La economía colombiana se recupera y las previsiones son optimistas. Sin embargo, la nueva variante, en un escenario de elevada inflación, podría complicar el final de año a unos mandatarios muy indecisos.

Si atendemos a las principales previsiones económicas, la economía colombiana es, por detrás de Chile, la economía de América Latina que más crecerá este 2021. Los principales informes que se han ido publicando nos muestran que la economía colombiana crece favorablemente y que se recupera. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los pronósticos resaltan que la economía colombiana podría crecer este año a un ritmo cercano al 8%.

Pero al igual que el FMI, otras entidades como BBVA Research o Banrepública también han ofrecido optimismo. Observando las previsiones que ofrecen las citadas corporaciones bancarias, vemos que estas se han revisado al alza, situándose la tasa de crecimiento prevista para este año en el 9,2% y el 8,6%, respectivamente. Por lo que hablamos de unas previsiones que invitan a confiar en una economía que, para mayor inri, también se posiciona como la economía de América Latina que más prevé crecer el próximo ejercicio.

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Y es que la economía colombiana, como decía, crece a buen ritmo y ya parece que ve la luz al final del túnel, pero cabe señalar que la excepcional incertidumbre a la que hemos estado sometidos todos estos meses, hoy sigue más presente que nunca. Pues una nueva variante del virus, menos mortal pero más contagiosa, comienza a extenderse por todo el planeta. Lo que sitúa a economías como Colombia en una situación muy complicada, teniendo en cuenta su contexto y sus debilidades.

Como decimos, una nueva variante del virus, la Omicron, está poniendo patas arriba todo el planeta. Así, pese a que hablamos de una variante menos peligrosa, no podemos decir lo mismo en lo relativo a su tasa de contagio. Pues hasta la fecha, esta nueva variante ya se encuentra presente en más de 65 países, amenazando a estas economías con nuevas restricciones que podrían venir motivadas por una nueva oleada. Una nueva oleada que, dicho sea de paso, afectaría principalmente a aquellas economías menos capaces e inmunizadas; incluyendo claramente a Colombia en este selectivo.

Por esta razón, pese a que las previsiones son optimistas, debemos ser muy cautos en el análisis.

Pues la economía, como decíamos, se recupera y parece que crecerá a un ritmo muy superior al que mostrarán otras economías, pero la economía colombiana, como otras economías en el mundo, también esta sufriendo problemas que, como la inflación, generan situaciones muy desfavorables y que son muy complicadas de gestionar. Pues debemos saber que aquellas políticas que aplicamos para combatir la inflación, de la misma manera, desaceleran una economía que precisa crecer para salir del atolladero en el que se encontraban inmersas, todas, el pasado ejercicio.

Observando los datos, vemos que la inflación en Colombia aumentó a más del doble de lo esperado en noviembre, situando el indicador en un 5,2% en el acumulado de los últimos 12 meses, muy lejos de la meta de 3% del Banco Central colombiano. Para combatir esta situación, el Banco Central de Colombia prevé subir la tasa al 3% en la última reunión del año. De esta manera, incrementando su tasa de interés en 50 puntos base. Una política acertada en un escenario en el que la inflación prevé persistir más de lo esperado y lo previsto por organismos y analistas.

Sin embargo, recordemos lo dicho sobre estas políticas y sobre cómo restan dinamismo al crecimiento. Pues una retirada de estímulos como la que estamos viendo, atendiendo a las previsiones actuales, podría frenar el crecimiento de una inflación que se sitúa en máximos, pero una retirada muy precipitada, teniendo en cuenta la presencia de esta nueva variante y las debilidades que podrían llevar a Colombia a nuevos cierres y paralizaciones, podrían frenar en seco una economía a la que, posteriormente, le costaría mucho volver a remontar el vuelo.

Pues muchos son los economistas y mandatarios que solicitan una normalización de la política monetaria, pero cuando todos descontaban el inicio de un tapering global para frenar la inflación, una nueva variante aparece para complicar más el camino a estos mandatarios. Pues es preciso, como decíamos, combatir la inflación, pero una retirada de estímulos, de darse nuevos confinamientos y tener que volver a paralizar la economía, podría toparse con una paralización de la actividad económica que tumbaría dicho crecimiento y que podría llevar al país hacia un estancamiento severo.

Por esta razón y como hemos dicho en otras ocasiones en esta columna, el contexto nos dice que debemos ser muy cautos y estar atentos, pese a que las previsiones sean optimistas y la recuperación avance favorablemente. Además, los Gobiernos y los bancos centrales en muchos países del mundo deben comenzar a entender que la política monetaria no es la única herramienta indispensable en estos momentos, pues ante esta nueva amenaza, acelerar el proceso de vacunación y seguir inmunizando a la población podría ser más determinante incluso.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.