Con las condiciones actuales, a Colombia le tomarían al menos 35 años en conseguir la desigualdad promedio que los otros países miembro de la Ocde, según un informe del Banco Mundial.

21 millones de personas en Colombia están en pobreza monetaria y aunque el dato por sí solo ya es alarmante, compararnos con lo que pasa con otros países nos ubica como la segunda nación con mayor desigualdad de países de la Ocde y América Latina, después de Brasil. Pero, ¿qué se puede hacer?

Según planteó un informe del Banco Mundial, titulado ‘Hacia una sociedad equitativa en Colombia, adicional a los viejos problemas que tenía el país la pandemia empeoró el panorama de desigualdad en Colombia, que incluye las brechas de género, de ingresos, entre etnias, movilidad educativa y el impacto redistributivo del sistema fiscal, entre otros.

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De acuerdo con el informe, las desigualdades son particularmente agudas entre grupos de población específicos, en detrimento de las mujeres, personas que viven en zonas rurales, grupos indígenas, afrodescendientes y migrantes. Las tasas de pobreza son significativamente más altas en los hogares rurales, de migrantes, indígenas y afrodescendientes.

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Un ejemplo de esas desigualdades, describe el informe, es que “un colombiano
nacido en Chocó tiene cinco veces más probabilidades de nacer en la pobreza que uno nacido en Bogotá. De manera similar, una mujer en Colombia tiene 1,7 veces más probabilidades de estar desempleada que un hombre”.

El golpe de la pandemia

Si bien algunos indicadores de desigualdad venían en declive desde el 2018, como dice el reporte, la pandemia agudizó la situación y en 2020 3,5 millones de personas nuevas entraron a estar en condiciones de pobreza monetaria.

Eso mismo se vio, por ejemplo, en las brechas de género. Por el cierre de colegios y las afectaciones a sectores que contratan mayoritariamente a mujeres como los restaurantes, el comercio o la manufactura hicieron que en los momentos más complicados de la pandemia la tasa de desempleo para ellas tocara el 20% y se alejara más de la desocupación que registraban los hombres.

“La pandemia por el covid-19 ha amplificado aún más las disparidades existentes y amenaza con tener efectos negativos prolongados; pero este es solo uno de los muchos posibles choques extremos, incluidos los trastornos relacionados con el cambio climático, que podrían ampliar sustancialmente las brechas de desigualdad“, apunta el documento.

¿Otra reforma tributaria?

Parte del informe se dedica a hacer un diagnóstico de la situación de Colombia, pero también explorar qué posibilidades hay para mejorar las condiciones de la población y reducir esas brechas que tienen al país como de los más desiguales del mundo.

Entre lo grueso que propone el Banco Mundial está en que se encamine un sistema tributario mucho más progresivo del actual, es decir que más personas y empresas paguen más según sus ingresos. Asimismo, proponen que se revisen las transferencias monetarias para hacer una mejor focalización, para que sean más eficientes y tengan un mayor impacto.

Una de las medidas que llama la atención es ampliar la base gravable del impuesto de renta a personas naturales, una propuesta que estaba incluida en la reforma tributaria que fue retirada.

De acuerdo con el Banco Mundial, se ampliaría en el corto plazo a los dos deciles superiores de la distribución del ingreso para que, en el largo plazo, esto suba a la mitad superior del ingreso y así el país puede tener un aumento de sus ingresos y además puede reducir la pobreza.

Por otro lado plantean que se graven las pensiones de la misma manera en la que se cobren impuestos a las rentas laborales. “El uso de las mismas deducciones para los ingresos por pensiones aumentaría la recaudación en un 0,2% adicional del PIB”, dice el documento.

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Como ya lo había planteado la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios, el Banco Mundial dice que otra medida para reducir la desigualdad es ir elimnando de forma gradual buena parte de las exenciones del IVA.

“La reducción de la lista de bienes que están excluidos y exentos del IVA se podría hacer gradualmente mediante la imposición de una tasa que es inicialmente baja, y que se incrementaría con el tiempo para permitir que las cadenas de producción (especialmente para aquellos bienes que están excluidos) adapten los precios.
Una alternativa es establecer una tasa de IVA del 5% sobre los bienes que son consumidos casi en proporciones iguales por diferentes grupos de ingresos, y una tasa de IVA del 12% sobre aquellos que son consumidos en mayor proporción por personas de altos ingresos“.

Para el caso de las transferencias monetarias que existen actualmente, como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Colombia Mayor el Banco Mundial plantea que se revisen las posibles fugas de esos giros para redistribuir mejor esos recursos.

“Por ejemplo, si las transferencias fueran recibidas solo por personas con un ingreso
menor que la mediana, el gasto en Familias en Acción disminuiría en un 40% y el gasto en Jóvenes en Acción en un 58%. El monto total que podría redistribuirse a los beneficiarios ascendería al 0,15% del PIB“, plantean.

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