El director de la OIT para América Latina, Vinicius Pinheiro, destacó que América Latina y el Caribe ha sido la región más golpeada del mundo por la pandemia en términos laborales.
A pesar de que el impacto de las vacunas contra el coronavirus se está expandiendo en los países de América Latina, aún hay incertidumbre sobre el impacto de nuevas variantes del virus, así como de la actitud positiva hacia el consumo de la población, que a su vez depende del panorama laboral.
Frente a ese tema, el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina, Vinicuis Pinheiro, aseguró que si bien la tendencia va hacia el alza, todavía no se sabe si 2021 o 2022 marcarán la recuperación del nivel de vida de 2019.
“Nosotros creemos que la recuperación completa estará para 2024 o 2025, sobre todo porque el dinamismo ha sido principalmente impulsado por el sector de commodities”, aseguró en entrevista con Forbes Colombia.
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La afirmación tiene sentido al observar las cifras de recuperación de empleo regional, y es que hasta 70% de los nuevos puestos laborales se han gestado en la informalidad, lo que ha traído un contexto de mucha incertidumbre sobre la recuperación. Esto no solo se debe a la persistencia de la pandemia, sino a la sostenibilidad de las tasas de crecimiento económico y su impacto en la generación de empleo.
“Lo que vemos es que el empleo sí se está recuperando, pero es insuficiente y de baja calidad. Ese es un problema endémico de la región y una preocupación central en el tipo de recuperación económica que se está produciendo, y tiene que ver más que todo con el sector de servicios, debido a los confinamientos”, agregó.
Bajo esta perspectiva, Pinheiro destacó que América Latina y el Caribe ha sido la región más golpeada del mundo por la pandemia. A su vez, el nivel de informalidad que enfrenta en la actualidad ha impedido la implementación de políticas efectivas para combatir la pandemia, por lo que calificó como un dato preocupante que, “cuando estamos saliendo de la pandemia, estamos repitiendo los errores anteriores”.
Contracción del nivel de actividad
Para 2020, la actividad laboral de la región se contrajo un 7%. Según el directivo, los sectores de productividad más elevada fueron los que tuvieron el impacto más duro, pero que se recuperó rapidamente, en especial por cuenta del boom de las commodities.
Un tema importante a analizar es que varios sectores que tuvieron sus cadenas productivas alteradas al inicio, tuvieron la oportunidad de reactivarse, como por ejemplo la ganadería y la agroindustria en general. Sin embargo, cabe resaltar que son sectores que tienen un potencial de generación de empleo muy limitado.
En el caso de Perú, donde 4% del empleo está en la ganadería y la agroindustria, gran parte de la recuperación económica está siendo dinamizada en sectores que son muy importantes en materia de productividad y generación de ingresos, pero que no tienen un impacto multiplicador y expansivo sobre el empleo.
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Pinheiro también se refirió a casos como el del petróleo y el café. Con respecto al primero, se habla de un sector con un nivel de productividad e ingreso bastante alto, así como una capacidad de multiplicación elevada en varios sectores de la economía. No obstante, todavía tiene unos impactos en el empleo bastante reducidos en lo comparado con el turismo, que siempre ha sido la fuerza motriz en términos laborales.
Por el lado del café, hay un impacto todavía más elevado porque hay cadenas productivas alrededor del producto que se ven impulsadas por las economías locales, beneficiando principalmente a las grandes haciendas y los exportadores, así como a las comunidades que están vinculadas a su producción.
No obstante, su impacto sigue siendo limitado, incluso cuando ha demostrado ser mucho mayor al del petróleo, por lo que Pinheiro resaltó que “todavía hay mucho espacio para regresar a los niveles anteriores a la pandemia“.
Desventaja de las mujeres
Este punto ha sido uno de los efectos más nefastos de la pandemia, en palabras de Pinheiro, sobre todo en empleos domésticos y sector de servicios. Cabe recordar que el 85% de labores en el primer caso son realizadas por mujeres, quienes perdieron más empleos que los hombres desde el inicio de la pandemia.
