La llegada de Mathias Cormann como el sexto secretario general de la Ocde ha significado un hito clave dentro de la institución, pues es la primera persona que llega al cargo en representación de la región de Asia Pacífico. Su nombramiento tampoco estuvo exento de controversia por sus posturas acerca del cambio climático. Esta es su historia.

El pasado 31 de mayo, el mexicano José Ángel Gurria anunció la dimisión a su cargo como secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), tras 15 años al frente del ‘club de buenas prácticas’, poniendo punto final a la administración más larga de la entidad, que celebrará su sexagésimo aniversario el próximo 30 de septiembre.

La conmemoración de los 60 años de la Ocde también llega en medio de la recuperación económica que se vive a nivel global tras el impacto de la pandemia de Covid-19 y en medio del establecimiento de nuevos pilares que serán trascendentales en la construcción de un mundo poscovid. Dicha transformación estará a cargo de un nuevo líder, que llegó a la institución el 1 de junio.

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Se trata del exministro de Finanzas de Australia, Mathias Cormann, quien resultó electo tras una intensa campaña que inició en septiembre del año pasado y que incluyó visitas por todos los estados miembros de la Ocde, incluyendo Colombia (pasó por Cartagena durante el periodo electoral). El pasado 30 de agosto, el ejecutivo recibió al equipo de Forbes en la sede central de la organización, ubicada en París, y compartió sus planes para los cinco años de un mandato que apenas inicia y en el que “hay mucho trabajo por hacer”.

El perfil

Al igual que su predecesor, Cormann es conocido por comprometerse con administraciones largas. Un ejemplo claro fue su periodo como Ministro de Finanzas de Australia, cargo que ostentó por siete años, entre 2013 y 2020, siendo la persona que más tiempo ha ocupado dicha posición. Además, es la primera persona de la región de Asia Pacífico en liderar la Ocde, tras una contienda en la que derrotó a postulantes como la excomisaria de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström.

Cormann también fue líder del Gobierno australiano en el Senado entre 1997 y 2003, en un momento donde ninguna administración había tenido mayoría, por lo que fue un periodo de “muchas negociaciones con personas de diferentes perspectivas”. Gracias a ese periodo en la política, el directivo aseguró que “desarrollé una experiencia y liderazgo significativos en asuntos económicos, políticos, fiscales”.

A pesar de haber representado a la región de Asia-Pacífico en la contienda por el cargo que ahora ostenta, el directivo nació hace 51 años en Eupen, capital de la región germanófona de Bélgica, país en el que creció y estudió Derecho en la Universidad Católica de Lovaina (UCL). Fue hasta 1996 cuando decidió emigrar a Perth, ciudad ubicada en Australia Occidental, atraído por las oportunidades y el estilo de vida que ofrecía dicha nación.

Tras haber crecido en el viejo continente, Cormann destacó que trajo “una perspectiva única” frente a los demás candidatos como alguien con un ‘background’ europeo, pero también con experiencia en Australia y Asia Pacífico. “Pensé que era algo potencialmente útil para la Ocde en el siguiente periodo, porque Asia va a tener un rol de importancia creciente en el campo económico, y hay una necesidad de los miembros de la Ocde de tener más ‘engagement’ con esta región”.

Ocde
Mathias Cormann, secretario general de la Ocde.

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Su llegada a la institución se dio tras una selección muy angosta, en la que se postularon 10 candidatos con un background importante y experiencia significativa, cuya elección estaba a cargo del Consejo de la Ocde, conformado por los 38 países que hacen parte del organismo. Al final del proceso, Cormann confesó sentirse “halagado por que los estados miembros hayan decidido escogerme”.

60 aniversario

“La Ocde junta a 38 países que comparten un compromiso con la democracia, los derechos humanos, los principios económicos, el comercio internacional, y provee una plataforma para desarrollar soluciones a los problemas y desafíos de nuestro tiempo, que están en evolución. Lo ha hecho muy bien en estos 60 años y lo seguirá haciendo en el futuro”, afirmó el ejecutivo.

