Alejandro Beltrán, country manager de Buda en Colombia, repasó con Forbes el recorrido de la plataforma de criptomonedas en el país.

A mediados de 2018 el panorama era completamente oscuro para la plataforma de criptomonedas Buda en Colombia. De la noche a la mañana, los bancos les bloquearon sus cuentas bancarias que soportaban la operación de la empresa, luego de que la Superintendencia Financiera emitiera varias circulares.

En aquellas notificaciones, el regulador aseguraba que las transacciones en plataformas de este tipo “se caracterizan por ser pseudoanónimas” y se pueden prestar para lavado de activos, financiación del terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva. No se esperaba menos de los bancos, que tienen un arsenal de protocolos precisamente para evitar estar en medio de una situación de este tipo.

“Había una estigmatización en el mercado”, recuerda el country manager de Buda en Colombia Alejandro Beltrán, a quien hasta las nacientes sociedades especializadas de depósitos y pagos electrónicos le cerraban las puertas. “No se estaban estableciendo prohibiciones de las criptomonedas, pero eso era lo que se estaba entendiendo”.

A tal punto, en Buda habían decidido dejar de operar en Colombia, pero la situación empezó a cambiar cuando el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos empezó a aceptar criptomonedas como activos de los bancos. Esto coincidió con una creciente adopción del Bitcoin a nivel institucional alrededor del mundo, lo que trajo cambios en el ambiente.

Ahora, Buda trabaja de la mano con el Banco de Bogotá en un piloto que está permitiendo a cerca de 5.000 clientes de la entidad transar operaciones con criptomonedas en el marco de la ‘legalidad’, como parte de la arenera de la Superintendencia Financiera, que este año autorizó a otros ocho proyectos pilotos como este.

“No pudo llegar en mejor momento”, apunta Beltrán, quien insistió hasta retomar con éxito sus relaciones bancarias y con una comisionista de bolsa. “Nosotros no queremos ser objeto de actividades ilícitas, queremos replicar los estándares que tienen los bancos para que en el marco del equilibrio que la industria financiera acepte a la industria digital”.

Buda fue fundada en Chile en 2015. Sabían que estaban anticipandose a una gran ola de criptomonedas. Lo que no percibían es que tan solo seis años después un país de América Latina, El Salvador, declarara el Bitcoin como una moneda de curso legal, al nivel del dólar.

Grupos colombianos como el Grupo Aval, Grupo Bancolombia y Davivienda dominan el sistema bancario de El Salvador, así que han tenido que entender bien de qué se trata el Bitcoin y las criptomonedas.

Junto a este optimismo para el ecosistema cripto, han surgido y llegado fuertes competidores como Binance, Bitso y Bitpoint, que también participan en los pilotos autorizados por la Superintendencia financiera.

“Hemos construido un conocimiento y una curva de aprendizaje de conocer los principales problemas y oportunidades que existen en el sistema financiero para ayudar a entrar en el mundo cripto”, cuenta Beltrán sobre su diferencial entre todas las opciones que existen. “Nosotros hemos crecido 25% más que la industria, con un camino recorrido en el que hemos generado mecanismos de respuesta a los problemas que han ido apareciendo”.

Buda dice haber transado más de US$1.500 millones en criptomonedas como Bitcoin, Bitcoin Cash, Ether, Litecoin y más recientemente  USD Coin (USDC), la stablecoin con mayor crecimiento y menor volatilidad del mercado cripto, que va a la par del precio del dólar. A futuro, prevén trabajar en una billetera digital 2.0 e introducir nuevas líneas de producto.