La desigualdad, la pobreza, son algunos de los retos estructurales que enfrenta Colombia y que, atendiendo a los indicadores del Banco Mundial, sitúan al país en una posición complicada: la segunda economía más desigual de América Latina.
Hace unos días comentábamos la situación que atraviesa la economía colombiana, así como el dinamismo con el que su economía recupera el PIB perdido como consecuencia de la pandemia.
En este sentido, las perspectivas son claras, pues la economía colombiana sigue recuperándose y cosechando grandes registros en las comprobaciones trimestrales del PIB. El crecimiento previsto por los organismos despierta el optimismo de una economía que hoy ya se consolidad como la tercera economía latinoamericana que más crece y que, por tanto, antes recuperará su nivel de PIB previo.
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Atendiendo al cuadro macroeconómico que ofrece el Gobierno, es decir, a sus previsiones, la economía se prevé que crezca este 2021 por encima del 7%, pese al impacto de la pandemia. Así, de acuerdo con el Gobierno, hablaríamos del mejor registro de crecimiento económico de este siglo en Colombia. Asimismo, atendiendo a las previsiones del Banco de la República, el equipo técnico del organismo emisor revisó su proyección para este año, situándola en el 9,8%, frente al 8,6% que mostraba previamente. Unas previsiones que han llevado al banco central, incluso, a relajar la política monetaria y subir la tasa de interés.
Y es que, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus previsiones de crecimiento del mes de octubre, situaba el crecimiento de la economía colombiana para este año cerca del 8%, a la vez que revisaba al alza las proyecciones para el siguiente periodo, el 2022. Y debemos señalar que hablamos de unas previsiones que, de cumplirse, situarían a Colombia como el tercer país con mayor crecimiento económico en Latinoamérica este año, solo por detrás de Chile y Perú. En otras palabras, Colombia, junto a Chile y Perú, lideraría la recuperación en la región, frente a otras economías más descolgadas.
Como vemos, el optimismo está más que justificado si hablamos de Colombia. Incluso podríamos decir que el pesimismo que vivían los partidarios de Duque por los efectos que podría ocasionar la pandemia en las urnas, hoy, ante estas previsiones que muestran la buena marcha de la economía colombiana, es menos pesimista. Pues el buen comportamiento de la economía, viéndose favorecido por unas materias primas al alza, acaban trasladándose a los indicadores de PIB, de empleo, entre otros. Atendiendo a este último y con relación a las cifras ofrecidas por el Gobierno, la economía colombiana se encontraría a solo medio millón de empleos de alcanzar el nivel de empleo prepandemia.
Pero hace una semana, precisamente, comentaba la necesidad de aprovechar este optimismo que hoy vemos en los indicadores para impulsar reformas estructurales que precisa la economía colombiana y que, pese a la pandemia, son el verdadero reto que combatir. Pues, entre otras cosas, la desigualdad y la pobreza, así como otras debilidades estructurales que presenta esta economía, deben ser corregidas si queremos hablar de crecimiento y de desarrollo. Pues de poco sirve estar hablando de recuperar el empleo si cerca del 50% de la población en edad de trabajar en el país se encuentra empleado en la economía informal, sufriendo los efectos de la informalidad laboral.
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En este sentido, hablamos de estos problemas por un reciente estudio que ha publicado el Banco Mundial, y que resalta un problema que adolece la economía colombiana y que no debería quedar oculto por estos buenos resultados. Un estudio que sitúa a la economía colombiana como la segunda economía que más desigualdad económica presenta de las economías de América Latina. Y es que, pese a recuperarnos de la pandemia que hoy nos azota, hablamos de un problema que llevan sufriendo ya diversas generaciones, y que, de no solventarse, seguirán sufriendo unas cuantas más más.
Pues, con datos, hablamos de que el nivel de desigualdad en Colombia, tomando en consideración para su medición el coeficiente de Gini (0,53), fue el más alto de los países de la Ocde, y además, también es el segundo más alto de la región, siendo superado únicamente por Brasil.
Además, pese a que hablamos de un problema estructural en el país, el cual ya estaba presente antes de la llegada de la crisis del covid-19, no podemos decir que la pandemia no ha afectado, pues el impacto de esta crisis ha aumentado aún más la desigualdad, empujando el coeficiente de Gini hasta situarse en 0,54 durante el ejercicio 2020. O lo que, traduciendo, equivale a 3,6 millones de personas que hoy, se suman a la situación de pobreza que ya vivían unos cuantos millones más.
Además, atendiendo a este informe, las cifras nos muestran que Colombia tiene una de las tasas de persistencia de desigualdad más altas entre una generación y la siguiente. Teniendo en cuenta que el Banco Mundial estima que a Colombia le llevaría al menos tres décadas y media alcanzar el nivel promedio de desigualdad de los países de la Ocde, esta persistencia y la moderación que viven las economías de América Latina desde la Gran Recesión de 2008 amenaza a una convergencia que presenta cada día más escollos. Pues podemos seguir hablando de la recuperación o el rebote, pero el Covid, como he dicho en otras ocasiones, no es el único reto que enfrenta Colombia.
Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.
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