Las aspiraciones presidenciales de Anne Hidalgo vienen respaldadas por una larga administración en la capital francesa y una amplia popularidad. Para conocer su éxito, Forbes entrevistó a uno de sus asesores más cercanos, que nació en Tunja, Boyacá.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha estado al frente de la Ciudad Luz por siete años y medio. Su segundo periodo, que se hizo oficial a finales de junio de 2020, tuvo su foco principal en convertir a la capital francesa en “la ciudad de los 15 minutos”, que busca ofrecer servicios esenciales con una movilidad de bajas emisiones en un perímetro corto. Dicha idea, que le valió para mantenerse en su cargo con una amplia mayoría, tiene a un colombiano como su principal gestor.
“Mi función es dar una visión científica de la transformación de las ciudades para anticipar las mutaciones ligadas a los paradigmas de vida: cambio climático, nuevos modelos económicos e impacto social”, aseguró Carlos Moreno, que además de ser el creador de dicho concepto, es el enviado especial de la alcaldesa Hidalgo en lo referente a las smart cities, título que le permite representar a París en diferentes encuentros a nivel mundial.
Esa visión fue la que llevó a Hidalgo, actualmente en la carrera por la presidencia de Francia, a interesarse por la ciudad de los 15 minutos. Tanto así, que en febrero de 2020 realizó una conferencia de prensa conjunta con Moreno para convertir este concepto en una cuestión mundial.
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Para llegar a este punto, Moreno ha desarrollado una larga y exitosa carrera en Francia durante los últimos 40 años. A pesar de su estrecha vinculación con la alcaldesa, a quien conoce desde hace más de una década, confiesa al equipo de Forbes desde sus oficinas en París que su papel no es político, pues prefiere definirse como científico y académico; y los hechos lo avalan.
¿Cómo empezó?
Moreno entró a Francia como refugiado político a sus 20 años de edad, en diciembre de 1979, pues había formado parte de la guerrilla del M-19 en Colombia. A su llegada, comenzó a estudiar en la Universidad París-Sur, situada en el barrio parisino Orsay, donde se formó en temas relacionados con las matemáticas y las ciencias de la computación.
De hecho, las etapas iniciales de su trabajo le llevaron por el camino de la tecnología, campo en el que colaboró con un equipo pionero en robótica e inteligencia artificial en la Universidad de la Sorbona. Gracias a esa experiencia llegó al mundo de las ciudades, donde se desenvolvió en campos como la industria nuclear y la biotecnología.

Los avances que había desarrollado llamaron la atención de la industria nuclear en Francia entre 2002 y 2003. Para entonces, la empresa del Estado tenía dificultades para contratar científicos que trabajaran en actividades de seguridad nuclear, por lo que pidieron usar su tecnología, aunque debían hacerlo a través de una empresa. Por esa razón, fundó una compañía dentro de su laboratorio de la universidad llamada ‘Sinovia’.
Fue esa misma tecnología la que se usó para las ciudades, especialmente en temas como la gestión de crisis, el alumbrado público, así como la primera plataforma digital que permitía controlar infraestructuras técnicas. Tras seis rondas de inversión para levantar capital, vendió su compañía en 2010 a la empresa multinacional Engie Ineo, que a su vez lanzó una división mundial de soluciones digitales en las ciudades basada en el trabajo de Moreno.
Llegado a este punto, siendo uno de los pioneros de las smart cities, Moreno comprendió que “habíamos llegado al techo de vidrio”, donde la tecnología no era lo suficientemente poderosa como para resolver por sí sola problemas tan complejos como el cambio climático, la fragilidad de los recursos, la vida urbana, la creación de valor económico y el impacto social.
Nuevo paradigma
Hacia 2013, el académico creó el concepto de la human smart city, focalizando su interés en el impacto del cambio climático con respecto a las ciudades, pues estas son las principales generadoras de CO2, siendo responsables de hasta 70 % del total de emisiones a nivel global.
“El siglo XXI es el siglo de las ciudades, y comprender esto muestra que los eventos determinantes de este siglo, más allá del impacto de la tecnología y la revolución digital, son el cambio climático y la salud mundial pandémica, que están íntimamente ligados a ellas”, afirmó.
Frente a esos dos aspectos, fue tajante al aseverar que las ciudades son el problema y la solución. Curiosamente, ocho años antes de llegar a esa conclusión, dicha idea pasó por la cabeza del alcalde de Nueva York entre 2002 y 2013, Michael Bloomberg, quien impulsó la creación del Grupo de Liderazgo Climático, conocido como C40, en octubre de 2005. Con más de 100 ciudades de todo el mundo integradas entre sí, el propósito de esta plataforma es que se lean entre ellas de manera transnacional.
