La campaña navideña es la mera muestra de cuan importante es la oferta en la función “oferta-demanda”. El desabastecimiento podría acabar con una campaña muy beneficiosa para la economía.

Llega el mes de noviembre y la ciudadanía comienza a prepararse para una campaña comercial que, atendiendo a los principales indicadores económicos, se muestra como la campaña más intensa del año.

La llegada del Cyber Monday, el Black Friday, el día sin IVA y las fiestas de Navidad en casi todo el planeta, como cada año, equivale a un impulso en el consumo que, atendiendo a la situación económica, resulta muy beneficioso para las familias, las empresas y, en general, la economía. Como cada fin de año, la Navidad vuelve a ser ese “oasis de paz” en el que los principales indicadores macroeconómicos salen reforzados por todo lo que estas fiestas son capaces de generar.

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Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando, podemos apoyarnos en una serie de datos que muestran o ejemplifican muy bien esto que comentamos. En este sentido, en países como España, la campaña navideña supuso un consumo estimado en 11.000 millones de euros en 2019. Así, hablamos de un equivalente al 1% del PIB en tan solo un mes.

Debido a ello, el empleo creado durante dicho año en esta economía se cifró en el medio millón de empleados; cifra similar al registrado en otras economías. Por otro lado, de acuerdo con un estudio realizado por Kantar media, en países como México, los consumidores aumentaron aproximadamente su consumo en casi un 13.7% únicamente para los regalos navideños, con un gasto por habitante superior a los 5.000 pesos.

En otras palabras, los datos que vemos para España o para México muestran lo que representan estas fiestas para el consumo, para el empleo, así como para la economía en general. Pues hablamos de una campaña a la que ni el Coronavirus pudo frenar en su totalidad. Dicho de otra forma, pese a la pandemia y las limitaciones que se encontraban presentes el pasado año, Chile, por ejemplo, vio como la contratación crecía aproximadamente un 25% durante el pasado ejercicio.

De la misma forma y pese a la presencia de la pandemia, únicamente el Black Friday en México el pasado año generó cerca de 200.000 empleos formales. Dicho de otra forma, en resumen, podríamos decir que la Navidad es ese momento del año en el que todos los consumidores salen a las calles a hacer lo que mejor le sienta al PIB y al crecimiento económico: consumir.

Por tanto, si tenemos en cuenta que nos estamos recuperando de una caída que no encuentra precedentes, si tenemos en cuenta que necesitamos impulsar el PIB y dinamizar el consumo, si tenemos en cuenta las condiciones en las que se encuentran las principales economías en el planeta, hablamos de una temporada navideña que viene “como anillo al dedo” para estos países.

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El consumo que prevén registrar los comercios, el empleo que prevén crear debido a esto, así como el círculo virtuoso que genera esta situación, deja una “foto finish” de los indicadores a cierre de año que llama al optimismo; especialmente, después de un año fatídico para la economía y, en última instancia, para la ciudadanía.

Ahora bien, si nos paramos a analizar esta primera parte del artículo, en todo momento nos hemos estado refiriendo a la demanda. La Navidad, el consumo que esta despierta, sumado al que proviene de otros festejos, hace referencia a la demanda, pero en ningún momento hemos hablado de la oferta. Y es que debemos saber que esta crisis, a diferencia de la anterior, se deriva de un shock de oferta y no de uno de demanda.

En otras palabras, la gente quiere consumir, pero no puede hacerlo. Después de dos años paralizados y tirando de stock, el auge que ha vivido la demanda y el poco acompañamiento de la oferta ha acabado generando crisis y desacoples en la economía que, pese a que se dan las condiciones para que así sea, podrían dañar este deseado cierre de año.

Como sabemos, estos desacoples han derivado en un desabastecimiento que no solo está reduciendo el poder adquisitivo de la población en tanto en cuanto crece la inflación, sino que, de la misma forma, deja a los consumidores en una situación de desabastecimiento, en la que adquirir determinados bienes se convierte en una “misión imposible”. Solo comprar un coche podría llevarnos 1 año y 8 meses de espera en Europa, la cuna del automóvil. También podría servirnos de ejemplo la consola de Sony, PlayStation 5, que, después de estar dos años en el mercado, sigue sin ofrecer casi existencias frente a la cantidad de reservas que hay.

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Estos dos sencillos ejemplos podrían servirnos para hacernos una idea de cómo una temporada navideña que podría ser un boom económico a final de año, puede convertirse en una terrible pesadilla. Una pesadilla en la que, como ocurre en la película “El regalo prometido” protagonizada por Arnold Schwarzenegger, veamos a padres en todo el mundo luchando por conseguir los regalos de Navidad. Y es que, pese a que hablamos de unas fechas mágicas, incluso para la economía, nuevos problemas dificultan una situación que cada día preocupa más a los expertos y a los gobernantes.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.