Freddy Vega, CEO de Platzi, detalló a Forbes el futuro de la plataforma, que tras atender a más de 3 millones de estudiantes, quiere fortalecer su oferta a empresas y gobiernos.

Platzi, la plataforma de educación en línea que ofrece una variedad de cursos que van desde desarrollo de software hasta habilidades blandas, ha captado US$62 millones en una ronda de inversión en Serie B, que multiplica por 10 el capital que obtuvo en su última ronda de inversión dos años atrás.

“Queremos expandir nuestro alcance en empresas y gobiernos”, dijo en entrevista con Forbes el cofundador y CEO de Platzi Freddy Vega, quien expone que así mismo ampliarán sus esfuerzos en el mercado brasilero, donde meses atrás habían puesto en marcha un piloto. “Hemos adquirido una fuerza grande en el mundo hispano, queremos hacer lo mismo en portugués”.

Haber atendido más de 3 millones de estudiantes hace a Platzi, de lejos, la mayor plataforma de aprendizaje virtual que se haya fundado en la América Latina hispanohablante.

Eso hace atractiva la compañía, cuya valuación no fue revelada, para esta inyección de capital, que ha sido liderada por Prosus, con aportes de inversionistas previos como Foundation Capital, Y Combinator y 500 Startups, junto con nuevos como FJ Labs, FundersClub, Hans Tung de GGV y Darian Shirazi de Gradient.

Aunque la educación en línea podría ser un mercado de US$3.000 millones hacia 2023 en América Latina, según un reporte de Research and Markets, a Platzi la miden también por su impacto en el mercado laboral.

Vega, colombiano y su cofundador guatemalteco Christian Van Der Henst, decidieron hacer una fusión esfuerzos de iniciativas tecnológicas que venían trabajando independientemente desde principios de este siglo, que en 2014 se formalizó como Platzi.

Desde entonces, América Latina ha visto emerger simultáneamente a otras firmas como Crehana y Henry, al tiempo que compañías globales como Coursera buscan ganarse espacio en el mundo hispano.

“Lo que hemos construido nosotros es un enfoque muy extremo en resultados, no todas las empresas están concentradas en medir resultados. En promedio, después de estudiar 12 meses nuestros estudiantes triplican su salario y algunos lo multiplican por 10”, comenta Vega.

La de Prosus es la primera de la firma en una plataforma de educación de Latinoamérica. Desde 2016, solo en formación profesional, ha creado un portafolio relevante que incluye a Stack Overflow, Skillsoft, Udemy, GoodHabitz y Codecademy.

“Existe un amplio déficit de profesionales enfocados en tecnología en la región, a pesar de la gran necesidad que tienen las compañías por incrementar el personal técnico de cara a la próxima década”, anotó en un pronunciamiento escrito Denis Pradeira, quien se encarga de las inversiones de Prosus en América Latina. “Las instituciones de educación tradicional no cuentan con las herramientas para atender esta demanda por estudiantes y empleados en tecnología, y Platzi está llenando este vacío en el mercado”.

Platzi estima que el 90% de las startups en América Latina que han recibido inversiones de al menos US$1 millón, tienen en sus equipos a estudiantes de la plataforma.

La empresa, que da libertad a sus más de 200 empleados de trabajar remotamente y que cuenta con oficinas en Ciudad de México (México), Bogotá (Colombia) y San Francisco (Estados Unidos), también se ha aliado con gobiernos para formar talento y ha desarrollado iniciativas en beneficio de poblaciones migrantes. Una de las alianzas más grandes es la que tienen en El Salvador, donde los computadores que entrega el Gobierno a jóvenes de las escuelas públicas incluyen cursos de Platzi y donde han entregado 1.000 becas adicionales.

“Hace algunos años lanzamos becas para 3.000 venezolanos y para 2.000 madres de familia. Cuando medimos el impacto de esas iniciativas, nos dimos cuenta que el 50% había conseguido un empleo que les paga remotamente en dólares”, expresa el Vega. “Esas son historias impresionantes, gente que creció en la pobreza extrema, tiene un trabajo en la industria de tecnología. Cuando una persona sale de la pobreza no sale sola, se lleva también a su familia”.

A propósito, Vega considera que la industria en América Latina “tiene una deuda con la gente venezolana”, a quienes describe como “un poder secreto”, ya que se han convertido en una de las bases más grandes de talento en las compañías desde quienes están construyendo infraestructura hasta quienes reparten domicilios con aplicaciones móviles.

Según la Organización Internacional del Trabajo, en América Latina hay 28 millones de personas que trabajan pero no ganan lo suficiente pero no ganan lo suficiente para mantenerse junto a sus familias por encima de la línea de la pobreza, pero con la gran demanda que existe, cuando obtienen un trabajo en la industria tecnológica les cambia la vida, porque los salarios son superiores a los de las demás industrias.

“El problema es que es difícil escalar porque se necesita pagar a muchos profesores y las carreras de 5 años es algo que viene desde el imperio inglés”, cuenta Vega. “Ahora tenemos plataformas, comunidades y ecosistemas que hacen las cosas más interesantes y que entregan la posibilidad de aprender habilidades en menos tiempo”.

Es precisamente por ese impacto, que además de contratar personal para desarrollo de producto, creación de contenido y ventas, Platzi considera en a futuro introducir “capas de planes” que permitan llegar a gente rezagada y “encontrar formas de financiar estudiantes”.

Con su oferta de desarrollo web, programación, marketing digital, inglés, criptomonedas, habilidades blandas, Platzi también está conquistando las empresas que quieren entrenar permanente a sus empleados, ubicándose como una de las opciones preferidas de los bancos de América Latina.

“Tenemos una oportunidad para hacer un cambio cultural, con una cultura corporativa superior a las que tienen las empresas hoy”, sostiene Vega. “Hoy los clientes son más grandes que las corporaciones. Las empresas son conscientes que el mercado es diverso que si la empresa no es diversa, no pueden atender a un mercado diverso, eso no lo hacen solo por sentido social, saben que con eso hacen plata”.

Vega ve el futuro de la educación en la realidad virtual y la realidad aumentada.

“Pasaremos del tablero virtual a los metaversos, los estudiantes podrían estar flotando en un agujero negro desarrollando un holograma”, apunta.