De acuerdo con analistas económicos consultados por Forbes, la economía venezolana "ya tocó fondo", permitiendo que el país alcance un crecimiento de 1% para final de 2021 y controle la hiperinflación hacia el segundo semestre de 2022.

Desde este martes, y luego de dos años de cierre provocado por el deterioro de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela, la frontera entre ambos países tuvo una reapertura estrictamenre centrada en temas comerciales, “pensando en nuestro pueblo, en la hermandad y la cooperación“, según declaraciones de la vicepresidenta del vecino país, Delcy Rodríguez.

Lo cierto es que esta es una repercusión económica que beneficia a los dos países, pues también aceleraría la recuperación económica de Colombia, teniendo en cuenta que su mercado natural es Venezuela.

El impacto principal se sentiría en las ciudades de Norte de Santander, que tienen un alto desempleo en la actualidad. Basta con observar a Cúcuta, capital del departamento, que registró una tasa de 20,4% en julio, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Con la reapertura de frontera, la economía departamental regresaría una lógica anterior a 2015.

“No es solamente el cierre de la pandemia o los del régimen de Nicolás Maduro en los últimos seis años, sino que se perdió la normalidad para que los industriales, los empresarios, y la actividad comercial pudiera fluir por los puentes”, comentó a Forbes el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez.

Esto permitiría convertir nuevamente a Colonbia en uno de los puntos de abastecimiento de Venezuela, lo que a su vez estabilizaría los precios en el país vecino, que si bien ya no enfrenta un nivel preocupante de escasez, si tiene carencias en materia de bienes y servicios, a los que solamente pueden acceder aquellos que tienen acceso a dólares.

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“Con la reapertura, se generaría un espacio que permita el acceso a los mercados, incluso para los funcionarios que trabajan dentro del Estado, cuyo salario no les alcanza para ir a los bodegones en Caracas”, agregó.

No obstante, Rodríguez apuntó que la dinámica dependerá mucho de la confianza que se ha venido estableciendo, aunque no específicamente entre los gobiernos, sino entre los sectores comerciales, punto que consideró “uno de los puntos más importantes”.

Asimismo, comentó que la ausencia de los gobiernos generó que los gremios, de lado y lado de la frontera, mejoraran sus líneas de comunicación, llegaran a acuerdos y ejercieran presión conjunta para que se abriera la frontera. Por lo tanto, esa confianza que han venido construyendo a partir de la dinámica del Gobierno “podría convertirse en un apalancador de la nueva relación que existiría entre Colombia y Venezuela“.

Si bien todos los sectores económicos se verían beneficiados con este panorama, Rodríguez hizo hincapié en la figura de los cambistas, teniendo en cuenta que la economía venezolana “ya está dolarizada” en la práctica. Eso implica que va a haber unas dinámicas de cambio que antes se hacían con el Gobierno, pero que ahora serán en dólares.

A su vez, agregó que los sectores productivos, sobre todo los que llevan mercancías en rubros alimenticios, van a ser muy importantes. “Esto implica no solamente dinamizar la región de Norte de Santander, sino incluso todo el sector de servicios, que se va a ver fuertemente fortalecido”, subrayó.

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Por su parte, el presidente del Centro de Estudios Agroalimentarios de Venezuela, Edison Arciniega, declaró a Forbes que, en términos económicos, la reapertura significa la formalización del intercambio transfronterizo.

El experto comentó que la cuarta parte de la disposición de alimentos venezolana proviene de Colombia, pero ingresa de forma irregular por la frontera, impidiendo a su vez que Venezuela pueda exportar con normalidad. Hoy en día, el fuerte principal del país vecino en el comercio internacional son los productos petroquímicos.

“Esto es una buena noticia para Venezuela, porque Colombia es, en este momento, el proveedor más seguro que pueda tener el país”, afirmó.

¿Cómo están las cosas en Venezuela?

Cada venezolano requiere, según el patrón histórico de consumo, 36 kilos de alimentos al mes para cubrir sus necesidades nutricionales. En este momento, Arciniega comentó que están disponibles 25, una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que el país venía de tener 13 en 2018, mostrando que Venezuela ha duplicado la disposición alimentaria en tres años.

