Bogotá, Medellín y Bucaramanga son las únicas ciudades del país que avanzan con planes claros sobre planeación de smart cities. Sin embargo, la seguridad, la movilidad y el acceso a los servicios públicos siguen siendo retos. Expertos dan sus consideraciones.
Por: Camila Bernal y José Caparroso
Dentro de las grandes conclusiones que dejó la emergencia generada por el coronavirus una de las más relevantes, a nivel social, es que hacen falta estrategias para mejorar la calidad de vida de las personas en las ciudades.
Desde 1960, la población urbana global ha crecido sin parar. Se estima que unos 4.352 millones de personas viven hoy en ciudades, según cifras de las Naciones Unidas. Lo que equivale al 56,15% de los habitantes del mundo.
Pero, aún con la mayoría de las personas habitando territorios urbanos, las ciudades siguen teniendo problemas del siglo pasado. Los largos traslados, el tráfico, los servicios públicos, la seguridad, la salud y la contaminación ambiental se mantienen como la constante entre la lista de problemas a resolver por parte de los sectores público y privado.
En la reapertura, por ejemplo, en ciudades como Bogotá se tuvo que recurrir al aforo limitado en el sistema de transporte Transmilenio, porque, pese a ser una ciudad con cerca de 630 km de ciclo-infraestructura, la capital tiene serios problemas de seguridad y pocas opciones de transporte público alterno.
Desde 2004 se habla del concepto de ciudades inteligentes (smart cities). En Colombia, Bogotá, Bucaramanga y Medellín son las únicas ciudades que ya trabajan de la mano de entidades como la Banca de Desarrollo Territorial (Findeter) para crear planes claros que les permitan desarrollar estrategias que articulen el big data, el desarrollo urbanístico y la tecnología para mejorar los problemas ya mencionados.
“Con nuestro programa Smart Cities, brindamos asistencia técnica para que, a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones, las ciudades puedan gestionar de forma eficaz y sostenible el funcionamiento de servicios como el transporte, movilidad, servicios públicos, alumbrado público, entre otros”, explicó la presidenta de Findeter, Sandra Gómez.
El objetivo principal de estas ciudades es generar espacios en donde más que apropiación de la tecnología se persiga el propósito superior de crear entornos incluyentes, que garanticen la igualdad de condiciones para todos quienes la habitan. A nivel mundial, un ejemplo de ciudad inteligente es Singapur, que ha logrado implementar medidas como un sistema que permite ahorrar hasta 60 horas al año a los conductores, taxis autónomos (sin conductor), videovigilancia inteligente para atacar la delincuencia, o un programa que garantiza que todos los habitantes de la tercera edad tengan dispositivos especiales para realizar consultas médicas en cualquier momento.
La ciudad asiática ocupa el primer lugar, como la ciudad más inteligente del mundo, según el estudio del International Institute for Management Development. En 2020 Medellín y Bogotá entraron en el listado de las 100 mejores en los puestos 72 y 92 respectivamente.
El tema ocupa las agendas mundiales a tal punto que ya se trabaja incluso en nuevas metrópolis 100% inteligentes, como Másdar (Dubai), en donde no hay automóviles y se vive de manera autosostenible; o Dongtan (China), que solo se usarán energías renovables y se reciclará casi la totalidad de los residuos generados.
¿Qué le hace falta a Colombia?
En este proceso deben involucrarse todos los sectores. El de la construcción, por ejemplo, tiene un importante papel, pues debe reinventarse y responder al nuevo principio del ‘crono-urbanismo’, en el que la gente debe poder cumplir con sus necesidades de trabajo, entretenimiento, vivienda y alimentación en espacios urbanos que pueda recorrer a pie. Al respecto ya existe un índice que mide la ‘caminabilidad’ de las grandes ciudades teniendo en cuenta aspectos como su nivel de señalización y de articulación con los distintos sistemas de transporte.
Bucaramanga ya ha dado algunos pasos sobre el tema, la alcaldía de la capital de Santander y Findeter firmaron en 2020 un convenio que le permitirá a la ciudad contar con un plan estratégico para avanzar en la transformación hacia una smart city. Una de las acciones que contempla este plan es la creación de un Centro Integrado de Control y Operación (CICO), que centralizará los esfuerzos por disminuir el consumo de energía, reducir las emisiones de CO2 y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Bogotá, por su parte, avanza en la creación de un Centro de Ciudades Inteligentes, una iniciativa que pretende enfocarse en diseñar propuestas para la regulación necesaria en materia de regiones inteligentes.
“A través de la dirección de Ciudades Inteligentes adelantamos una iniciativa que busca la creación de un centro de estudios regulatorios para las ciudades inteligentes. Es el primero de América Latina y contamos con aliados de primera línea como la Universidad Externado, pionera en desarrollar programas de ciudades inteligentes. Nuestro otro aliado es Alianza In, el gremio de la innovación y las aplicaciones que está trayendo empresas con modelos de negocios disruptivos que vienen con soluciones distintas a los problemas tradicionales, y ProBogotá que en su línea de pensamiento está buscando abordar las dificultades que no han permitido adelantar proyectos muy ambiciosos que involucren tecnología en donde el ciudadano sea el centro de las políticas públicas”, afirmó Juanita Rodríguez, directora de Ciudades Inteligentes de Pro Bogotá.
Los retos
En conversación con Forbes, Blanca Zhou, secretaria General de Huawei Colombia explicó que la base para avanzar en el camino de las smart cities es contar con una estructura digital poderosa al servicio de todos. “Una plataforma que sea ágil, innovadora, segura y colaborativa”.
Hasta la fecha, Huawei ha participado en la transformación digital de más de 700 ciudades de todo el mundo. En los últimos cinco años, más de 20 ciudades respaldadas por Huawei ganaron premios internacionales de ciudades inteligentes, incluidas Shenzhen y Shanghai en China, Yanbu, Arabia Saudita y Rustenburgo, Sudáfrica.
Para la experta, “al construir una ciudad inteligente es necesario que todos los individuos e instituciones desarrollen estrategias en conjunto, sin dejar de pensar en grande pero actuando en pequeño”. El primer paso, agrega, es partir de una planificación coordinada y un plan unificado.
Juan Carlos Garcés, director General de Intel para Colombia, menciona que además los gobiernos y autoridades deben empezar por identificar las prioridades de cada sociedad, pues tienden a ser diferentes y es sobre estas desde donde se debe trabajar la adopción de tecnologías y herramientas.
“En ese proceso es importante involucrar a la comunidad, a los jóvenes. También es importante mirar al futuro de modo que la arquitectura de la red que soporta cada ciudad inteligente se diseñe para escalar y mantener la capacidad de crecimiento”, puntualiza. “Factores como la privacidad, seguridad, acceso a la información y ancho de banda flexible son consideraciones primordiales”.
En cuanto a la visión de territorio inteligente que hace falta en el país, Zhou aclara que, sin importar la construcción de ciudad, todos deben tener en cuenta que el foco son las personas y sus necesidades. Para la directiva, debe establecerse “un equilibrio por medio de la tecnología”. “Las ciudades del futuro usan innovaciones como Cloud, IoT, 5G e Inteligencia Artificial para ser más seguras, sostenibles y eficientes”.