El avance de la variante Delta, junto a la posibilidad de que la cepa colombiana sea inmune a la protección de las vacunas, ha llevado a que el estado actual de la pandemia traiga más dudas que certezas. Para responderlas, el enviado especial para el Covid-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), David Nabarro, habló con Forbes. Estas son las proyecciones del hombre encargado de plantar cara al virus.

“Me vas a escuchar hablar mucho sobre riesgos y formas de atajarlos, pero también sobre cosas que no sé con certeza. De vez en cuando, soy consciente de que no estoy dando el servicio que los tomadores de decisiones quisieran, porque solo puedo decir ‘tal vez’, pero no les puedo asegurar lo que pasará”.

Así describe David Nabarro, enviado especial de la OMS para el Covid-19, su trabajo a lo largo de la pandemia. Si bien su nombre puede indicar raíces latinas, lo cierto es que nació en Londres hace 72 años, de los cuales ha dedicado 45 a la salud pública, particularmente al estudio de enfermedades infecciosas fuera de Europa.

Lea también: América Latina: una región que arde

Su expertise en el área le ha permitido compartir dos conclusiones clave: el virus “está aquí para quedarse”, pues no seremos capaces de deshacernos de él en un futuro inmediato. Al mismo tiempo, será inevitable que existan variantes capaces de escapar a la protección de las vacunas, por lo que dicho asunto “no se trata de si va a pasar, sino de cuándo sucederá”.

Experto en pandemias

No es la primera vez que Nabarro se enfrenta a una situación compleja derivada de una enfermedad. Cuando se unió a la OMS, en 1999, lo hizo como director del proyecto ‘Roll Back Malaria’, destinado a erradicar el virus. Durante seis años, hasta 2005, se desempeñó en temas como la evaluación de sistemas de salud y la creación del fondo mundial de la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

Para entonces, fue enviado a Nueva York como Coordinador Superior del Sistema de las Naciones Unidas, donde trabajó en eventuales pandemias, con énfasis en la influenza y gripe aviar. En el primer caso, estuvo especialmente involucrado en la atención del virus A-H1N1 entre 2009 y 2010. Cuatro años después, entre 2014 y 2015, se encargó de coordinar la respuesta al ébola en África Occidental.

Fue dicha experiencia la que le hizo relevante cuando empezó el Covid-19, pues fue invitado por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, a finales de enero de 2020, para convertirse en el enviado para la respuesta del virus a nivel global.

“Tedros se dio cuenta de que necesitaba colegas adicionales que pudieran apoyarlo, y hay cuatro cosas que se nos pide hacer como enviados especiales: ampliar las evaluaciones de la OMS, interpretarlas para las diferentes comunidades alrededor del mundo, acompañar a los tomadores de decisiones en su trabajo, y retroalimentar a la organización con lo que vemos y oímos”, comentó.

David Nabarro
Foto: Sebastián Montes / Forbes Colombia

Lea también: Criptomonedas, ¿la próxima gran crisis económica?

Su labor le ha llevado a afirmar que el virus está aquí para quedarse, por lo que consideró útil que la raza humana logre coexistir con él, en lugar de ponerse en una situación donde crea que puede erradicarse.

División social

Nabarro aclaró que coexistir con el virus no significa ser derrotado por él, aunque se debe tener en cuenta que la enfermedad está afectando principalmente a un perfil poblacional: la gente que vive del día a día, pues solo pueden quedarse en casa si están cubiertos financieramente para ello.

Este problema va derivado a la escasez de vacunas que enfrentan los países emergentes. Al respecto, Nabarro comentó que la actitud de naciones que se saturan de dosis para anticiparse a la aparición de nuevas variantes “es difícil de justificar en términos de salud pública, y es muy incómoda en términos éticos globales”.

“La etapa actual de la pandemia ha llevado a que la sociedad se divida entre los vacunados y no vacunados. La diferencia en los países desarrollados es que estos últimos son aquellos que no quieren inmunizarse, mientras que en las economías emergentes se debe a la falta de acceso”, añadió.