Además, hay una brecha de requerimiento alimentario en torno a 40% que, mes a mes, va disminuyendo, lo que quiere decir que “ha habido un crecimiento en la capacidad adquisitiva de los venezolanos”.

Esto no se atribuye a la doble eliminación de los ceros en la moneda local, sino a una política que se empezó a aplicar en 2019, centrada en cuatro grandes componentes

El primero de ellos tiene que ver con la libre fijación de precios, que permitió reactivar las actividades comerciales de los alimentos y que impactó la capacidad de generación de ingresos de hasta 18% de los trabajadores, al ser uno de los negocios que mayor población absorbe.

El segundo ha sido la libre competencia entre productos nacionales y extranjeros. De acuerdo con Arciniega, Venezuela se transformó en una gran zona franca en la cual pueden entrar varios productos del exterior sin aranceles, incluyendo materias primas y productos terminados. Eso permitió someter a la industria a tener que competir con productos foráneos de buena calidad, así como a optimizar los precios.

El tercero es la paralización de las políticas punitivas por parte del estado, que dejó de controlar y supervisar los precios, mientras que el cuarto se centra en permitir la libre circulación del dólar en condiciones legales o paralegales.

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“Cuando se habla de reconversión monetaria, hay que esperar a ver si esto viene acompañado de políticas de reconstrucción de la moneda o de políticas de estructura fiscal”, afirmó.

Esto se da justo cuando el fantasma de la hiperinflación se viene remitiendo, situación que que de sostenerse, eliminaría el fenómeno a más tardar en el segundo semestre del año que viene.

Asimismo, Arciniega destacó que la economía venezolana “ya tocó fondo”, teniendo en cuenta que ha perdido cerca del 85% del PIB nacional. No obstante, consideró muy probable que el país cierre el año con 1% de crecimiento económico.

Dicha proyección se debe a que la contracción de la actividad económica privada se detuvo en 2021, lo que ha situado al país en una senda de recuperación en casi todos los sectores, especialmente en el sistema alimentario, que está en recuperación desde el año pasado.

Esto se podría llegar a consolidar en 2022 “siempre y cuando es se mantenga esa libertad económica que ha permitido la recuperación”, en palabras de Arciniega. Esto sería necesario en lo referente a sectores como servicios públicos, alimentos o sectores logísticos.

“Esa libre posibilidad de transmitir los costos y de competir generó rentabilidad, y es lo que explica el fin de la caída de la economía nacional”, aseveró.

Los riesgos

Pese al entusiasmo que ha suscitado el proyecto, este podría no concretarse, pues todo va a depender de cómo se manejan las cosas en el mediano y largo plazo. “Con el régimen venezolano siempre existe el riesgo de que, en alguna posición política después de las elecciones, traten de cerrar nuevamente“, señaló Rodríguez.

“Existe un alto riesgo de que, tanto el gobierno de Bogotá como el de Caracas decidan pegarle una patada a la mesa, sobre todo porque, discursivamente, ellos instrumentalizan esto, dado que tiene un valor electoral para los dos”, añadió.

Cabe resaltar que tanto Venezuela como Colombia tienen proceso electorales en el corto plazo. Mientras que el primero tiene elecciones regionales en noviembre, el segundo enfrenta los comicios para el Congreso en marzo y para la presidencia en mayo.

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Dicho lo anterior, Rodríguez puntualizó que se debe tener en cuenta que Norte de Santander es un departamento terriblemente resentido con el gobierno Duque por la forma en que manejó el cierre de frontera.

Con respecto al presidente Duque, el experto destacó que si discurso “empieza a meterle el palo a la rueda”, pues apunta a decir que quien ha ayudado a construir todo esto es el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, y lo que él llama la “resistencia democrática en Venezuela”, afirmación que no llega a ser cierta.

“La realidad es que esto ha sido una presión de la población civil, de los gobiernos y de los gremios locales desde hace más de dos años. De hecho muchos sectores de la oposición se negaban sistemáticamente a abrir la frontera, así como se oponen a la recuperación de la relación consular, pues consideran que cualquier reconocimiento que le de Colombia al régimen venezolano va en desmérito de ellos”, concluyó.