A su juicio, una corporación multilateral es “más importante que nunca” para resolver los desafíos que enfrenta el mundo hoy, sobre todo a la hora de optimizar la fortaleza en la calidad de la recuperación pospandemia, trabajar sobre el cambio climático, aprovechar los beneficios y manejar los riesgos asociados a la transformación digital de la economía, así como asegurar que los sistemas de comercio funcionen en regla, ligados a su vez con las economías en crecimiento de Asia.

“La Ocde junta a 38 países que comparten un compromiso con la democracia, los derechos humanos, los principios económicos, el comercio internacional, y provee una plataforma para desarrollar soluciones a los problemas y desafíos de nuestro tiempo que están en evolución”.

MATHIAS CORMANN, SECRETARIO GENERAL DE LA OCDE.

“Hay mucho trabajo que hacer en el horizonte, pero mirando hacia atrás, la Ocde ha probado su valor a la hora de facilitar cooperación y asegurarse de que los estados miembros aprendan entre ellos, de sus éxitos y fallos, y que sigamos entregando mejores políticas para mejores vidas”, subrayó.

Con respecto a la región asiática, Cormann destacó el estatus actual de China como la segunda economía del mundo, y la describió como un mercado significativo para los países alrededor del planeta, gracias a una clase media muy pujante. “China ha sido exitoso en sacar a la gente de la pobreza, y a su vez es el socio comercial más grande de muchos países alrededor del mundo, incluyendo un número importante de estados miembros de la Ocde”.

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Pese a tener diferentes sistemas políticos en comparación con los estados miembros, insistió en que se debe tratar de trabajar con China de la manera más constructiva posible. Esto teniendo en cuenta que hay aspectos como el cambio climático que requerirán de una cooperación profunda, pues “solo se resolverán cooperando juntos”.

Respecto a ese punto, Cormann puntualizó que su principal aporte como secretario general será el de jugar un rol de “facilitador en jefe”, centrándose en asesorar y apoyar a los países miembros “haciendo lo mejor que puedo a través de nuestro vasto rango de áreas económicas y políticas”.

Asimismo, reconoció que la misión de la Ocde en la actualidad, como lo ha sido en el pasado, es preservar y entregar libertad, así como aumentar el bienestar económico y social de la gente en los países miembros y más allá. Para lograrlo, se requiere facilitar la cooperación mediante el desarrollo y promoción de estándares económicos a nivel mundial. Al final, Cormann destacó que se trata de traer lo mejor de cada uno de los países miembros, para aplicar dicho valor agregado en la creación de las mejores políticas para la gente dentro del ‘club de buenas prácticas’, pero también más allá.

Ocde

Al menos esa es la misión que el nuevo líder de la Ocde se trazó tras sus primeros 100 días al frente del organismo: ayudar a los países miembros, así como a los no miembros, a optimizar la calidad y fortaleza de su recuperación económica tras la pandemia.

“Quiero hacer una contribución significativa a conseguir emisiones cero para 2050; tener países que puedan aprovechar mejor sus oportunidades, pero que puedan manejar mejor los riesgos asociados con la transformación digital de las economías; asegurar que nuestros acuerdos de impuestos internacionales sean justos, y que nos permitan incrementar las ganancias para los gobiernos alrededor del mundo; proveer los servicios públicos que la gente requiere y espera; hacer contribuciones que aseguren que las reglas comerciales estén en orden; así como tener relaciones más fuertes con las economías en Asia”, comentó.

Impacto del Covid-19

Comparado a lo que el mundo esperaba cuando recién llegó la pandemia, Cormann reconoció que “estamos en una posición mucho más fuerte”. No obstante, es desigual entre los sectores económicos y los diferentes países. Esto depende de qué tan bien se haya manejado la situación en algunos campos como, por ejemplo, el turismo internacional, cuyo impacto fue más severo que en otros casos.

