Las relaciones son la base que genera cambios en la sociedad. Pero los líderes tienen una tarea alrededor del fortalecimiento de estas. ¿Cuál es el camino?
Con los inicios de año es normal hacer un balance, pensar en lo que hemos logrado y hacer una lista lo que queremos conquistar en el futuro. Como todo nuevo comienzo, nos hace reflexionar. Por eso, quiero compartir con ustedes algunos pensamientos, preparándome para un 2022 que llega con la promesa de renovados desafíos en el ámbito de los negocios.
Transformación digital a ritmo acelerado
La transformación digital ya era una realidad, pero vimos que la pandemia aceleraba este movimiento. Algunas necesidades han ganado nuevos terrenos, ya sea en la forma en que trabajamos, aprendemos o nos conectamos. Empezamos a vivir en un escenario híbrido, que conecta el mundo físico y digital, con nuevas demandas de los consumidores y los empleados que han dado como resultado nuevas experiencias con marcas y empresas.
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Con eso, llegaron los ajustes de prioridades y las acciones que cobraron protagonismo en las compañías: desde la revisión de los procesos logísticos y de la cadena de suministro para responder al consumo en línea, pasando por la hiperpersonalización de productos y servicios, hasta la adaptación al trabajo remoto, vimos que el mundo se vuelve más conectado e hipercolaborativo.
Hacer frente al ritmo del cambio es fundamental para seguir buscando la diferenciación, crear valor y cumplir con las expectativas del mercado.
La tecnología como catalizador de los negocios
Como parte de la transformación digital, hemos visto una mayor adopción de nuevas tecnologías. Ya sea por la preocupación por la seguridad y protección frente a los ataques cibernéticos, la resiliencia de las operaciones, el cumplimiento de la normativa, ser más sostenibles o generar innovación, la tecnología ganó terreno como impulsor de negocios. Aplicado entre bambalinas o en primera línea, se ha convertido en un aliado esencial para empresas de todos los tamaños e industrias, que han aprovechado sus beneficios para operar de manera más eficiente e innovadora.
En este escenario, la computación en la nube se convirtió en algo fundamental para garantizar que las empresas y las personas pudieran operar desde cualquier lugar. Al mismo tiempo, la inteligencia artificial ha ayudado a las empresas a transformar servicios y crear nuevas experiencias para clientes, ciudadanos y empleados. En América Latina, el 43 % de los profesionales de TI de la región informan que su empresa aumentó el uso durante la situación de la pandemia de Covid-19.
Esto se puede sumar a otros elementos como la automatización, las estadísticas avanzadas, 5G e IoT, que contribuyeron a la infraestructura de TI y los procesos comerciales de las empresas que enfrentan los desafíos de la nueva realidad.
Por mucho que gran parte de estas tecnologías ya estén incorporadas en las actividades cotidianas de profesionales y consumidores, como líderes es necesario supervisar de cerca sus impactos y el valor que pueden aportar su aplicación a los negocios para que las empresas sea más competitivas frente a los cambios que siguen surgiendo.
Conexión con el presente y el futuro
Dentro de todo esto, para mí, hay un elemento que es clave: la conexión. Conexión entre marcas y consumidores, entre empresas, entre personas. Vimos la expansión de los ecosistemas. Las alianzas y las redes de trabajo nunca fueron tan amplias, y lograron un alcance global, acercando a diversas partes.
Este trabajo conjunto y colaborativo ha fortalecido los negocios, pero también ha requerido una nueva mentalidad por parte de los equipos de liderazgo. El papel y la responsabilidad de las empresas es promover la diversidad y la inclusión para permitir que cada persona desarrolle su potencial. Basta con pensar en los impactos de sus acciones, para que la sostenibilidad sea una parte central de la estrategia; anteponiendo la confianza y la ética para cuidar las relaciones que se establecen; cuidar el bienestar de las personas de manera amplia; y asegurar que la educación continua sea una prioridad para mejorar las habilidades necesarias para el futuro.
Solo una cultura organizacional que vea y dé un espacio a estos elementos, guiada por un equipo de liderazgo de impacto, con una clara visión de los objetivos para definir el enfoque de acción, dispuesta a evaluar y asumir riesgos, podrá emprender reflexiones cuyo resultado sean relaciones saludables y promisorias.
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Tomo lo aprendido como una experiencia vivida para aportar una nueva mirada a algunas preguntas clave: como líderes, ¿cuál es el objetivo que nos mueve más lejos y qué estamos haciendo para brindar mejores relaciones que generen los cambios positivos que queremos ver en la sociedad?
El futuro lo creará el ser humano, y la tecnología será quien lo haga posible. La conexión entre personas y máquinas, bajo una mirada atenta y cuidadosa a las relaciones que establecemos, permitirá explorar lo mejor de cada una, rumbo a un futuro más exitoso para todos.
Por: Tonny Martins*
*El autor es gerente General de IBM Latinoamérica.