Pese a las promesas, la economía no ha acompañado al presidente Iván Duque durante su gobierno. Los indicadores muestran la deficiente evolución de la pobreza y la desigualdad en el país.

La semana pasada hablábamos sobre la economía colombiana. Resaltábamos sus fortalezas, entre las que destacábamos ese mejor comportamiento en la recuperación y ese menor impacto de la pandemia en su economía. De la misma forma lo hacíamos con sus debilidades, entre las que destacábamos la desigualdad económica y la mala situación económica que atraviesa un grueso de su población, y que queda reflejada en los indicadores de pobreza, como citábamos. Y es que los problemas que el presidente Duque precisamente prometía combatir durante su campaña, hoy siguen siendo un gran problema en la región.

Cuando se produjeron las revueltas en Colombia, la prensa en todo el mundo hablaba de unas protestas motivadas por una reforma tributaria con la que la población no estaba de acuerdo.

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Sin embargo, como decíamos la pasada semana, la incidencia de la pobreza y la desigualdad económica en el país no ha dejado de crecer con el paso de los años. Pese a que la economía no ha dejado de crecer y desarrollarse desde el año 2000, hoy son muchos los ciudadanos colombianos que viven bajo el umbral de la pobreza, y el Covid ha agravado notablemente la situación.

Los datos que publicaba el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) nos muestran que, tras la crisis económica y social derivada de la pandemia, así como la caída histórica que experimentaba el PIB el año pasado (-6,8 %), las cifras de desempleo e informalidad en Colombia se han incrementado sustancialmente; de la misma que lo ha hecho la pobreza.

En este sentido, el porcentaje de población que vive bajo el umbral de la pobreza en el país se ha incrementado desde un 35,7 % hasta un 42,5 %. Un incremento de 6,8 puntos porcentuales respecto al año 2019.

Si bien en 2019, 17,4 millones de personas se encontraban afectadas por la pobreza monetaria en Colombia, en 2020, tras la pandemia, el número de personas afectadas por este tipo de pobreza ascendía hasta superar los 21 millones de personas. La pobreza extrema, por su parte, se incrementó al mismo ritmo que lo hacía la pobreza monetaria. En este sentido, el porcentaje de personas afectadas por la pobreza extrema en Colombia pasó del 9,6 % al 15 %. Un incremento de 5,5 puntos porcentuales que, en personas, se traduce en casi 2,8 millones de colombianos que viven esta desagradable situación.

Los organismos en estos momentos han comunicado que el país retrocedió casi una década en la lucha contra la pobreza. Pues si nos remontamos años atrás, en 2017 por ejemplo, la pobreza monetaria se situaba en el 26,9 %, mientras que la pobreza extrema se situaba en el 7 %.

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En pocos años, la evolución de la pobreza en el país ha sido bastante deficiente. En materia de desigualdad, el coeficiente de Gini, siendo este el indicador más utilizado por los economistas para medir la desigualdad económica, nos muestra un 0,54 que convierte a Colombia en el segundo país con el mayor nivel de desigualdad económica de Latinoamérica; siendo superado únicamente por Haití.

Ante los datos que cito a lo largo de este artículo, quizá el motivo que llevó a muchos manifestantes a salir a las calles y revelarse contra el Gobierno fue la situación que atraviesa el país, y el crecimiento que han experimentado estos indicadores, en tanto en cuanto, como decíamos la semana pasada, los crecimientos se moderaban y la desaceleración frenaba el desarrollo. La reforma tributaria servía como pantalla de humo de un problema mucho más profundo, el cual no esconden estos indicadores.

Esto queda patente cuando vemos que el descontento con Duque ya era bastante palpable antes de las protestas. Para que nos hagamos una idea de lo que comento, la tasa de aprobación se situaba en el 33 % antes de que los ciudadanos se echaran a las calles para protestar “en contra de la reforma tributaria”. Y es que, pese a que no podamos atribuir la culpa de lo ocurrido al presidente por las dificultades que ha ocasionado la pandemia en todo el mundo, los datos muestran que las promesas durante la campaña difieren mucho de los indicadores que hoy se registran.

Esto, teniendo en cuenta las elecciones del próximo año, ha disparado la aprobación del candidato de la oposición, el izquierdista Gustavo Petro, que ya registra una tasa del 38 % pese a las tan disparatadas promesas que hacía en su anterior campaña electoral, y que, tras el análisis, no suscitaban el ánimo de los economistas.

Sin embargo, el escaso desarrollo de Colombia, dejando muy atrás esos crecimientos de la década del 2000, ha provocado que su aprobación crezca por encima de la de Duque, que podría abandonar el cargo el próximo verano para dejar el mando al que sería el primer presidente de izquierda de la historia de la República.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.