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Fue allí donde, según cuenta, conoció la potencia y la visión de la alcaldesa Hidalgo, que comprendió el vínculo estrecho entre el cambio climático y la actividad humana, que hace que las ciudades crezcan. “Vi su capacidad de visualizar esa gran encrucijada mundial, y me pareció extraordinario que una persona como ella tuviera esa capacidad de proponer una transformación en profundidad del modo de vida en París”, señaló.
No fue sino hasta 2015 cuando Moreno lanzó el concepto de la ciudad de los 15 minutos. Lo hizo durante la COP21, la primera reunión de Estados centrada en discutir las decisiones a tomar frente al cambio climático y que originó el conocido Acuerdo de París. Al respecto, la cuestión a resolver no se centraba en cómo disminuir los niveles de CO2 ni en medidas para hacer el transporte más limpio, pues la pregunta de fondo era por qué nos desplazamos tanto. Para el académico, el asunto no se trata de mejorar las emisiones, sino cuestionárselo de raíz.

“La idea se trata de crear una ciudad policéntrica en la que ofrecemos unos servicios que permiten disminuir esos desplazamientos. En ese momento, yo visualicé seis cosas fundamentales a satisfacer en materia de proximidad, que permiten disminuir la presión sobre las movilidades: trabajar lo más cerca posible a mi casa, hacer las compras en un circuito corto, acceder a la salud física y mental, acceder a educación y cultura, y descansar rodeado de biodiversidad. Yo los llamé las seis funciones sociales urbanas claves”, explicó.
Llegada de la pandemia
Moreno comenzó a estudiar el impacto del Covid-19 a finales de enero de 2020, destacando que sería la viralidad más grande del mundo moderno, que a su vez iba a cambiar profundamente la manera de vivir en el mundo, y cuya duración conllevaría un largo tiempo.
Al respecto, detalló que el último trimestre del año estará condicionado por dos conceptos que ya mencionó previamente: el cambio climático y la salud mundial pandémica.
En el primer caso, puntualizó que el mundo está muy atrasado frente a la meta fijada en los acuerdos de París, que preveían disminuir 45 % las emisiones de carbono, y así limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados en 2030. “Los estados no han cumplido, las políticas urbanas no han estado a la altura del desafío climático, el sector privado no ha tomado a pecho el impacto, y el agua nos está llegando al cuello”, apuntó.
Con respecto al segundo, sostuvo que el mundo está enfrentando una pandemia que no logra controlar, pero señaló que aquellos que podrán salir adelante en medio de los cambios derivados del Covid son aquellos que “les hagan frente a las dos cosas a la vez, con una política clara de sanidad que sea compatible con el cambio climático”.
“Por esa razón, esta visión que tuvimos con la alcaldesa se volvió mundial, y para este trimestre se ha convertido poco a poco en el turning point”, donde podemos pasar de un lado a otro. No es el fin del mundo, pero si no nos adaptamos, este será cada vez menos habitable, y será un lugar donde estas amenazas estarán cada vez más presentes”, concluyó.
¿Cómo aplicarlo en la región?
El C40 creó una fuerza de trabajo enfocada en la pandemia dirigida por el alcalde de Milán, Giuseppe Sala. Dicho grupo incluyó ciudades del mundo entero, entre las que estuvieron ciudades de América Latina como Buenos Aires, Santiago, Bogotá, Medellín, Sao Paulo, Río de Janeiro y Quito. De este trabajo, se adoptó el concepto de las ciudades de 15 minutos como visión de proximidad policéntrica y como hoja de ruta para tiempos de cambio climático y pandemia.
Para implementarlo en la región, Moreno aconsejó verlo como un marco conceptual o guía práctica sobre la necesidad de modificar nuestros modos de vida, pues el cambio climático que amenaza a América Latina hoy en día “ya está alterando nuestras maneras de vivir”.
“América Latina se caracterizó por ser un continente que se urbanizó en muy poco tiempo. Cuando yo salí de Colombia, había 30 % de zonas urbanas y 70 % rurales, pero 40 años después son 20 % rurales y 80 % urbanas. Así las cosas, Latinoamérica es el continente más urbanizado del mundo”, sentenció.
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El experto destacó que, más que una red de países, el continente se ha convertido en una red de ciudades que las ha llevado a competir entre ellas, incluso en un mismo país, sin que haya un contrapunto permanente. “El problema de América Latina es de gobierno y de política urbana, porque realmente les ha faltado lo esencial: el bien común”, dijo.
Para Moreno, los responsables de crear políticas nacionales o locales deben preguntarse si dejan que el cambio climático les tome más ventaja, o si mejoran la participación ciudadana, pues la ciudad de 15 minutos es, a su criterio, una puerta abierta hacia la transparencia, el policentrismo, y sobre todo, hacia la democracia.