La economía colombiana podría cerrar el año con un crecimiento de entre el 8% y el 10%. Un crecimiento idóneo para aplicar reformas en unas economías que, como las de Latam, precisan combatir numerosas fallas estructurales.

Si atendemos a las perspectivas económicas que se han ido publicando en las últimas semanas sobre la economía colombiana, lo que hemos podido observar es que, mientras el crecimiento de la economía mundial se alejaba del objetivo previsto, Colombia, lejos de revisarse su crecimiento a la baja como numerosas economías, prevé crecer más de lo esperado el presente ejercicio; un crecimiento que podría, en el mejor de los casos, rozar el 10%.

Los principales informes que se han ido publicando, nos muestran que la economía colombiana crece favorablemente. En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que la economía colombiana podría crecer este año a un ritmo cercano al 8%. Pese a que es un dato muy positivo, lo cierto es que se aleja del previsto por otras economías como Chile, la cual prevé crecer un 11% de acuerdo con el organismo.

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Sin embargo, otras previsiones, entre las que podemos destacar las de BBVA Research o las de Banrepública, nos dicen que este crecimiento previsto por el organismo multilateral sigue siendo un escenario posible, pero pesimista. Pues las citadas corporaciones bancarias, en sus estimaciones, han revisado al alza el crecimiento para este año, situando la tasa de crecimiento prevista para el caso de Colombia en el 9,2% y el 8,6%, respectivamente.

Teniendo en cuenta este crecimiento, de darse este escenario, la economía colombiana podría ser de las economías que más crezca en el presente ejercicio, situándose muy cerca de Perú, que prever crecer un 10%, así como de Chile, que sería la que lideraría la recuperación en la región. Y es que debemos subrayar este crecimiento, pues en las últimas semanas hay quien ya pronosticaba una estanflación que comenzaría por las economías desarrolladas y terminaría lastrando a estas economías emergentes.

Así, hablamos de un rebote que encuentra pocos precedentes en la historia. La naturaleza de esta crisis, muy distinta a la de otras, ha hecho que la recuperación, como consecuencia de ello, también sea distinta a la registrada tras otros periodos recesivos. Pues hablamos de que, de acuerdo con el propio FMI, pese a las divergencias y los claros descuelgues en la recuperación, lo cierto es que el 98% de las economías desarrolladas, y cerca del 96% de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, retomarán su nivel de producción previo a la pandemia antes de que finalice el ejercicio 2022.

Dicho de otra forma y pese a los numerosos riesgos que enfrenta la economía, que nos recuperamos es un hecho que nadie puede cuestionar.

Sin embargo, debemos saber que, como siempre debe señalarse cuando hablamos de economías en desarrollo, el nivel previo a la pandemia es el objetivo que hoy perseguimos. Sin embargo, esas ansias por alcanzar dicho objetivo preocupan por el hecho de que, cuando esta crisis pase, Colombia, así como multitud de economías de América Latina deben enfrentarse a numerosos problemas que estas economías enfrentan y, como siempre, siguen sin combatirse con las reformas pertinentes.

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Pese a que el objetivo es alcanzar el nivel previo a la pandemia de PIB, lo cierto es que este venía desacelerándose desde hace años. Mientras que estas economías emergentes crecían, antes de la crisis de 2008, a un ritmo medio cercano al 14%, desde entonces, estas se han desacelerado hasta situarse en un nivel de crecimiento medio cercano al 7%. Una desaceleración que amenaza a la convergencia y el desarrollo de estas economías, y que debe concienciarnos de que el Covid no es el fin de nuestros problemas.

En lo relativo al empleo, pese a que se espera que el 70% de las economías emergentes recupere el nivel de empleo previo a la pandemia, la realidad que muestran numerosas economías de América Latina es que, antes de la pandemia, muchas de estas economías presentaban niveles de informalidad económica desorbitados. Para que nos hagamos una idea, ciertas economías de América Latina cuentan con una población empleada en la informalidad laboral que asciende al 70% de la fuerza laboral en el país.

Pero si seguimos mirando indicadores, la caída que ha experimentado la inversión extranjera directa en las distintas economías de América Latina, la corrupción y la violencia, la migración irregular, así como numerosos fenómenos que siguen haciendo sufrir a estas economías, a la vez que limitan su potencial, deben ser combatidos, pese a que la pandemia, tarde o temprano, pase a la historia. Pues estos son los verdaderos retos que deben combatirse para una recuperación plena, pues de combatir los desequilibrios coyunturales y no los estructurales, hablamos de disfunciones que seguirán siempre presentes.

En resumen, este crecimiento que va a registrar la economía colombiana, y que le situará en niveles de producción y empleo previos a la pandemia, es muy beneficioso para impulsar y sacar reformas adelante que no solo recuperen la economía, sino que consoliden esa recuperación, corrigiendo problemas de paso que siguen impidiendo el desarrollo. Hablamos de una oportunidad única, por lo que trabajar en esas reformas debería ser una prioridad para todas esas economías de América Latina que hoy celebran el optimismo.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.