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También está la combinación de la efectividad en los programas de vacunación, y por supuesto, un apoyo político, fiscal y monetario efectivo, además de la relajación de las restricciones para facilitar una recuperación más fuerte. No obstante, el ejecutivo recalcó que también hay desventajas, y la más significativa es que “tendremos más olas de infecciones con variantes potencialmente resistentes a las vacunas”. Por ello, manifestó que la prioridad económica uno, dos, tres y cuatro es vacunar a la mayor cantidad de gente en el mundo tan rápido como sea posible, para asegurar que la recuperación sea sostenible y que la protección sanitaria también pueda mantenerse en pie.

Frente a la posibilidad de que las economías fuertes inicien la aplicación de una tercera dosis en el corto y mediano plazo, Cormann afirmó que la Ocde está de acuerdo con la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS), resaltando que es importante tener la mayor cantidad de gente vacunada en todo el mundo antes de pensar en inyecciones de refuerzo.

A su vez, destacó que las economías desarrolladas tienen una responsabilidad particular de ayudar a los mercados emergentes y en desarrollo para que esto suceda. “No es un acto de caridad o benevolencia, sino también de intereses propios, porque el mundo no estará totalmente protegido frente al riesgo de tener una variante que pueda ser resistente a las vacunas ya existentes. Es una forma de garantizar la recuperación económica en el planeta, y no estaremos a salvo hasta que todos lo estén”, apuntó.

Cormann tambén dijo que el verdadero desafío era desarrollar una vacuna, lo que “se ha logrado mucho más rápido de lo pensado. El reto ahora es de distribución y logística, y hemos hecho lo mejor posible. Es clave que las organizaciones internacionales también nos ayuden a mejorar esta labor”.

Recuperación económica

Pese a los altos niveles de incertidumbre que se han vivido en el año, también hay que reconocer que se han logrado hitos económicos importantes dadas las circunstancias. Entre ellos se cuenta el hecho de que las economías del G20 alcanzaron niveles prepandemia en el primer trimestre de 2021, principalmente en el sector de exportaciones e importaciones, en el que registraron un crecimiento de 8% y 8,1% respectivamente, en comparación con el mismo periodo del año pasado.

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En la zona euro en particular, la recuperación económica ha sido más fuerte de lo anticipado, con una tasa de empleo de 66,9 % en promedio, pero muchas partes del mundo han experimentado un crecimiento importante en 2021. Sin embargo, Cormann aclaró que tomará algo de tiempo antes de que el mundo vuelva al mismo nivel en ese campo, y a una posición fuerte y sostenida debido a los riesgos que plantea la incertidumbre que todavía permanece.

El directivo mencionó que la tasa de desempleo de la Ocde en general creció 8,9% en abril de 2020, una de las más altas durante la pandemia, mientras que pasó a 6,4% en junio de 2021. Si bien mucha gente sigue desempleada en los 38 estados miembros, el factor que va a conducir a la recuperación del trabajo es impulsar la normalización de la actividad económica. Dicho objetivo vendrá, de manera predominante, de las inversiones que el sector privado apalanque en crecimiento a futuro.

Frente a la posibilidad de que aumenten las diferencias entre las economías desarrolladas y los mercados emergentes en este y otros aspectos, Cormann sostuvo que la prioridad de la Ocde es “estar en la cima de la colina, y ciertamente habrá consistencias que tendremos que identificar dentro de esta crisis”, incluyendo las cadenas de suministro, que han impactado principalmente a los sectores más vulnerables de la población.

Uno de esos aspectos a monitorear es la inflación, factor que la Ocde ha estado siguiendo “muy de cerca”. En esta etapa, el análisis de la institución dice que hay algunos “puntos de presión temporales que tendremos que observar”. Entre ellos se cuenta el alza de precios en las commodities, suministros temporales que se han visto limitados y sectores clave, especialmente los semiconductores y el transporte marítimo, que han tenido una demanda más fuerte a medida que la economía crece y reabre.

“Algunos países estaban en una posición más fuerte y fueron capaces de salir antes que otros, y después del periodo de crisis fue más el caso. es importante no retirar el apoyo muy rápido, pero también asegurar que esté bien enfocado”.

mathias cormann, secretario general de la ocde.

