercado, siguieron caídas históricas en su valor. Además, han elevado la discusión sobre su implementación a tal punto que, en algunas partes del mundo, se coquetea con su legalización.

Según CoinMarketCap, la autoridad de datos para criptomonedas más confiable del mundo, la capitalización de mercado llegó a US$1,6 billones con corte al 30 de julio, cifra que se ubica lejos de su récord histórico, registrado el pasado 12 de mayo, cuando alcanzó US$2,5 billones, coincidiendo con la subida de 13.000% de Dogecoin, la moneda digital del meme Shiba Inu, que contó con el aval del mismísimo Elon Musk.

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Paradójicamente, fue el propio Musk quien se encargó de contrarrestar dicho impacto, e incluso, de desencadenar una caída histórica del valor de las criptomonedas mediante sus tweets y los coletazos de su aparición en ‘Saturday Night Live’ el 8 de mayo. Cuatro días después, coincidiendo con el máximo histórico del cap market, las divisas electrónicas comenzaron a desplomarse.

La caída más fuerte de las cripto en 2021 se detuvo el 23 de mayo, cuando cerró con una capitalización de mercado de US$1,35 billones, cifra que representó una disminución de 47% frente al récord registrado once jornadas antes. Si bien Musk abonó el terreno para el desplome, tampoco fue culpa suya únicamente, y aquí es donde entra en escena China, que prohibió a toda empresa e institución financiera ofrecer cualquier servicio relacionado con criptomonedas desde el pasado 19 de mayo.

Esto no solo le dio la estocada clave al mercado en general, sino que también afectó a la criptodivisa más fuerte, el Bitcoin, cuyo precio cayó 20% y se ubicó por debajo de los US$34.000. Este dato es importante si se tiene en cuenta que el Bitcoin representa 46,43% del valor de mercado de las criptomonedas, seguido de lejos por Ethereum, con 17,84%, según datos de CoinMarketCap (ver gráfico).

A pesar de que el país está tratando de tener su propio banco central de criptodivisas y la posesión de Bitcoin es legal, China aún no da la bienvenida a las plataformas de intercambio para operar en su territorio, según comentó el CEO de Binance, Changpeng Zhao, en entrevista con Forbes el mes pasado.

Desde mayo hasta la fecha, la capitalización de mercado ha oscilado entre subidas y bajadas, alcanzando su punto más bajo de este período el pasado 22 de junio, cuando registró US$1,22 billones. Aquí también hay que señalar a China, pues obligó a que 26 proyectos de Bitcoin en Sichuan, provincia ubicada en el suroeste del país, cesaran actividades en la región. Era la primera vez que algo así sucedía en un lapso de 12 años.

La otra cara de la moneda

Mientras que China restringía cada avance de las criptodivisas, El Salvador tomaba un camino completamente diferente al adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal a mediados de junio, convirtiéndose en la primera nación en tomar dicha decisión. Esto motivó al Gobierno de Nayib Bukelé a buscar asesoría en los organismos económicos más importantes a nivel mundial.

Un portavoz del Banco Mundial le comentó a Forbes que “estamos comprometidos a ayudar a El Salvador de muchas maneras, incluyendo la transparencia de la moneda y los procesos de regulación. Aunque el Gobierno se dirigió a nosotros para pedir ayuda sobre el Bitcoin, esto no es algo que el Banco Mundial pueda apoyar dadas las deficiencias medioambientales y de transparencia”.

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Esas deficiencias medioambientales fueron traídas a colación por el mismo Elon Musk, quien anunció que el Bitcoin no sería aceptado como medio de pago en su empresa de autos eléctricos ‘Tesla’ por dichos motivos, aunque rectificó su postura el pasado 14 de junio, asegurando que su compañía volvería a admitirla en el futuro, cuando contamine menos.

