La economía colombiana crece a buen ritmo. Sin embargo, los riesgos siguen muy presentes en unas economías, entre ellas Colombia, que permanece muy vulnerable.

La recuperación económica en Colombia, así como en otras economías de la región, es un hecho. De acuerdo con los pronósticos, la economía colombiana prevé crecer a un gran ritmo en 2021 y 2022. Incluso el banco estadounidense JP Morgan, hace escasos días, comunicaba una revisión en la proyección de la economía colombiana para los dos próximos ejercicios, notificando un alza que impulsaría la tasa de crecimiento hasta situarse en el 9 % para el presente ejercicio, cerrando un 2022 a un ritmo del 4 %.

Sin embargo, y al igual que ocurre con el caso de México y otras economías de América Latina, que no se esperen cambios bruscos en los distintos cuadros macroeconómicos que emiten los principales organismos e instituciones no quiere decir que no existan riesgos que puedan generar leves desviaciones, las cuales modifiquen el escenario a final de año. El virus, por ejemplo, es uno de esos riesgos, y los analistas, atendiendo a la metodología utilizada por numerosos expertos, han comenzado a restar importancia a una pandemia que, meses atrás, arrasaba todas las economías en el planeta.

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En este sentido, la incidencia de la pandemia, como sabemos, es menor. Si comparamos los datos que hoy muestra ésta con los datos que mostraba el pasado ejercicio, está claro que existe un destacable descenso e, incluso, se puede decir que ya hemos atravesado la peor parte de la pandemia, no pudiendo discutirse que hoy estamos bastante mejor que ayer.

Sin embargo, de la misma forma, tampoco existen analistas que confirmen que no habrá una cuarta ola, y de la misma forma, que confirmen que la incidencia que hoy vemos, que crecía estas semanas, es una prueba preliminar, un aviso, de que otro escenario pandémico futuro es posible.

Precisamente hace dos meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como la OCDE, publicaban unas perspectivas de crecimiento que, aun siendo buenas en general, presentaban grandes divergencias que era conveniente señalar. Pues la revisión realizada por el organismo, incluso, fue al alza para las economías y los países desarrollados, pero baja para las economías en desarrollo y emergentes. De acuerdo con el organismo, la excepcional incertidumbre con la que convivimos únicamente puede combatirse reduciendo riesgos, y entre estos riesgos ocupa un papel protagonista la evolución de la pandemia y la vacunación.

Incluso hubo banqueros centrales y economistas que afirmaron que la mejor “política económica” en estos momentos era apostar por la vacuna y vacunar a toda la población en el país.

Sin embargo, la OCDE señala precisamente un detalle que es preciso destacar, y por el que escribimos este artículo que aquí nos ocupa. En este sentido, las vacunas, como afirma la OCDE, son un claro condicionante, por ejemplo, dividiendo estas la recuperación en dos bloques: los países que esperan una normalización de la actividad a finales de este año (casi todas las economías avanzadas) y aquellos que todavía se enfrentan a un rebrote de contagios y un aumento del número de víctimas de Covid (las emergentes de Asia y América Latina).

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Para que nos hagamos una idea, mientras que, de media, el 40 % de la población en las economías avanzadas ha recibido la vacunación completa, en comparación, las emergentes no cuentan ni con menos de la mitad de ese porcentaje.

Comparando entre países, mientras que España, por ejemplo, alcanza el 70 % de la población vacunada, Colombia no supera el 32 %; en el ranking de países latinoamericanos, Colombia se encontraría en el puesto 14, entre las 21 economías que integran la región. Teniendo en cuenta estos datos, no es conveniente desatender riesgos que, precisamente para estos países, son una mayor amenaza.

Además, debemos señalar que ese porcentaje del que hablamos es un promedio. Si tenemos esto en cuenta y analizamos las desigualdades locales que presenta la propia Colombia, nos topamos con poblaciones en los que el porcentaje es incluso menor al mencionado, por lo que el riesgo, en determinadas zonas del país, es mayor. Una situación a la que se suma una desaceleración en el ritmo de vacunación que venía registrando Colombia, bastante acelerado a comienzos de año, pero que viene moderándose debido a factores tanto internos como externos.

Como vemos, la situación macroeconómica que presenta Colombia, como hemos comentado en esta columna en semanas anteriores, no es una situación mala. Incluso podemos decir que la economía colombiana se recupera a un ritmo más acelerado, y de una mejor forma que otras economías de América Latina. Pero ello no debe llevarnos a obviar riesgos que siguen muy presentes en la ecuación, y que no deberíamos desatender; precisamente en economías tan vulnerables, donde el porcentaje de vacunación y los recursos hospitalarios son menores que en otras economías más desarrolladas.

Pues, en conclusión, la recuperación es un hecho, pero recordemos que el principal condicionante sigue siendo la pandemia, que los tiempos los sigue marcando el virus y su presencia, y que ni los bancos centrales en potencias como Estados Unidos o Europa han sido capaces de desatender al virus en sus políticas económicas. Con esto en cuenta, reordenemos prioridades.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.