El FMI ha puesto en marcha mecanismos para combatir la crisis, especialmente en América Latina. Existen alternativas a las peticiones de Duque que Colombia debería utilizar.

Precisamente esta semana pasada hablábamos sobre las peticiones realizadas por el presidente Iván Duque al Fondo Monetario Internacional (FMI) en lo relativo al pago de la deuda contraída para asumir las reformas que precisa la crisis climática.

Para Duque, la región enfrenta un problema que debe combatirse, y que antes que Duque han señalado las Naciones Unidas (ONU), su filial, la Organización Mundial del Clima (WMO), entre otros organismos. Sin embargo, los recursos son escasos y la única forma de hacerlo es recurriendo a la deuda.

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En lo que respecta a la deuda de economías como Colombia, debemos saber que, situándose por encima del 50 % del PIB, esta no es muy elevada ni en términos absolutos ni en relativos. Si comparamos con las economías desarrolladas, algunas triplican la deuda colombiana. Ahora bien, recordemos el caso de Ecuador o de otros países de la región, los cuales, con un nivel de deuda similar al de la economía colombiana, tuvieron que ser rescatados por el organismo para evitar la quiebra económica del país. En otras palabras, hablamos de economías más vulnerables y que, por ende, no pueden poseer elevados niveles de deuda pública.

Estas economías, como sabemos, son economías muy expuestas a determinados sucesos que podrían modificar el coste de la deuda. Teniendo en cuenta los escasos recursos y que cualquier sobrecoste en el pago de la deuda condiciona mucho a estas economías, sus niveles de endeudamiento deben ser inferiores que el de otras economías más estables.

Por esta razón, el presidente Duque, consciente de una situación que ya conoce por su estancia en el BID, así como en otros organismos, ha solicitado al FMI que condicione dicha deuda al cumplimiento de determinados objetivos y metas climáticas, prometiendo condonaciones de deuda para aquellos países que cumplan con estos objetivos. En otras palabras, el presidente de Colombia suscitó al FMI la posibilidad de suprimir la deuda si los Gobiernos cumplían con los objetivos, una medida muy polémica tras el análisis de los economistas.

Duque sabe que combatir el cambio climático no es una opción que escoger. Su elevada deuda, la exposición de estas economías a la crisis climática, así como el vínculo existente entre sobrecoste de la deuda y vulnerabilidad al cambio climático son algunos de los factores que motivan a Duque a combatir dicha problemática.

Ahora bien, recurrir a deuda para financiar estas reformas es un riesgo que, de no funcionar, llevaría a Duque a dejar el país muy endeudado; pues debemos tener en cuenta que, en 10 años, la deuda de Colombia ha pasado de representar el 35 % del PIB a representar el 53 %.

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Ante semejante escenario, una condonación por parte del FMI sería una alternativa ideal para el país, pues, de escogerse las políticas adecuadas y combatir correctamente la crisis climática, el país podría aplicar dichas políticas sin necesidad de pagarlas en un futuro, y permitiendo un desarrollo más acelerado de la región. En otras palabras, supone una inyección de capital que, en momentos de escasez como el actual, es una gran herramienta para afrontar la enorme factura que está dejando el Covid, y que está acaparando todos los recursos en el país, dejando al Gobierno maniatado ante lo ocurrido.

Sin embargo, pese a que, como decíamos la semana pasada, Duque no pueda hacer caso omiso a la crisis climática, hemos de decir que, aun no aprobándose la petición de Duque, la institución ha sacado adelante otra medida que, habiendo pasado por alto para muchos ciudadanos y economistas, incluso, supone una tabla de salvación para muchas economías. Una medida pionera en la historia de esta institución, pues hablamos de una dotación extraordinaria de Derechos Especiales de Giro (DEG), equivalente a 650.000 millones de dólares, que el FMI ha puesto a disposición de los países, haciendo énfasis en la economía latinoamericana.

Para que nos hagamos una idea de lo que hablamos, los derechos especiales de giro son un activo de reserva creado por la Junta de Gobernadores del FMI mediante acuerdos políticos internacionales. El uso de los DEG se puede efectivizar cuando los países los reciben y los intercambian con otros países u organismos monetarios por cualquiera de las monedas que conforman la canasta de los DEG.

La mayoría de los países opta por vender sus DEG a cambio de dólares. Los principales compradores de DEG son Estados Unidos, Reino Unido, Japón y el Banco Central Europeo. Otros países deciden utilizar los DEG recibidos para realizar aportes al FMI para realizar transacciones bilaterales.

Teniendo en cuenta lo comentado anteriormente, las peticiones de Duque, la escasez de recursos en Latam y la factura del Covid, así como la inestabilidad de la deuda y la exposición del país al servicio de esta, esta medida del FMI, aun no siendo la solicitada por Duque, es para celebrar. Pues hablamos de una inyección que combate frontalmente la falta de estímulos –respuesta fiscal media ofrecida en América Latina no llega al 2,4 % del PIB, mientras en las desarrolladas supera el 6,7 %–, así como los persistentes déficits fiscales que presentan estas economías y que ya antes del Covid eran un problema.

De la misma forma, parte de estos derechos pueden ser utilizados para aplicar reformas que precisa el país, entre otros asuntos. Aunque las elecciones de 2022 son determinantes en lo relativo al uso de estos fondos adicionales, pues el ganador en las urnas será el que elija el destino final de este regalo del organismo multilateral.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.