“Si miras la zona euro, la inflación general fue de 2,2% en julio, que es más pequeña que en EE.UU. donde hubo 5,4%, pero si observas los datos de la Unión Europea, concretamente los precios de los alimentos y la energía, siguen muy bajos, a 0,7% en julio”, comentó Cormann.

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En cuanto a las economías emergentes, hay signos de inflación y presiones que han emergido, pero son aspectos más temporales que duraderos. Al respecto, algunos bancos centrales han aumentado las tasas de interés en América Latina, como Brasil, México y Perú, cuya estrategia es frenar un eventual aumento con gravámenes de 5,25%, 4,5% y 0,5% respectivamente.

“Mientras trabajamos en pro de la recuperación, tenemos que desplegar todos los niveles de políticas para optimizar no solo su fortaleza, sino también su calidad, y eso significa asegurar la inversión necesaria para mejorar las competencias actuales y reorientarlas dentro de partes relevantes de la población que necesiten ayuda a la hora de participar completamente en una economía digital”, subrayó.

En palabras de Cormann, esto demanda certezas frente a la posibilidad de que la inversión del sector privado en capital de crecimiento sea más eficiente medioambientalmente, así como más consistente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, lo que implica asegurarse de que la gente tiene las mejores oportunidades para participar y beneficiarse de la recuperación.

El directivo también se refirió a aspectos como los impuestos, concretamente al acuerdo alcanzado por los ministros de Finanzas del G20 a mediados de julio, dentro del cual 133 naciones de 139 están de acuerdo con lo pactado. Allí se habló de un gravamen para las multinacionales de al menos 15% y la redistribución de las ganancias obtenidas por estas compañías en los países donde operan.

Si bien esta no es la decisión final, pues la última palabra se dará a finales de octubre en la cumbre de Roma, sería “15% más que la tasa actual” si llegara a permanecer así, teniendo en cuenta que algunas compañías que operan a nivel global no pagan impuestos, o tributan muy poco en muchas jurisdicciones en el mundo.

“Con esta tasa de 15%, se ponen límites multilaterales a esa competencia de impuestos. Algunos dicen que debería ser más alta, otros más baja, pero mi consejo es que se elija una opción que nos dé la mejor oportunidad para lograr un consenso internacional que provea estabilidad y seguridad, así como ganancias adicionales”, concluyó Cormann.

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Se estima que este impuesto podría generar US$150.000 millones en ganancias adicionales aún si se mantiene en 15%, cifra que Cormann calificó como “significativa”.

Pilares de la era poscovid

La administración de Cormann ha enfocado la transformación económica pospandemia en tres pilares clave: las finanzas públicas, la digitalización y la gobernanza.

Respecto al primero, el directivo aseguró que la organización está enfocada en el espectro político. Al hablar de finanzas públicas se debe tener en cuenta que, cuando la pandemia golpeó al principio, lo necesario era una respuesta urgente a la crisis, incluyendo una política fiscal de apoyo para la emergencia.

“Algunos países estaban en una posición más fuerte y fueron capaces de salir antes que otros, y después del periodo de crisis fue más el caso. Es importante no retirar el apoyo muy rápido, pero también asegurar que esté bien enfocado, y pensar cómo podemos normalizar la política fiscal de manera tal que no arriesgue la recuperación”, dijo.

En cuanto a la transformación digital, Cormann mencionó que se ha estado acelerando durante la pandemia por necesidad. Asimismo, rescató el hecho de que actividades como el teletrabajo se hayan incrementado mucho más que antes de la pandemia, por lo que es todavía más importante asegurar que la gente tenga las habilidades apropiadas para que pueda formar parte de esa nueva economía. Para lograrlo, debe haber un esfuerzo adicional en temas de infraestructura.