Con eso en mente, recalcó la necesidad de planear una respuesta a escala global, como se hizo para erradicar la viruela en diciembre de 1979, y así planear el uso de las vacunas disponibles en una forma más sistemática que reduzca el riesgo derivado de la aparición de nuevas variantes.

Choque político

“Es muy difícil para muchos políticos estar cómodos con los consejos que les damos, pues no les decimos qué hacer, sino que ofrecemos soluciones basados en nuestros acercamientos al riesgo”, señaló Nabarro. Estos choques se han hecho más evidentes cuando una vacuna aprobada por la OMS no es recibida por algunas naciones, o cuando un país aprueba un fármaco que no ha sido licenciado por la organización.

En el primer caso, si bien la OMS aprobó el uso de emergencia de los biológicos de Sinovac y Sinopharm producidos en China, estos no han sido aceptados por algunos estados miembros de la UE y del espacio Schengen. Ante esa situación, Nabarro recalcó que la institución “no puede forzar a un país a aceptar una vacuna”.

Lea también: ¿Qué esperar de la reapertura fronteriza entre Colombia y Venezuela?

Con respecto al segundo escenario, Nabarro destacó el caso de Cuba, nación con un largo historial de producción de “excelentes productos biológicos, incluyendo vacunas”. En este campo, subrayó que el país tiene más de una candidata que está siendo revisada extensivamente.

“Cuando una vacuna está siendo desarrollada, el productor tiene la responsabilidad de informar a la OMS sobre ella, para que podamos comprobar su eficacia y seguridad, así como investigar las instalaciones donde se está produciendo para otorgar un certificado de buenas prácticas. Lo demás se da en confidencialidad”, explicó.

Los choques políticos también se extienden a la preocupación de que no haya transparencia total en los contratos de compra de vacunas. Esto se debe a las constantes sospechas de que los fabricantes no siempre completan las órdenes negociadas a precios bajos por el mecanismo Covax, vendiendo finalmente a quien ofrece más. “Sin transparencia, esa sospecha seguirá ahí, porque hay muchos países que no han podido obtener lo que necesitan. La única solución tiene que ver con el compromiso de las empresas y los gobiernos para apoyar a Covax y dar una respuesta global justa, pero estamos lejos de ello”, apuntó.

Foto: Sebastián Montes / Forbes Colombia

Las proyecciones

“Si observamos el mundo entero, hay demasiada gente que no ha contraído el virus y que está desprotegida contra el mismo, lo que significa que aún hay muchas personas susceptibles de infectarse. Entre más contagios tengamos, es más probable que emerjan variantes del virus capaces de evadir las defensas que otorgan las vacunas o infecciones previas”, comentó Nabarro.

Esto quiere decir que seguirá habiendo picos de la enfermedad debido a la habilidad del virus de esparcirse con facilidad. Algunos de ellos pueden dar lugar a variantes que escapen a la protección de las vacunas, incluso en áreas con alta cobertura de vacunación. Dicha sospecha recae ahora en la variante Mu, identificada en Colombia, según confesó el experto durante la entrevista.

Con respecto a la variante Delta, Nabarro no solo vaticinó que será dominante en todo el mundo, sino que creará oportunidades para que emerjan variantes que se vuelvan preponderantes “solo por esa competencia de supervivencia”, factor que obliga a la institución a mantener los ojos abiertos en caso de un patrón inesperado.

En esa misma línea, explicó que la llegada de una variante capaz de evadir el efecto de las vacunas podría devolvernos a un punto de partida. Al respecto, reveló que la OMS tiene información sobre la aparición de posibles nuevas cepas desde hace seis meses. Actualmente, sus equipos están trabajando junto a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la ONU para prepararse ante dicha eventualidad.

“Tenemos una gran ventaja gracias a la ciencia y a que hemos aprendido mucho en los últimos 18 meses. Seremos más listos, y no creo que haya una catástrofe”

david nabarro, enviado de la OMS para el covid-19.

A pesar de dichos riesgos y a que la enfermedad puede no desaparecer, el directivo se mostró confiado en que el mundo “volverá a la normalidad en 2022”, aunque aclaró al equipo de Forbes que “solo puedo darle mi perspectiva personal”, pues el Covid cambiará aspectos clave de nuestras vidas para siempre.