Con el teletrabajo, se suma el cierre de escuelas y la presencia de los hijos en casa, las mujeres han tenido una sobrecarga de trabajo en sus hogares, que impactó en las decisiones sobre los pasos a seguir cuando la crisis dio un respiro.
“En el momento de regresar al trabajo, las familias se dieron cuenta de que no era posible que las dos personas regresaran al trabajo, porque estaba de por medio el cuidado de los hijos y de los ancianos, que recayó en las mujeres, por lo que hubo una redistribución desigual del tiempo de trabajo doméstico. Esto es terrible desde el punto de vista de derechos humanos y laborales, pero también desde la productividad y la generación de conocimientos”, sostuvo.
Ante este escenario, consideró fundamental que haya un foco específico en temas de género para la redistribución laboral y la reconstrucción de las economías. Asimismo, manifestó que también se requiere ofrecer políticas de cuidado para que las mujeres puedan para participar en el mercado laboral.
Casos puntuales
Para Pinheiro, el desempleo en Colombia cuenta una historia muy limitada, porque lo que está pasando en en el país, así como en el resto de la región, fue una disminución de la población ocupada. “En las crisis aumenta el desempleo, pero la gente sigue buscando trabajo. Pero lo que pasó en este caso fue que la gente que perdió el empleo ya no está buscando, porque con todo cerrado no había oportunidades, y eso disminuyo la fuerza laboral”, complementó.
Pese a que el desempleo sigue alto, con una tasa de 12,3% según el último reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el directivo consideró que se está observando “una fotografía muy parcial”, pues lo más importante en Colombia es cuantas personas salieron del mercado laboral y cuantas tienen ganas de ingresar.
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Ahora que se reactivó la economía, destacó el caso de los jóvenes y las mujeres, quienes se espera ingresen de nuevo al mercado laboral, sobre todo ahora que el mensaje económico de la nación apunta a buscar trabajo.
“Si no lo encuentran, eso puede traducirse en insatisfacción social, lo que puede generar más inestabilidad, en especial en periodos de polarización como el que está dándose en Colombia. Lo que pasa en el mercado laboral puede está relacionado con lo que va a pasar en el plano político“, aseveró.
Con respecto a México, destacó que el nivel de recuperación del empleo con respecto a niveles prepandemia ha sido mucho más significativo que en los demás países de la región, aunque hasta 80% de dichos trabajos son informales. A su juicio, esto revela un problema de repetición de los “errores históricos” de la región, pues se está produciendo una estructura de empleo que se demostró “es poco efectiva y poco productiva”.
Bajo esta perspectiva, Pinheiro reconoció que “ahí están las bases de lo que podría ser el descontento social en México”. No obstante, aclaró que a esto se le están acumulando elementos más complejos, como la percepción que las personas tienen sobre la corrupción y la violencia.
El futuro de los jóvenes
De acuerdo con Pinheiro, la juventud ha pasado por problemas de “triple vía”, se resumieron en la transmisión de la pandemia, la crisis económica y la variabilidad del impacto en ciertos sectores.
Frente al primer escenario, el coronavirus convirtió a los jóvenes en lo que el directivo llamó ‘la generación del confinamiento’, pues son personas que tuvieron sus estudios de una manera atípica, y si bien algunos pudieron terminar de manera virtual, dicho mecanismo no fue efectivo para todos.
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El problema se traspasó a las pasantías, cuya capacidad para conectar a los jóvenes que están saliendo del sistema educativo se vio disminuida, pues en muchos casos fueron descontinuadas debido a la pandemia, anomalía que Pinheiro comparó con la explosión de un puente. “Entre más se demoren en hacer esa transición de la escuela al trabajo, más difícil es hacer este ingreso”, apuntó.
Por último, la tercera vía implicó que muchos sectores se vieran afectados por la crisis, mientras que otros se beneficiaron de la misma, como los de servicios.
“Estamos hablando de que esto puede generar una actitud pesimista con respecto a la calidad de trabajo que pueden conseguir, y que afecta su futuro. Estamos hablando de un trauma generacional que puede tener efectos sobre las tasas de participación hacia el futuro”, concluyó Pinheiro.