Al respecto, mencionó que hay algunos países que no tienen necesariamente infraestructura de calidad o elementos suficientes para lograr lo que en otras economías sería posible. En materia de competitividad, sería un riesgo que muchas naciones no tuvieran el derecho de acceder a esta infraestructura y fueran menos competitivas que otras, por lo que catalogó este segundo pilar como un asunto “en el que tenemos que seguir enfocándonos”.

En términos de gobernanza y estabilidad política, reiteró la importancia de atraer inversión para generar avances de peso. “Los trabajos no crecen en los árboles, sino que se crean mediante negocios en crecimiento, lo que significa que deben invertir en el crecimiento a futuro a la hora de recibir recursos. Se necesita tener confianza en la estabilidad política en el extranjero, por lo que tenemos un foco significativo en la Ocde en gobernanza y buenos principios”.

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Junto a estos tres elementos incluyó un cuarto, relacionado específicamente con el cambio climático. Precisamente, fue este tema el que generó la polémica que rodeó su elección, debido a sus posiciones escépticas al respecto y sus estrechos vínculos con la industria minera australiana. Esto provocó que instituciones como Greenpeace cuestionaran su rol de liderazgo en la Ocde.

Sobre este tema, se refirió específicamente a la acción del sector privado, destacando que se encuentran ante una oportunidad única para asegurar que la inversión en el nuevo mercado de capitales y las nuevas infraestructuras sean tan medioambientalmente eficientes como sea posible, así como consistentes con los objetivos climáticos de las reducciones de emisión.

“Los negocios que están enfocados en el éxito de mediano y largo plazo deberán entender que, para ser competitivos en las próximas décadas y más allá, ser lo más eficiente posible en temas medioambientales y actuar de forma consistente con el objetivo de cero emisiones para 2050 va a ser una parte importante de la ecuación”, apostilló.

América Latina

La región tuvo un papel destacado este año con la adhesión de Costa Rica como el estado miembro 38 desde el pasado 25 de mayo, una semana antes de la llegada de Cormann.

El ejecutivo comentó que, si bien fue un proceso lento, Costa Rica se comprometió por mucho tiempo en la búsqueda de un ambiente de ajustes políticos, económicos, sociales y medioambientales e institucionales. Actualmente, se encuentra en un proceso llamado ‘reforma posterior a la adhesión’, que “continuará por algún tiempo”.

En el caso de Colombia, Cormann afirmó que la Ocde está siguiendo la situación política, social y económica del país muy de cerca. A su vez, resaltó el hecho de que el Gobierno colombiano hizo una inversión significativa en dar apoyo a los negocios y la fuerza productiva nacional para trabajar en medio de este periodo de crisis. En cifras, se destinaron más de $40,5 billones en la atención de la pandemia.

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“Por supuesto, la estabilidad política es un ingrediente muy importante para la prosperidad económica hacia adelante, y será importante, para lograr esa estabilidad, que se regrese a un escenario donde se pueda impulsar la confianza, la inversión, la actividad económica, y que ayude a generar más empleos y oportunidades”, comentó.

Otro caso al que hizo referencia fue México, debido a su sorprendente recuperación económica, impulsada principalmente por el sector manufacturero. Esto ha llevado a que el Banco de México (Banxico) pronostique un crecimiento de 6,2% para este año.

En cuanto a Brasil, celebró el hecho de que la tasa de vacunación se está acelerando, completando 76% de la población con al menos una dosis, aspecto que Cormann calificó como “una parte importante de la recuperación económica de la nación”. Cabe recordar que Brasil es el país de la región más golpeado por la pandemia, con 20,7 millones de casos y casi 600.000 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins para el 31 de agosto.

Cormann reconoce que ha llegado a la Ocde en un periodo muy desafiante para todos los países alrededor del mundo, incluyendo a los latinoamericanos. Sin embargo, no le teme al reto que tiene en frente, a pesar de las críticas iniciales y a ser un político relativamente desconocido antes de conocerse su elección como nuevo líder del ‘club de buenas prácticas’. Al concluir la entrevista, se despidió del equipo de Forbes con una sonrisa en el rostro y un “good luck” como última frase. Lo cierto es que puede que la necesite más que nosotros.