A pesar de los reparos previamente mencionados, CZ sostuvo que existe una gran posibilidad de que los pagos con cripto tengan sus pilotos en El Salvador. “Si eres comerciante, tienes que aceptar cripto, lo que abre al cuestionamiento de qué infraestructura van a usar, cómo van a manejar la volatilidad y cómo convertir al Bitcoin en una moneda estándar, y si finalmente se logra, qué aplicaciones se le van a dar. Ese es un aspecto importante”, añadió.

Desafortunadamente, esto tampoco ha impedido que otros organismos internacionales expresen su preocupación frente a los avances que se están dando al respecto. La jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en El Salvador, Alina Carare, explicó a Forbes que “la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal plantea una serie de cuestiones macroeconómicas, financieras y jurídicas que requieren un cuidadoso análisis. Estamos siguiendo la evolución y continuaremos nuestras consultas con las autoridades”.

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El dilema de la Unión Europea

La postura del FMI no es exclusiva, pues los riesgos que conllevan las criptomonedas también se están analizando con detenimiento en la Unión Europea (UE), que enfrenta un desafío todavía mayor: el riesgo de que existan enfoques diferentes entre sus estados miembros.

Ese ha sido uno de los motivos principales para que el bloque comunitario decidiera proponer un paquete de finanzas digitales, que incluye una estrategia y propuestas legislativas sobre criptoactivos y resiliencia digital, para un sector financiero que brinde acceso a productos innovadores, garantizando al mismo tiempo “la protección del consumidor y la estabilidad financiera”, según detalla el proyecto.

En la actualidad, solo unos pocos países de la UE cuentan con marcos integrales para los criptoactivos. Es el caso de Francia, que ha llegado a proponer la creación de una agencia europea que regule las criptomonedas, o Malta, país por el que han pasado alrededor de US$71.000 millones desde 2017, año en que la nación adoptó un status de ‘isla blockchain’.

No obstante, ante la falta de regulación en casos como el de la propia Malta, que ha recibido cuestionamientos sobre el cumplimiento de sus obligaciones para detener la delincuencia financiera y el lavado de capitales, otros países del bloque están evaluando la posibilidad de proponer marcos a medida o regular los criptoactivos.

Para ello, la estrategia de la Comisión Europea involucra la creación de un pasaporte europeo para los criptoactivos. Esto incluiría fuertes salvaguardias para garantizar la protección del consumidor y la estabilidad financiera, liberar el potencial de las criptomonedas y dar lugar a soluciones de pago innovadoras para los consumidores y nuevas oportunidades de financiación para las empresas, así como regular riesgos como los robos de carteras digitales, el fraude y el uso para el blanqueo de dinero.

Nos centramos en garantizar que los ciudadanos y las empresas de la UE puedan estar seguros de que los criptoactivos están debidamente regulados. Al acordar el marco propuesto para los mercados de criptoactivos (MiCA), Europa puede hacer una importante contribución a la evolución internacional”, dijo a Forbes la comisaria de Finanzas de la Comisión Europea, Mairead McGuinness.

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Ha habido muchas advertencias sobre la inversión en criptoactivos debido a los riesgos que conllevan, tanto por parte de los supervisores europeos como de los nacionales, pero hasta la fecha, no hay ningún país que los haya prohibido. Este tampoco es el enfoque que la UE ha adoptado, sino que ha elegido proponer un marco que mitigue los riesgos, para cosechar los beneficios, según información oficial de la Comisión Europea.

“Los criptoactivos y en particular las stablecoins tienen potencial, pero son muy diferentes del euro, que es la moneda oficial de la UE. También apoyamos el trabajo del Banco Central Europeo (BCE) en relación con la disponibilidad del euro en forma digital en el futuro”, concluyó McGuinness.

Mientras todos los rincones del mundo toman decisiones sobre el futuro de las criptomonedas en sus respectivos territorios, los usuarios esperan alguna actualización sobre el futuro de las mismas, que a la fecha siguen atrayendo inversores, aunque no logran despejar las dudas a su alrededor.